"No hay nada imposible bajo el sol. Pues todo lo que parece imposible solo está esperando ser realizado."
Cuando los hermanos Wright le dijeron al mundo que querían construir un transporte que permitiera viajar por el aire, la gente les dijo que nunca lo lograrían. Años después, cuando Amelia Earhart quiso volar en un avión y ser la primera mujer piloto en cruzar el océano Atlántico, la gente pensó que estaba loca. Cuando George Lucas llevó su primera película de La guerra de las galaxias a FOX, los directores del estudio estaban seguros de que sería un desastre en taquilla, por eso le dieron el menor apoyo posible. A todos ellos les dijeron: “No podrás lograrlo”, en algún momento de su viaje. Sin embargo, ellos continuaron, sin dejarse intimidar por lo que otros percibían como un fracaso o una derrota.
En la porción de Sheminí de esta semana, finalmente llegamos al lugar en el que se despierta el Tabernáculo. Si recuerdas, las dos porciones pasadas trataban sobre cómo este sagrado santuario debía ser construido, los sacrificios que debían realizarse allí y otras cosas más. Ahora, las paredes están firmes, los sacrificios están preparados y la estructura está lista. Aharón, el Sumo Sacerdote, llega para realizar la iniciación, pero la energía no se revela. La Luz no desciende. La estructura no es despertada.
Inmediatamente, Aharón acepta la responsabilidad. Después de todo, fue él quien permitió la creación del Becerro de Oro. Aharón afirma que es su culpa que la Luz no llegue, y comienza a dudar si él está realmente destinado a ser el Sumo Sacerdote. Moshé consuela e inspira a Aharón. Juntos, deciden esforzarse más. Oran juntos. Lloran juntos. Se arrodillan con humildad. Y en ese momento, la Luz desciende y el Tabernáculo se convierte en una fuerza viva, un faro de Luz que les permitirá a los israelitas conectarse con Dios.
"La perseverancia es una de las cualidades espirituales más grandes."
Hay muchas lecciones que aprender de esta historia, pero una de las más simples es quizá también la más poderosa: no te rindas. Solo porque parezca que algo no esté ocurriendo en este momento no significa que no ocurrirá nunca. Cuando haces todo lo que se supone que debes hacer y, aun así, no triunfas, inténtalo de nuevo. Esfuérzate un poco más. Lucha un poco más. Esta tenacidad de espíritu es tanto la esencia de esta historia como la energía de la semana. Hay una fuerza que existe a nuestro alrededor en este momento que nos pondrá a prueba, nos motivará a enfrentar los desafíos que a menudo nos parecen imposibles.
No es coincidencia que esto suceda justo una semana después de Pésaj. ¿Cuántos de nosotros tenemos grandes planes para la nueva y mejorada versión de nosotros mismos después de semejante festividad? ¿Cuántos de nosotros no logramos cumplir con esa expectativa inmediatamente? No te rindas. No te des por vencido. Levántate de nuevo y continúa. Nunca sabrás de qué eres capaz si no lo sigues intentando.
Los antiguos kabbalistas entendieron la importancia de esta fortaleza. De hecho, hay una línea en la oración Aná Bejóaj específicamente para la resistencia espiritual. Esto es debido a que la perseverancia es una de las cualidades espirituales más grandes. Es lo que nos ayuda a superar las pruebas y nos permite continuar alcanzando el potencial de nuestra alma.
Desde inventores revolucionarios hasta escritores famosos, todos los que tienen una gran historia de éxito tienen algo en común. Conocían una verdad espiritual muy profunda: no son las grandes ideas ni el gran talento lo que nos da éxito, sino la perseverancia.