Escoger enfocarnos en lo positivo puede mejorar en gran medida nuestro humor y nuestra interacción con los demás. Esto puede transformar un día terrible en uno extraordinario y puede cambiar las malas noticias por oportunidades para el crecimiento. Asimismo, las investigaciones muestran que lo anterior también puede acelerar la sanación física del cuerpo. Las enseñanzas del Centro de Kabbalah apoyan estos estudios, demostrando que la ciencia y la espiritualidad pueden complementarse una a otra de manera significativa.
Una investigación canadiense que se extendió durante 30 años vinculó la actitud de un paciente con la velocidad (o lentitud) de su recuperación. Los pacientes que confiaban en que se sanarían rápidamente, generalmente lo hacían. Aquellos que sentían duda o temor con relación al tratamiento y el proceso de recuperación, tardaban más tiempo en sanar. Estos resultados sugieren que la positividad es una herramienta poderosa para mejorar y mantener la salud y el bienestar.
Debemos recordar que una enfermedad no inicia cuando se comienza a sentir dolor. El origen de un padecimiento es casi imperceptible. Al igual que una semilla sembrada en la tierra, ocurren muchas cosas antes de que los síntomas comiencen a notarse. Para el momento en el que sentimos dolor, incomodidad o la sensación característica de que algo no está bien, es tiempo de tomar acciones hacia la recuperación. Al hacer de la positividad una prioridad, podemos ayudar a que comience el proceso de sanación incluso antes de que estemos conscientes de que algo anda mal o, en el mejor de los casos, prevenir por completo la enfermedad.
No hay duda de que existen muchos padecimientos que requieren atención médica para mostrar mejoría. Por ejemplo: cuando nos fracturamos un hueso, necesitamos a un doctor para que lo coloque en su lugar y lo envuelva en un yeso para que pueda sanar de manera apropiada. Sin embargo, no somos espectadores inactivos en el proceso. No es el doctor quien sana tu fractura, tú te estás sanando a ti mismo. Modificar nuestra actitud puede ayudar a que la recuperación se acelere.
El pensamiento positivo simplemente complementa lo que el cuerpo ya está haciendo. Como el Rav Berg señala en su libro, Días de Poder: “Si una persona se lastima un dedo, todo el cuerpo se une inmediatamente ante la tarea de reparar y sanar la herida… cada célula en el cuerpo se ve afectada por el evento y es reclutada para combatir. ¡Uno para todo y todos para uno!”. Ya sea que estemos conscientes de ello o no, nuestro cuerpo trabaja arduamente para hacernos sentir bien. La forma en la que respondamos en términos emocionales puede brindar apoyo al proceso de sanación.
Además, un estudio estadounidense más reciente encontró que las emociones negativas activan áreas del cerebro que hacen que el sistema inmunológico se debilite. Los factores genéticos y ambientales siguen desempeñando un papel importante en la salud a corto y a largo plazo. Sin embargo, como los kabbalistas enseñan, la preocupación excesiva y los pensamientos negativos tienen el potencial de generar una caída libre hacia más negatividad, lo cual puede tener un impacto perjudicial en tu salud física y emocional.
Cuando tenemos malestar, hay muchas cosas que podemos hacer para motivar a nuestro cuerpo a que se sienta fuerte y saludable de nuevo: descansar, comer alimentos saludables y, en algunos casos, recurrir a la medicina. Estaremos mejor si recordamos sonreír y tener una actitud positiva cada día. ¡Recuerda siempre el poder preventivo de una sonrisa!