Terminó el verano. La estación de las fiestas en la piscina y las barbacoas finalizó, pero el calendario kabbalístico nos ofrece una oportunidad más para conectarnos con nuestros vecinos: Sucot. Piensa en Sucot, que comienza esta semana, como una fiesta del vecindario espiritual que reúne tanto a tus seres queridos como a las nuevas personas del vecindario. Sucot cierra la temporada de festividades con una oportunidad espiritual única para profundizar nuestra conexión con otros y con la Luz.
Celebramos esta festividad con la construcción de una sucá, un refugio temporal que parece una choza, en honor a los israelitas que deambularon por el desierto por 40 años. Por siete días y siete noches nos reunimos bajo la sucá para compartir comida, decir bendiciones y disfrutar de buena compañía. Pero el significado espiritual de Sucot va más allá de buena comida y buena compañía. Con Rosh Hashaná y Yom Kipur detrás de nosotros, estamos destinados a reconectarnos los unos con los otros en este momento y, al hacerlo, fortalecer colectivamente nuestra comunidad espiritual.
Cuando compartimos una comida bajo la sucá, nos abrimos a una verdadera conexión con otros. Sucot es la puerta a la expansión de nuestro amor por nuestra comunidad y por toda la humanidad. Los kabbalistas nos enseñan a amar a nuestro vecino como a nosotros mismos.
Estas no son unas simples palabras para inculcar la paz entre desconocidos, es la enseñanza principal de la Kabbalah que nos motiva a crecer, según Michael Berg, “Es la base de todo lo que hacemos en el ámbito espiritual. La base de todas nuestra conexión con la plenitud y las bendiciones que esperamos traer a nuestra vida depende de qué tanto estamos desarrollando nuestro amor interno hacia los demás”. Sucot nos da una oportunidad de vivir esta enseñanza.
El camino para recibir por completo la energía única y poderosa de Sucot tiene dos partes.
Por un lado, compartimos y expresamos amabilidad en todo lo que hacemos, tanto en nuestras interacciones con individuos como con el mundo entero. La energía que nos rodea durante Sucot es la pura esencia de amabilidad y compartir. Al vivir y actuar bajo estas cualidades, creamos una conexión con la Luz que nos regresa amabilidad y compartir a nosotros. Los semejantes se atraen.
Por otro lado, crecemos espiritualmente tanto al dar como al recibir de la comunidad. Esta interacción bidireccional nos ayuda a todos a prosperar y crecer. Estamos destinados a participar en este poderoso baile con cada persona que nos encontramos. Fíjate en quienes te rodean, esa es tu comunidad. Esa comunidad es la fuente de tu crecimiento espiritual, es en donde buscamos ayuda y, de la misma manera, ellos nos buscan en tiempos de necesidad.
Esa es la manera en la que estamos destinados a vivir, en una comunidad espiritual construida sobre la base de un intercambio libre entre dar y recibir. Juntos somos más fuertes porque incrementamos colectivamente la Luz que rodea nuestra comunidad. Pero lo contrario también ocurre, cuando nos rendimos frente a nuestro ego y nuestros deseos egoístas, no sólo nos quitamos la Luz y bendiciones, sino que afectamos de manera negativa a todos en nuestra comunidad, incluyendo a quienes están destinados a compartir con nosotros.
Cuando actuamos con egoísmo, disminuimos la Luz disponible para toda nuestra comunidad espiritual, nuestros amigos, familiares y mentores. Cuando uno cae, todos caemos.
Michael Berg dice que “el propósito de nuestra vida en este mundo, la manera en la que podemos alcanzar verdadera plenitud y conexión con la Luz del Creador, es cuando no sólo amamos a otros, sino también cuando expandimos ese amor a toda la humanidad”. Aunque la Luz de Sucot sólo está disponible una vez al año, las bendiciones que creamos a través de la amabilidad y el compartir duran todo el año. Si amamos a nuestros vecinos como a nosotros mismos, creamos una comunidad espiritual más fuerte y un año de bendiciones que pueden ser compartidas por todos.