Cuando pasamos por una pérdida es fácil asumir que estamos solos. Pero, en realidad, nunca lo estamos. El Creador siempre está ahí para nosotros, guiándonos hacia la sanación y la transformación. Pero encontrarnos con el Creador a la mitad del camino de sanación depende de nosotros. En la Torá dice, “Abre para Mí una abertura que no sea más grande que el ojo de una aguja, y Yo abriré para ti las puertas Supernas”. Por eso, todo lo que el Creador necesita para ayudarnos en nuestro viaje hacia la sanación y el crecimiento es que demos el primer paso.
Nos encontraremos con muchos tipos distintos de pérdidas en nuestra vida, por ejemplo, la pérdida de un trabajo, un ser querido, una oportunidad o un amigo, elementos que forman parte de la vida. Sentimos el dolor de la pérdida cuando nos hemos apegado a algo, ya sea físico, mental o emocional. Una vez que conseguimos un buen trabajo, queremos mantenerlo.
Después de encontrar un gran amor, pretendemos permanecer comprometidos por el resto de nuestra vida. Pero sentirnos cómodos con estas cosas nos da una falsa sensación de seguridad. Si tan sólo todo permaneciera de esta manera para siempre, podríamos pensar. Sin embargo, lo único que es permanente en la vida es la Luz del Creador.
La clave para la sanación después de una pérdida es cambiar nuestra perspectiva. Perder a alguien o algo no es el final de la vida, sólo el final de un capítulo y el inicio de uno nuevo. La sanación no puede comenzar hasta que aceptemos que estamos avanzando hacia un nuevo capítulo y que es el momento de pasar la página. Para esto se necesita una gran cantidad de certeza. Sólo en ese momento podemos comenzar a conectarnos con la Luz sanadora del Creador.
El Creador quiere que crezcamos y puede que cierre una puerta en nuestra vida para llevarnos a un cambio. Pero cuando esto ocurre siempre se abrirá otra puerta. A veces la pérdida realmente significa cambiar algo viejo por algo nuevo. Aunque no te parezca así cuando estás pasando por el dolor y sufrimiento, lo que recibes a cambio suele ser una gran bendición. Parte de la sanación es tener certeza en que aunque quizá no entendamos por qué los eventos se desarrollaron de esa manera, el Creador nos está guiando hacia la transformación a través del dolor de la pérdida.
Date cuenta de que la vida en la tierra no es permanente. De hecho, el 99% de la realidad está más allá de la percepción. El mundo del 99% está lleno de Luz espiritual infinita, es perfección pura. En contraste, lo que vivimos aquí en la tierra es sólo el 1% de realidad. La realización es sólo temporal en el mundo del 1%. Aquí pasamos por dolor y sufrimiento, los cuales podemos aliviar por medio de la conexión con el mundo del 99%, es decir, la conexión con la Luz.
Cuando pases por una pérdida, rodéate de gente que te alegre. Deja entrar la Luz. Pasa el tiempo con amigos y familiares que te apoyen o escucha tu música favorita. Tómate el tiempo para absorber el mundo exterior. Algo tan simple como salir a caminar puede ayudarnos a conectarnos con la belleza de la naturaleza y, en consecuencia, con la Luz del Creador.
Agradece las cosas buenas que llegan a tu vida. A pesar de tus pérdidas, siempre hay bendiciones por las cuales estar agradecido. Presta atención a lo que tienes en lugar de a lo que no tienes, así profundizarás tu conexión con la Luz. La gratitud es una de las maneras más seguras de aumentar las bendiciones y la Luz en tu vida.
Date tiempo. El dolor por una pérdida puede ser un camino largo y difícil de recorrer. Ten en cuenta que en algún momento el dolor pasará y que el Creador estará cerca de ti en cada fase del camino. Recuerda que el dolor es la prueba de que estás creciendo. Deja ir lo que ahora es tu pasado, dirige tu mirada hacia la Luz y permite que comience el proceso de sanación.