Estamos en el mes de Virgo, el mes que nos lleva a la festividad de Rosh Hashaná. Este mes es conocido por ser el mes en el que se hace teshuvá, o arrepentimiento, por todas las acciones negativas realizadas en todo el año. Sin embargo, la Kabbalah ve la teshuvá como algo más poderoso que un simple “arrepentimiento”, teshuvá es el proceso a través del cual nos responsabilizamos por cada efecto negativo que causamos durante todo el año pasado, reconocemos nuestros errores, y al hacerlo, recuperamos toda la Luz que hemos perdido. Es un proceso a través del cual vemos en qué nos caímos, en qué fallamos y las cosas que debemos hacer mejor.
El Rav Berg siempre explicaba que la palabra hebrea averá, que viene de la palabra “ceder”, se ha traducido erróneamente como “pecado”. La gente suele pensar que debemos usar tanto este mes como la festividad de Rosh Hashaná para arrepentirnos de nuestros pecados.
Pero la Kabbalah enseña algo muy importante: no es que alguien “peque”, sino que cuando una persona realiza un acto egoísta, toma chispas de Luz de su alma y se las cede al Lado Negativo. Por medio de la teshuvá podemos recuperar esas chispas de Luz.
Una de las herramientas que podemos usar para teshuvá es regresar al momento específico de la acción negativa y egoísta que hicimos, recuerda el momento exacto, día y lugar, y visualiza que esa acción está ocurriendo. Obsérvate realizando esa acción y, mientras lo haces, imagina que estás tomando chispas de Luz de tu alma y se las estás dando al Lado Negativo. Sólo cuando logras darte cuenta de cuánto has cedido es que puedes recuperarlo.
Hacer esto te dará la habilidad de darte cuenta de lo que has hecho y de la cantidad de chispas que has perdido… A su vez, eso es lo que te da la habilidad de realmente hacer teshuvá.
Por eso, nuestro error cuando hacemos teshuvá es que no nos damos cuenta de cuánta Luz hemos cedido. La verdad es que sólo podemos recuperar tanta Luz como creamos que hemos perdido. Por ejemplo, digamos que le prestaste a alguien $100 mil el año pasado y este año te le acercas a cobrarle, pero por alguna razón crees que le prestaste sólo $100. Así pues, le pides esa cantidad y esa persona te la da, cuando en realidad te debe $99.900 más. ¡En consecuencia, pierdes mucho dinero porque sólo recuperas lo que pediste!
Eso es lo que ocurre en nuestro proceso de teshuvá. Creemos que sólo provocamos una pequeña cantidad de negatividad, como resultado, sólo recuperamos una pequeña parte de Luz. Lo que digamos que le cedimos al Lado Negativo es lo que el Creador nos regresará.
Por eso es que tenemos que comenzar a ser honestos con nosotros mismos y ver cuánta Luz hemos cedido en todo el año por nuestro actos negativos o egoístas. Observa bien y dite, “Oh no, guau, esta es la cantidad de chispas que realmente he cedido con esta acción”. Porque sólo podemos recuperar la cantidad de chispas que creemos que hemos perdido. Si creemos que sólo hicimos una pequeña cosa negativa, sólo recuperaremos una pequeña cantidad de chispas.
Cuando realmente nos damos cuenta de que lo que hicimos estuvo mal y de cuánta Luz cedimos al hacerlo, es como si pidiéramos de vuelta toda esa Luz… sólo en ese momento podemos recuperarla toda. Pero primero debemos darnos cuenta y reconocer la cantidad de Luz que hemos perdido con ciertas acciones. Por eso esta herramienta es tan importante.
La realidad es que ninguno de nosotros se da cuenta realmente de su poder para hacer el bien, lo que significa que tampoco nos damos cuenta de nuestro poder para hacer cosas negativas. Uno de los mayores obstáculos entre nosotros y la teshuvá verdadera es, en consecuencia, el hecho de que no nos damos cuenta de nuestro propio poder.
Este mes nos da una oportunidad increíble para tomarnos el tiempo de ver las cosas que deseamos no haber hecho, cosas que les causaron dolor a otros y a nosotros mismos, y a través del proceso de teshuvá, recuperar toda la Luz que perdimos realizando dichas acciones.