La lección que discutiré aquí siempre ha sido especialmente poderosa para mí. Cuenta como el nombre de Yaakov, cambió de Yaakov a Israel. El Rav Berg dijo que esta historia contiene la clave de cómo ganar el control de nuestra vida y el Oponente, la fuente de todo el caos en este mundo.
En la historia literal, Yaakov lucha toda la noche con el ángel de su hermano Esav. En la mañana el ángel le dice a Yaakov, "Por favor, libérame". Yaakov respondió que no liberaría al ángel hasta que el ángel le diera una bendición. Eventualmente, el ángel le dio la bendición, cambiándole el nombre de Yaakov a Israel. Al final de la historia, Yaakov le pregunta al ángel cuál es su nombre, pero el ángel no responde.
Hay muchos secretos kabbalistas dentro de esta simple historia, pero sólo compartiré algunos.
El ángel representa "la inclinación al mal", también conocido como el Oponente, la fuente de todo caos en este mundo. Cuando Yaakov le pregunta al ángel su nombre, básicamente estaba preguntando: "¿Cuál es tu esencia? ¿Cómo operas? ¿Cómo abates a las personas?". El ángel contestó: "¿Por qué necesitas saber mi nombre? Siempre estoy aquí. No quiero que se conozca mi nombre, siempre me estoy escondiendo". Al identificar al ángel, Yaakov quería equipar a toda la humanidad con la herramienta principal para controlar las fuerzas del caos que causan estragos en nuestra vida y el mundo. Curiosamente, si cambias la secuencia de las letras del nuevo nombre de Yaakov, "ISRAEL"- ישראל , te queda "LI ROSH" לי ראש, que significa "soy la cabeza", o en otras palabras "estoy en control".
El Rav Berg explicó que la mayoría del tiempo no estamos consientes cada segundo del día, que el Oponente trata de jugar con nosotros. Esta fuerza nunca descansa. Por ello, debemos saber que cuando superamos un reto, siempre habrá otro reto esperando. Cuando luchamos con nuestro ego, siempre tenemos que estar buscando la próxima capa de ego. Mientras estemos vivos, tenemos trabajo espiritual que hacer. No queremos saciarnos y estar satisfechos de nosotros mismos, y así bloquear la entrada de Luz a nuestra vida.
Si nos sentimos satisfechos con nuestro crecimiento espiritual, si estamos muy seguros de nuestro tikún, si sabemos “qué es lo que hay que hacer", entonces lo más seguro es que estemos controlados completamente por el Oponente, gastando nuestros días ocupados viendo qué defectos tienen las otras personas y cometiendo acciones negativas. Pero, si por otro lado, somos lo suficientemente humildes para saber que el Oponente siempre se está escondiendo, para saber que puede que sólo veamos una cara de la moneda, pero siempre hay otro nivel y otra capa, entonces estaremos abiertos a pedirle ayuda a la Luz, y tomar el control sobre las fuerzas del caos en este mundo.
Otro punto es que cuando surgen las dificultades, necesitamos tener la fuerza de no involucrarnos con el problema inmediato que tenemos ahí. El Oponente quiere que estemos ocupados con ese problema en específico que nos está estresando, y por ello desviándonos de los verdaderos problemas en los que debemos trabajar. Por ejemplo, mientras estamos preocupados por el tráfico o un gasto inesperado, puede que ignoremos completamente cómo tratar a otros cuando estamos estresados, o cómo sacamos ventaja de las personas y situaciones.
Cuando todo en la vida es increíble, y nos sentimos espirituales y conectados con la Luz, es momento de agradecer a la Luz por darnos la fuerza para alcanzar las cosas. Al mismo tiempo, debemos preguntarnos constantemente a nosotros mismos: ¿Cómo puedo ir incluso más allá? ¿Cuál es mi siguiente nivel?
El Oponente está despierto las 24 horas del día, y si tratamos de vencerlo con nuestra propia mente brillante, no podremos. La porción Vayishlaj nos otorga la oportunidad de reconocer que estamos ciegos y, sólo al pedirle ayuda constantemente a la Luz podemos ganar el control de nuestra vida.