La vida comienza al final de tu zona de confort.
El mes de Tauro es mes que aprecio, no solo porque a Tauro le encanta una manta acogedora y una buena taza de té, sino porque en realidad nos invita a salir de nuestra comodidad.
Este firme signo de tierra valora no solo la comodidad, sino también la seguridad y la estabilidad, y si bien estas cosas son necesarias para una vida plena, ¡la vida misma es diversa y está llena de sorpresas! Es por ello que no es necesario haber nacido bajo este signo para que la idea de incomodidad inspire sentimientos de temor. A nadie le gusta estar fuera de su comodidad, pero es exactamente ahí donde encontraremos nuestro crecimiento, bendiciones y expansión. La Luna Nueva en Tauro nos pide que examinemos dónde y cómo estamos viviendo con comodidad, y dónde y cómo se nos pide que salgamos de ella.
Ahora bien, cuando digo comodidad no me refiero necesariamente a envolverse en la ropa más suave o disfrutar de la relajación. Ese tipo de comodidad ciertamente es valorada por un Tauro (¡y casi cualquiera persona!), pero la comodidad a la que me refiero es la comodidad que se encuentra en la rutina, la previsibilidad y el control. Los taurinos tienen fama de testarudos porque ser flexibles y asumir riesgos significa abandonar la comodidad que encuentran en saber lo que viene, conocer el plan y poder anticiparse a todos y cada uno de los escenarios. Si bien esto es comprensible y los hace profundamente confiables, les presenta un desafío particular: aprender a ver el regalo en los planes que salen mal. Estoy segura de que todos podemos recordar un momento en el que nuestros mejores planes se arruinaron y nos quedamos con una sensación de frustración e incluso enojo.
Cuando llegan estos momentos, tenemos dos opciones: mortificarnos pensando en todas las formas en que creemos que deberían haber ido las cosas o buscar la joya escondida en el inesperado cambio de planes.
Veámoslo de esta manera: a través de los ojos de tu rutina matutina. Te despiertas por la mañana y puedes predecir, más o menos, exactamente cómo ésta marchará. Vas a tomar una ducha, vestirte e ir al trabajo. En el camino, vas a parar en el café, sabes exactamente lo que vas a pedir y sabes que tendrás suficiente tiempo para llegar a la oficina antes de tu reunión matutina. ¡Fácil!
Pero espera.
La ruta que normalmente tomas está cerrada. El café se quedó sin lo que sueles pedir. Un camión está detenido en la autopista. Ahora llegas tarde. Llegas a la oficina, el lugar donde estacionas habitualmente está ocupado, apenas logras llegar a la reunión y, una vez ahí, notas que el director ha asistido a la reunión. Entras, agobiado, tratando de recomponerte, y descubres que la reunión comenzará tarde. Además de eso, el director estaba ahí para disculparse por llegar tarde y está pidiendo café para todos.
Tu plan era bueno, pero no era necesario hoy. Y aun si el resultado no fue gratamente sorprendente, todavía hay un tesoro por descubrir. Este mes se trata de aprender a sentir la frustración, reconocerla, pero luego explorar por qué estabas tan apegado en primer lugar. Preguntarte dónde puedes ser más flexible. Cuestionarte por qué podrías tener tanto miedo de no saber, de hacer algo nuevo o de arriesgarte.
Para mayor claridad, no estoy diciendo que los planes sean malos o ingenuos. No lo son. Sin embargo, cuando nos apegamos demasiado y nos sentimos cómodos con nuestra planificación, no dejamos espacio para algo más grande. ¿Cómo podemos cocrear nuestra vida con el Creador cuando no dejamos espacio para que las cosas sean diferentes? Cuando sentimos la necesidad de reflexionar sobre por qué las cosas salieron mal, o nos lamentamos de que las cosas no deberían haber salido como lo hicieron, estamos poniendo nuestro enfoque en la dirección equivocada. En lugar de ello, podemos ver el cambio de rumbo y preguntarnos: “¿Cómo es esto positivo? ¿Qué puedo ganar con esta experiencia inesperada?”.
Ya sea que la respuesta sea clara para ti o no, hacer la pregunta te ayuda a quitar tu confianza de tus ideas de comodidad y devolverla al Creador. Nuestra plenitud, felicidad y gozo no son cosas que se pueden encontrar en el mundo exterior. Se crean en nuestro mundo interior y se manifiestan en el mundo del efecto. El mundo físico es simplemente una manifestación de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Cuando buscamos en fuentes externas nuestra comodidad y seguridad —en nuestros planes, nuestras experiencias conocidas, todas nuestras herramientas para la comodidad— siempre nos quedaremos en carencia.
El crecimiento, la transformación e incluso nuestras bendiciones más deseadas no pueden ocurrir sin la incomodidad del cambio. Por lo tanto, la incomodidad es una buena señal de que estás alineado con tu propósito. Los desafíos nos aportan mucha información buena si estamos dispuestos a mirarlos desde todos los ángulos. Una interacción o conflicto tenso puede darnos una visión valiosa de alguien en nuestra vida, dándonos el conocimiento para evitar un problema mucho mayor en el futuro. Llegar tarde a esa reunión podría haber significado esquivar un accidente automovilístico. No conseguir el empleo que esperabas podría estar dejando espacio para algo aún mejor de lo que imaginabas. Aquí es donde depositar la confianza total en el Creador y en el proceso de la vida se convierte en una práctica poderosa.
Este mes, cuando estés enojado porque las cosas no salieron como querías o te sientas como una víctima de circunstancias crueles, toma un respiro. Trae tu conciencia al presente y recuerda que esto está sucediendo por una razón positiva, aunque todavía no puedas verla. Aprovecha la oportunidad para conectarte más profundamente con la certeza y mantenerte abierto al crecimiento, la posibilidad y la oportunidad de aprender algo nuevo. Al hacerlo, puede comenzar a surgir una versión aún más auténtica de tu ser y de tu vida. Todas las bendiciones que intentan llegar podrían finalmente tener un lugar para descansar, justo entre las ruinas de tus planes mejor elaborados.