Este momento —el que estás viviendo justo ahora, en este instante— es un momento que la Luz diseñó solo para ti y te llevará a donde debes crecer.
"Al saber que todo viene de lo divino, podemos comenzar a percibir la divinidad en todo".
¿Qué traerá el año nuevo, bendiciones o desafíos?
La respuesta es: Todo depende considerablemente de nuestra perspectiva.
Al igual que cada año, los siguientes 365 días de seguro estarán llenos de momentos de mucha felicidad, momentos de mucha tristeza, momentos en los que estaremos a la altura de la situación espiritual y momentos en los que caeremos. Lo que puede hacer a este año diferente al anterior es la manera en la que decidamos ver las circunstancias que enfrentaremos. Lo que determina nuestra calidad de vida no es lo que nos pasa, sino la manera en la que lo percibimos.
"No es lo que nos pasa, sino la manera en la que lo percibimos".
En la porción de Vayigash de esta semana, Yosef revela su identidad a sus hermanos y los perdona por haberlo vendido como esclavo. Es una hermosa historia. Se podría asumir fácilmente que Yosef perdona a sus hermanos porque es “lo correcto”. No obstante, el Zóhar nos enseña que la razón por la que Yosef perdonó a sus hermanos tiene raíces espirituales aún más profundas. Yosef los perdona porque entiende claramente y tiene certeza en que cada minuto de su vida —incluso el sufrimiento de haber sido vendido como esclavo— fue diseñado por el Creador para convertirlo en el hombre, la base de una Luz espiritual, que estaba destinado a ser.
Al redactar nuestros propósitos de año nuevo, pienso que nos convendría a todos ver que todo en nuestra vida está lleno de propósito, significado y perfección. Cuando entramos en contacto con esta profunda pero intrínseca verdad espiritual, podemos comenzar a ver hasta los momentos difíciles como bendiciones. Podemos dejar de clasificar las cosas como buenas o malas, y más bien entender que todas las situaciones son catalizadoras de nuestro crecimiento. Con esto en mente, reemplacemos la pregunta “¿Por qué a mí?” por “¿Qué me enseña esto?”. Así podríamos dejar de culpar a los demás y, como Yosef, comenzar a perdonar.
Deseo que nos esforcemos en ver todos los momentos en nuestra vida como perfectos, teniendo en cuenta que cada situación es diseñada con precisión por el Creador.
Al saber que todo viene de lo divino, podemos comenzar a percibir la divinidad en todo.