En Las Diez Emanaciones Luminosas, Rav Áshlag explica que las Diez Sefirot son como círculos dentro de círculos. Es una especie de dicotomía. Por un lado, un círculo que rodea a otro podría indicar que el círculo externo es más importante. Por otro lado, si observamos la parte inferior de los círculos, el interno está técnicamente más arriba que el externo. La esencia de los círculos es que no hay más alto o más bajo. La Sefirá más baja, Maljut, por cuenta propia no percibe que Kéter sea mejor que ella. Kéter, la más pura y elevada de toda las Vasijas, no percibe que sea mejor que Maljut.
"...en el que no veamos ninguna negatividad a nuestro alrededor".
Podemos relacionar este concepto con la manera en la que vemos la negatividad en otras personas. Los kabbalistas enseñan que el nivel supremo que debemos alcanzar es en el que no veamos ninguna negatividad a nuestro alrededor. Un verdadero tsadik, una persona justa, es alguien que ha alcanzado ese nivel de conciencia; mientras que un rashá, una persona malvada, solo ve negatividad en el mundo. Pero hay un punto medio entre un tsadik y un rashá. Ese nivel es mirar la negatividad en otras personas pero no crear ningún juicio. Un individuo podría ser ladrón, pero esa información no nos hace menospreciarlo en absoluto. No juzgar a alguien no se trata de ser ciegos, se trata de dos conceptos que viven juntos. Ver la negatividad, pero no juzgarla.
Rav Áshlag nos recuerda que la diferencia entre la realidad del Mundo Infinito y nuestra realidad física y limitada es que en el Mundo Infinito no hay superior ni inferior, más puro o menos puro. Esta es la realidad en la que no existe el ego. Una de las maneras en las que decidimos si estamos conectados o no con el Mundo Infinito o con el mundo limitado es si nuestra cosmovisión consiste en tener realidades superiores e inferiores.
"No hay superior ni inferior".
Está escrito que Moshé fue la persona más humilde, a pesar de haber sido la persona en la historia del mundo que reveló la Torá. Él fue un alma única en la historia. ¿Cómo fue posible que él alcanzara este nivel de no percibirse superior en ningún aspecto? Cuando Moshé miraba su trabajo en el mundo, lo veía igual que el trabajo de los gusanos. Los gusanos tienen un trabajo en este mundo, al igual que las vacas, los caballos y todos los demás animales. Moshé sabía que él tenía su papel y que eso no lo hacía mejor que un gusano. Esa es la conciencia de la verdadera humildad. No era que estuviera ciego ante la persona que él era, cuál era su propósito y el trabajo que tenía, sino que tenía claro que eso no lo hacía superior a ninguna otra especie en este mundo.
No hay superior ni inferior. Esa es una ilusión de nuestra realidad física. Nuestra meta, si queremos conectarnos con el Mundo Infinito, es alcanzar un punto en el que ya no percibamos superior o inferior. Podemos hacer todo el trabajo espiritual, pero si todavía nos consideramos espiritualmente superiores o inferiores que otros, no podremos alcanzar una conexión duradera con el Mundo Infinito. A fin de ser un canal, la persona debe estar conectada con la conciencia de que no hay superior ni inferior. Esto no significa que estemos ciegos ante nuestro propósito, sino que simplemente nuestro trabajo no es mejor ni peor que el de nadie más.
*Adaptado del curso de Michael Berg sobre Las Diez Emanaciones Luminosas, clase 53