Gracias por acompañarme en este camino. Mientras sigas adelante en tu viaje en este mes recuerda que el trabajo espiritual no siempre es fácil. Siempre debe haber algún tipo de lucha. Esto no significa que todos debemos ir a casa y golpearnos el pie con un martillo. Sin embargo, lo que significa es que cuando confrontamos problemas, situaciones incómodas, mucho trabajo, un jefe o cónyuge molesto, tenemos que recordar que todas, sí todas y cada una de las personas de este planeta, tienen una chispa del Creador dentro.
Somos como pequeñas velas que parpadean, se queman y se apagan. Qué tan brillante sea nuestra vela depende de qué tanto esfuerzo le pongamos en encender las velas de otros y cuánto decidamos batallar con nuestra propia negatividad. Cuando nos comprometemos realmente en esta batalla de conciencia, nada y nadie puede apagar nuestra flama.
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