“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa, la última de todas las libertades humanas: la capacidad de escoger nuestra actitud frente a una serie de circunstancias, la capacidad de escoger nuestro camino a seguir”. —Viktor Frankl
Cuando éramos jóvenes, anhelábamos tener libertad; libertad para comer dulces a medianoche, libertad para quedarnos despiertos hasta tarde y ver películas de terror, libertad para ir a donde quisiéramos y cuando quisiéramos. Imaginábamos las ventajas de ser adultos las 24 horas del día, como si fuera una gran celebración constante y sin fin.
En nuestra juventud puede que hayamos imaginado que seríamos almas libres e independientes para el momento en el que nos convirtiéramos en adultos. Pero ¿cuántos de nosotros nos sentimos realmente libres?
De vez en cuando podemos sentir que estamos atrapados en diversos aspectos de nuestra vida. Algunos se sienten atrapados en sus carreras, otros por las obligaciones familiares o las relaciones. Y hay otros que culpan a sus problemas de salud por una aparente carencia de oportunidades. Si bien estos obstáculos indudablemente afectan nuestra vida de forma significativa, no tienen la llave de nuestra libertad.
Es fácil culpar a todo aquello que está fuera de nosotros y hacer una lista de todas las razones por las cuales no podemos hacer tal cosa o la otra, o esforzarnos por mejorar. Karen Berg dice: “Muchas personas permanecen en situaciones que las hacen sentir infelices. Las soportan porque no saben cómo cambiar sus circunstancias. Continuamos en una relación que no es buena, pero creemos que es más fácil que estar solos. Continuamos en un trabajo insatisfactorio por la misma razón. La mayoría de nosotros somos esclavos de algo. Sin embargo, cuando somos esclavos de una situación o de una persona, no dejamos espacio para que la Luz del Creador haga Su trabajo”.
La verdad es que lo que realmente nos esclaviza es a menudo nuestra propia incapacidad de pensar de manera distinta sobre nuestras circunstancias. Intenta hacer este ejercicio: pregúntate qué es lo que de verdad te gustaría cambiar en este momento. Ahora pregúntate por qué no puedes lograrlo. Es muy probable que la segunda pregunta desencadene inmediatamente una serie de excusas. Cada vez que surja una excusa en tu mente, pregúntate de nuevo ¿por qué? Continúa preguntando hasta que descubras lo que en realidad te detiene.
¿Es el temor? ¿La duda? ¿Te sientes abrumado? Sea cual sea la verdadera causa, cambiar la forma en la que ves tu situación y tus opciones a menudo puede ser suficiente para abrir oportunidades. Es fácil sentirse atrapado por los pensamientos negativos. Lo que por lo general no reconocemos es que somos libres de hacer cambios en nuestra vida en cualquier momento.
Podemos alterar nuestro cronograma de actividades, podemos rechazar ciertas obligaciones y podemos emprender nuevas actividades en cualquier momento en el que notemos que algo no nos funciona. Y sí, podemos cambiar la forma en la que vemos la vida.
Karen Berg nos dice: “Ser libre significa que nos detenemos y nos preguntamos qué hay en nuestro interior que necesitamos transformar, en lugar de inmediatamente reaccionar con nuestro usual patrón de culpa, ira, tristeza o cualquier otro. Salir de la ‘casa de servidumbre’ tiene otro significado: que nada ni nadie fuera de nosotros mismos puede esclavizarnos. Ya sea que estemos en la cárcel, enfermos en cama o rodeados de algún tipo de oscuridad, sabemos que esa oscuridad nunca podrá oprimir a nuestra alma. Si logramos llegar a pensar de esta forma, podremos ser totalmente libres”.
Lo creas o no, el Creador está siempre de tu lado. Tan pronto como tomes la decisión de cambiar para mejor, la Luz del Creador comienza a abrir las puertas para asistirte en tus esfuerzos. Siempre eres libre para hacer un cambio y nunca estás solo. Después de todo, como Karen Berg nos recuerda: “Ser esclavo de cualquier cosa es negar el hecho de que eres parte del Creador”. Si buscas un cambio, toma un tiempo para reconsiderar tus circunstancias. Sin importar cuán oscuros o duros sean, eres libre de alterar los aspectos de tu vida; aun si sólo cambias la forma en la que ves tu situación. Cuando tomas una decisión consciente de ejercer tu libertad, te conviertes en un faro de Luz para otras personas que quizá también busquen cambiar.