“¿Rendirte? ¿No rendirte? ¿Fideos? ¿No fideos? Hay un dicho: El ayer es historia, el mañana es un misterio, pero el hoy es un obsequio. Por eso se llama presente”.
Es posible que recuerdes esta peculiar cita de Kung-Fu Panda, esa adorable película sobre el panda torpe que sueña con convertirse en un guerrero de kung-fu. Se lo dice (una tortuga vieja y sabia, por supuesto) justo cuando está a punto de renunciar a su sueño… Hay muchas cosas que me encantan de esto, pero, en este momento, estoy pensando en la parte de “ayer, mañana y presente”. De esos tres, solo uno es inmutable: el ayer. El pasado está escrito; ya no tiene potencial y, por lo tanto, cualquier energía que le demos será desperdiciada. Sin embargo, ¡el hoy y el mañana —o el presente y el futuro— están completamente llenos de posibilidades! ¡Qué perspectiva a tener en cuenta a medida que transcurren los últimos tres días del año! Pasadas las festividades, podemos hacer una pausa para hacer un balance de dónde nos encontramos y empezar a soñar con dónde queremos ir.
Curiosamente, soñar con el futuro —algo a lo que los científicos sociales se refieren como “prospección”— tiene varios beneficios psicológicos y también algunos prácticos. Dado que todos estamos en varias etapas de prospección en esta época del año, veamos todas las formas en que puede ayudarnos a hacer realidad nuestros sueños futuros.
El momento presente y el futuro están indestructible e infinitamente vinculados. Lo que hacemos en el momento presente desarrolla el futuro, sin embargo, cuando establecemos nuestras metas e intenciones, solemos enfocarnos demasiado en el futuro y prestamos menos atención a lo que necesitamos cambiar o tratar en el aquí y el ahora. Al menos, aquí es donde los investigadores dicen que nos enredamos. Lo llaman “contraste mental”, y explican, en esencia, que aquellos que tenían grandes expectativas de tener éxito en algo (como perder peso, por ejemplo) tenían menos probabilidades de lograr ese objetivo si no estaban considerando también lo que tendrían que superar para alcanzarlo. Lo sé, lo sé, ¿quién quiere visualizar todas las cosas que se interpondrán en el camino hacia nuestros sueños? No obstante, es necesario ser realista sobre los desafíos para tener un crecimiento significativo.
Es muy fácil querer perder peso e imaginar lo increíble que nos sentiremos cuando alcancemos nuestra meta… ¡Pero los malos hábitos como comer bocadillos a altas horas de la noche o no hacer ejercicio no nos van a llevar allí!
Los científicos detrás de este estudio crearon un adorable acrónimo para describir el método de éxito que presenciaron en los participantes: ¡WOOP! Wish (Deseo), Outcome (Resultado), Obstacle (Obstáculo), Plan. Es exactamente como suena. Identificas tu deseo, visualizas el resultado, identificas los obstáculos que probablemente enfrentarás en el camino y haces un plan para superar tales obstáculos.
Siempre está esa persona que dice que quiere correr un maratón, pero se retira a último minuto. O quiere escribir una novela, pero siempre parece encontrar una razón para no levantarse temprano a escribir. Este fenómeno es similar a algo a lo que los investigadores se refieren como “descuento por atraso”: es elegir recompensas más pequeñas e inmediatas en lugar de recompensas más grandes por las que tendrían que trabajar o esperar. El ejemplo más simple de esto es elegir la gratificación inmediata de la comodidad en lugar del esfuerzo requerido para lograr una meta futura.
Cuando imaginas la versión más completa y plena de ti mismo, ¿qué ves? Escribe esas cualidades e imagina vivir un día entero como esa expresión plenamente realizada de tu ser. ¿Qué estás comiendo, qué estás vistiendo, cómo estás estructurando tu tiempo y en qué estás trabajando? Conéctate de verdad con tu futuro yo hoy y ve qué comportamientos puedes traer a tu presente. Haz esto todos los días, y no solo te disuadirá de la trampa del descuento por atraso, sino que también te ayudará a convertirte en la mejor versión de ti mismo, poco a poco, todos los días.
Un estudio de 2018 encontró que las personas eran más propensas a ayudar a otras con problemas cotidianos —como derramarse el café encima u olvidarse de llevar la billetera a una tienda— si primero habían imaginado ayudar a alguien en una situación similar.
Cuando se les pidió a las personas que visualizaran realmente cómo su ayuda impactaría en la experiencia futura de otra persona, eran cada vez más propensas a ofrecer su ayuda. Visualizar cómo su ayuda financiera ayudaría a las víctimas de un desastre natural inspiró a que las personas donaran aún más. Pensar en cómo su bondad impactaría la vida de un desconocido al imaginar las formas en que mejoraría el día de ese individuo inspiró a los participantes del estudio a hacer todavía más actos de bondad.
Cuanto más vívida fuera la visualización de cómo su ayuda afectaría positivamente a otra persona, aun cuando esa persona era una desconocida, más propensos eran a ser bondadosos y generosos.
Soñar con nuestro potencial futuro es un ejercicio valioso —¡alentado por la ciencia!—, pero si no aplicamos un cambio en el presente, ese futuro no será más que una visión. A pocos días de que termine el 2023, te invito a tu propia práctica de prospección. Visualiza en quién quieres convertirte, sé audaz y valiente sobre cómo vas a llegar allí, y luego imagina todas las formas en que puedes ofrecer más bondad a quienes te encuentras en el camino. No soy científica, pero parece un camino garantizado hacia un futuro lleno de generosidad, plenitud y alegría.
Brindemos por un nuevo año lleno de posibilidades…