¿No sería gracioso si después de haber concluido tu tiempo aquí en la tierra y pasaras al más allá, descubrieras que la mayor parte del tiempo que pasaste en la tierra debería haber sido divertido y agradable?
"La vida es como jugar Monopolio".
En lugar de disfrutar y apreciar los recursos, las relaciones y las oportunidades que siempre y repentinamente se presentan de la nada, pasaste la mayor parte de tu vida preocupándote por cosas que nunca sucedieron. Y aun si sucedieron, no fueron tan traumáticas como pensaste que serían.
¿Y te diste cuenta que después de pasar todos esos años trabajando arduamente y gastando una cantidad extraordinaria de tiempo pensando, trabajando y persiguiendo cosas como dinero, autos, ropa, aprobación de los demás, depender de las apariencias y verse bien, todo era temporario y que en realidad estas cosas no añadían valor a tu vida después de todo?
¿Acaso no es interesante que, al ver tu antigua vida, ahora te des cuenta de que cuando los desafíos se presentaban, de alguna manera lograbas manejar cualquier cosa que surgiera?
Si pudieras regresar en el tiempo y vivir de nuevo tus años escolares, sabiendo lo que sabes ahora, ¿cuánto te divertirías? ¿Cuánto tiempo dedicarías a preocuparte por lo que los demás chicos piensan de ti? Creo que no invertirías nada de tiempo en preocuparte y 100 % en disfrutar, sabiendo que todo era temporario y no había nada de qué preocuparse.
La vida es como jugar Monopolio.
"Es temporario".
Lo más probable es que prefieras jugar con personas que te importan, personas con quienes compartirías, personas que ayudarías. Después de todo, ¿hay algo más importante en tu mundo que tus relaciones más cercanas?
Pero una vez que el tablero está sorteado y el juego comienza, estas mismas personas que te importan mucho de pronto se convierten en tus contrincantes. Entonces comienzas a descubrir estrategias para manipularlos y sacarles sus propiedades a fin de que puedas alcanzar tu objetivo de eliminarlos del juego. ¿No es maravilloso el Monopolio? Lo digo por experiencia.
Esta metáfora llegó a mi mente como una dolorosa revelación cuando, para mi horror, me di cuenta de que me estaba convirtiendo en una maníaca competitiva en contra de mi propia hija amada, la única jugadora con quien estaba jugando. Me vi negociando manipuladoramente con ella para poder obtener la tarjeta de propiedad de Park Place (la segunda propiedad más cara) y juntarla con mi tarjeta de Boardwalk (la más cara). ¡Incluso traté de hacerla sentir culpable! ¡¿En qué estaba pensando?!
Y entonces lo entendí: la vida es como un juego de Monopolio.
Todos somos almas inmortales que en realidad nos amamos unos a otros y haríamos cualquier cosa por ayudarnos a evolucionar en el amor que nos tenemos.
Pero una vez que encarnamos en este mundo y comenzamos el juego de la vida, olvidamos quiénes éramos y quiénes son verdaderamente los demás jugadores.
Si lo analizamos, muchos de nosotros pensamos y actuamos de la misma manera en el juego de Monopolio y en nuestra vida.
Por ejemplo:
· Hacemos lo posible para obtener dinero de los demás jugadores.
· Hacemos lo posible para evitar darles dinero a los demás jugadores.
· Tratamos de no caer en la prisión si tenemos la oportunidad de hacer más dinero.
· Queremos escapar a la prisión si no tenemos dinero (para no pagarles a los demás jugadores si caemos en sus propiedades).
· Todos estamos obsesionados con recibir (bajo la ilusión de que estamos construyendo nuestras propiedades) en lugar de compartir con los demás jugadores.
· Le rogamos a Dios obtener más dinero al caer en Parking Gratuito (¿no te recuerda a la lotería?).
En mi experiencia personal, ha habido más ocasiones de las que puedo recordar en las que mi naturaleza competitiva, mis niveles de estrés (también conocido como mi lado oscuro) sale a la luz. He visto a personas engañar, mentir, manipular, pelear, gritar, discutir y estresarse mientras participan en este juego; ¡con sus familiares y amigos más cercanos!
Y luego, como cualquier otro juego, este termina. Se guarda el juego y todos vuelven a su amor y devoción por los demás.
El regalo de la Kabbalah es que nos recuerda constantemente y nos ayuda a que recordemos quiénes somos verdaderamente cuando participamos en el juego de la vida. La próxima vez que te veas reaccionar ante la materialidad de la vida, recuerda que es un juego. Es temporario.
¡Diviértete!