Este artículo fue publicado originalmente en 2013.
La porción de Reé comienza: “Observen, en este día presento ante ustedes una bendición y una maldición”. Aquí la Torá no está simplemente hablando del momento en el que Moshé estaba en el desierto con los israelitas; también habla sobre nosotros justo ahora. Los sabios enseñan que desde el tiempo de la caída de Adán hasta el Guemar HaTikún, la Corrección Final, todo en este mundo —cada situación, todo lo que observamos y cada persona— es una mezcla de bueno y malo, positivo y negativo.
“Se nos da la opción ya sea de conectar con lo positivo o con lo negativo”.
Sin embargo, es nuestra decisión qué vemos y a qué nos conectamos. Podemos pensar, por ejemplo, que somos una buena persona que simplemente está viendo lo negativo en alguien más, pero ése no es el caso. Lo que realmente estamos haciendo es conectar con la oscuridad dentro de esa persona. De manera similar, cuando escogemos ver la negatividad dentro de alguien o de alguna situación, estamos conectando con la oscuridad dentro de esa cosa o situación.
La realidad es que en cualquier momento dado, cuando vemos a alguien o algo, se nos da la opción ya sea de conectar con lo positivo o con lo negativo, y es importante entender que la decisión que tomemos es donde nuestra conexión estará. Cada uno de nosotros es una mezcla de Luz y oscuridad, y cuando sucumbimos a las demandas de nuestra negatividad y nos enfocamos en la oscuridad dentro de otra persona, creamos la unión perfecta entre nuestra oscuridad y la de la otra persona.
Por otro lado, cuando vemos el bien dentro de alguien, despertamos nuestra Luz y conectamos con la Luz de la otra persona. Es algo recíproco. Desafortunadamente, la mayoría de nosotros piensa que cuando juzgamos a alguien o algo solo va en un sentido: soy bueno y observo lo que está mal. No. Tenemos que tener claro que absolutamente en todo, en cualquier momento dado, cuando vemos lo positivo o lo negativo, es lo que despertamos dentro de nosotros mismos.
Esta poderosa revelación es diferente a la forma en la que la mayoría de nosotros observamos a las personas y al mundo que nos rodea. Necesitamos aprender a fortalecer nuestro lado positivo y obtener el control de nuestra negatividad para que cuando veamos fuera de nosotros a una persona o situación, nos conectemos solo con lo positivo que está allí.
“Lo que vemos en otros es la energía que es despertada dentro de nosotros mismos”.
Esta poderosa revelación es diferente a la forma en la que la mayoría de nosotros observamos a las personas y al mundo que nos rodea. Necesitamos aprender a fortalecer nuestro lado positivo y obtener el control de nuestra negatividad para que cuando veamos fuera de nosotros a una persona o situación, nos conectemos solo con lo positivo que está allí.
Es imposible que observemos algo algo que no hayamos despertado primero dentro de nosotros mismos; lo que vemos refleja el nivel en el que nuestra conciencia se encuentra. Si vemos la oscuridad, esto nos indica que nuestra negatividad está viendo la de ellos. Si nos conectáramos a nuestra positividad, no veríamos lo que es negativo en otra persona o situación; no porque no esté allí, sino porque no es a lo que nos estamos conectando.
Lo que vemos en otros es la energía que es despertada dentro de nosotros mismos. Moshé era una de las almas más grandes que alguna vez vivió, pero también tenía una coraza a su alrededor. Si alguien quería, podía perfectamente ver todo tipo de cosas negativas en él. Y desafortunadamente, durante el tiempo en el desierto, muchos de los israelitas escogieron ver la oscuridad. Pero ¿qué estaban viendo realmente los israelitas? Ellos no estaban viendo la oscuridad de Moshé; ellos estaban despertando su propia oscuridad, y su oscuridad estaba conectada con la coraza alrededor de Moshé que entonces era vista como negativa.
Cómo vemos el mundo y a las personas que nos rodean influye en lo que va a ocurrir en nuestra vida. Si escogemos enfocarnos en lo bueno dentro de alguien, no solo doblegamos nuestra negatividad con nuestra positividad y nos conectamos nosotros y a la otra persona con la Luz del Creador, sino que también despertamos la positividad dentro de la otra persona. Así que la pregunta que debemos hacernos es: ¿cuál es el factor dominante dentro de nosotros? Si estamos viendo lo negativo, es porque nuestra negatividad nos está doblegando. Cuando esto ocurre, nos desconectamos a nosotros mismos y a la situación o a la persona de la Luz, lo cual crea separación.
Cuando entendemos y asimilamos este asombroso concepto, tenemos la capacidad de transformar las situaciones. Con las palabras: “Observen, en este día presento ante ustedes una bendición y una maldición”, el Creador nos dice que recordemos que en todo momento de cada día, en cada situación y en cada persona que conocemos, la Luz no está colocando frente a nosotros todo lo positivo o toda la oscuridad, sino más bien una mezcla de ambos.
Al ver lo bueno dentro de la mezcla, nos conectamos con su Luz, despertando así más Luz. Cuando escogemos permitir que nuestra positividad domine a la oscuridad, eliminamos el juicio y la negatividad, y nos abrimos a recibir bendiciones infinitas.