Muchas personas están buscando un camino espiritual para tener paz mental, cuando, en realidad, deberían estar buscando tener un "pedazo de mente". Si la meta del camino espiritual es tener paz mental, lo que en realidad me estoy diciendo a mí mismo es: "La vida es dura, quizás demasiado dura; no puedo cambiar lo que está ocurriendo, al menos puedo tener algo de paz mental". La Kabbalah dice: "¡No! ¡Haz tu trabajo espiritual!". La Luz que revelarás eliminará el caos de tu vida, y la paz mental será una consecuencia de ese proceso. El “pedazo de mente” que nos falta es la parte que nos ayudará a alcanzar lo que el Rav Berg repite en sus clases y libros: mente sobre materia; permitiéndonos tomar el control de nuestra vida y aprovecharla lo más posible.
En la porción de la Torá, Masei, dice que los israelitas deambularon en el desierto de un lugar a otro. Sin embargo, sabemos que la Kabbalah no es un curso de historia, y que no se supone que leamos las notas del viaje de los israelitas. El kabbalista del siglo XVI, el Arí, Rav Isaac Luria, nos revela a todos que en total, los israelitas acamparon en 42 lugares. Como estudiantes de Kabbalah, el número 42 debería saltar ante nuestros ojos. El Ana Bejóaj (la antigua meditación kabbalista, la oración del kabbalista) contiene el nombre del Creador de 42 letras, y es la secuencia que creó el universo físico entero y todo lo que está en él. Así que, un tipo de energía con la que podemos conectarnos esta semana es la raíz de nuestra creación, es la raíz de nuestra alma.
Rav Shlomo de Radomsk, en su libro "Tiferet Israel", dice que el viaje por el que pasaron los israelitas fue realizado sólo para elevarlos de un nivel a otro. Esta elevación comenzó con la esclavitud en Egipto, el código para "esclavitud" es "Deseo de recibir para sí mismo", y terminó en la tierra de Israel, que es un código para "mundo perfeccionado" sin dolor, sufrimiento, ni caos.
Durante esta semana, tenemos una oportunidad inusual y única de echar un vistazo a nuestro camino espiritual y evolución. Podemos vez la raíz de la oscuridad de la que vinimos, de quién sabe cuántas vidas atrás, y podemos ver nuestro destino: la versión perfeccionada de nosotros donde todo nuestro potencial está manifestado. También podemos ver dónde estamos en nuestro camino espiritual.
Primero, qué buena oportunidad tenemos para ver toda la película de nuestra vida (no sólo donde estamos ahora) desde el punto de vista de nuestro crecimiento espiritual. Usualmente, vemos nuestra vida como alguien que está entrando al cine una hora después de que comenzó la película. ¿Por qué? Porque pensamos que la película de nuestra vida, el viaje de nuestra alma, comenzó cuando nacimos, y termina cuando dejamos el mundo. Pero este no es el caso; nuestra alma ha estado en este viaje desde el momento en que el mundo fue creado, y continuará hasta la eternidad. Esto también es la fuente de nuestra confusión y dudas, porque cuando llegas tarde a una película, no entiendes quién le está haciendo qué a quién y por qué. ¿Te suena familiar? Si pudiéramos ver lo que ocurrió anteriormente, si alguien pudiera decirnos, todo estaría mucho más claro. Bueno, ¿adivina qué? Esta semana podemos tener el sentido de la creación. No veremos necesariamente visiones de vidas pasadas, sino más bien ganaremos el sentido de responsabilidad por plantar las semillas de todo lo que aparece hoy en nuestra vida.
¡Esta es la forma en la que podemos alcanzar "paz mental" verdadera! ¿Por qué?
¿Cuál es la causa de que no tengamos paz mental? Nuestras dudas. ¿Qué va a ocurrir mañana? ¿Estoy haciendo lo que se supone que tengo que hacer? ¿Le agrado a él o a ella? ¿Esta es la persona para mí? ¿Este negocio es para mí? ¿Tendré éxito o fracasaré?
Si pudiéramos saber, con total certeza, que donde sea que estemos y lo que sea que hagamos nos está llevando al mejor escenario de nuestra vida, tendríamos paz mental verdadera. Ver la película completa durante esta semana nos ayudará a llegar ahí.
Pero, ¿cómo hacemos eso?
Nuestra herramienta esta semana, es la meditación del kabbalista: el Ana Bejóaj. Como el Rav Berg nos enseña, la primera línea del Ana Bejóaj nos lleva más allá de las limitaciones del tiempo, espacio y movimiento, y eso es exactamente lo que necesitamos para ver todo nuestro viaje y tener la certeza de que la estación final estará bien. Saber que venimos de la oscuridad de nuestro Deseo de Recibir para sí mismo y que aún así estamos destinados a vivir libres de dolor, sufrimiento y caos nos dará la paz mental verdadera que estamos buscando.
