El concepto de transformación está ligado a la idea de lucha, pérdida y angustia. Parece que creemos que el cambio verdadero debe venir con mucho dolor para que sea importante y duradero. Un buen ejemplo es nuestra cultura con respecto a los años de adolescencia, unos años en que tanteamos el terreno y nos convertimos en adultos, que son unos de los años más difíciles de nuestra vida.
A medida que nos acercamos a Yom Kipur la transformación es el tema principal en nuestra mente. ¿Qué viejos hábitos debemos dejar? ¿Qué pensamientos negativos debemos eliminar? Podemos abordar la transformación con suspiros, lamentarnos por el difícil camino a una vida mejor o podemos ver estos cambios en nuestro camino de vida como oportunidades alegres para aceptar la vida. Los kabbalistas prefieren lo alegre.
Para encontrar alegría en momentos difíciles es necesario que cambiemos la manera en la que pensamos, sentimos y vivimos. Nuestro camino de vida nos trae todo tipo de giros y cambios. Parece que entre más desafíos y dificultades encontramos, más los vemos como interferencias para encontrar la plenitud duradera, cuando de hecho son justo estas experiencias las que limpian el camino para que la alegría entre a nuestra vida.
Según el Zóhar nunca estamos lejos de la Luz. De hecho, hay más Luz disponible para nosotros en Yom Kipur que en cualquier otro momento del año, sin embargo, el proceso de dejar viejos hábitos y eliminar el comportamiento negativo pueden ser una lucha, algo que nos hace pensar que estamos lejos de la Luz. Cuando nos damos cuenta de que esta experiencia es una parte importante de nuestro viaje, podemos dejar ir la falta de certeza y estar alegres durante el proceso.
Piensa en la siguiente historia kabbalística.
Justo antes de Rosh Hashaná, el Baal Shem Tov llegó a un nuevo pueblo. Le habían dicho que el rabino local también era el cantor durante los servicios. “¿Cómo se comporta durante las oraciones?” preguntó el Baal Shem Tov. La gente del pueblo le dijo que su rabino prefería cantar la larga confesión al ritmo de alegres canciones. Inmediatamente, el Baal Shem Tov pidió que le trajeran al rabino.
Cuando los dos hombres por fin se encontraron, el Baal Shem Tov le preguntó sobre el significado de esta costumbre. El rabino del pueblo respondió, “Si el más insignificante de los sirvientes del rey, cuya tarea es limpiar las canaletas de la corte real, ama al rey, entonces mientras trabaja canta con alegría por el puro placer de hacerlo feliz”. A lo que el Baal Shem Tov respondió, “Si eso es lo que piensas cuando oras, que mi destino se una con el tuyo”.
Todos tenemos el potencial de vivir alegres como el rabino de la historia y de enfrentar momentos difíciles de nuestra vida y convertirlos en momentos de gran alegría. La clave para encontrar la alegría en Yom Kipur, aun cuando enfrentes tus grandes fallas y errores, es tener certeza en la Luz del Creador. Yom Kipur es nuestra oportunidad para enfrentar la negatividad en nuestra vida, dejarla ir y comenzar el Año Nuevo con alegría.
Abordar Yom Kipur con certeza no significa que los eventos del Año Nuevo se desarrollen exactamente como queremos. Sí, las bendiciones nos esperan, pero tener certeza significa saber que la Luz nos guía en la dirección correcta, aunque sientas que te has desviado al camino desconocido. No importa a donde nos lleve, no estaremos perdidos.
Yom Kipur se trata de identificar la negatividad en nuestra vida, eliminarla y transformarnos en la mejor versión de nosotros. Si comenzamos este momento del año sin certeza, estamos más predispuestos a pasar por una experiencia dolorosa mientras eliminamos nuestros aspectos negativos. Michael Berg dice, “nuestro verdadero destino no es el dolor y sufrimiento que parece ser muy predominante en el mundo, sino una alegría y plenitud más allá de lo imaginable”. La certeza en la Luz del Creador limpia el camino para la alegría mientras comenzamos el Año Nuevo. Recibir la festividad sabiendo que tendremos lo que necesitamos en este momento nos permite encontrar paz en el proceso y aceptar la alegría.
El verdadero milagro comienza cuando apagamos nuestros pensamientos que carecen de certeza. Cuando podemos encontrar Luz en los momentos más oscuros aceptamos la alegría. Para ilustrar esto hay un dicho: Cuando la oruga pensó que el mundo se acababa se convirtió en una mariposa. Debemos recordar que aunque sintamos que estamos encubiertos en la oscuridad, la Luz siempre está a nuestro alcance y que las bendiciones están justo después de la lucha.
