Al enfrentar circunstancias extremas, la habilidad de los extraños de conectarse, compartir, y querernos los unos a los otros es extraordinaria. Los vecinos que comúnmente se saludan asintiendo la cabeza, de pronto cocinan juntos y comparten recursos. La gente ofrece ayuda y apoyo moral a completos extraños y dejan lo que estaban haciendo para ayudar a otros.
Este fenómeno no es inusual. Durante siglos, las comunidades han estado a la altura de las circunstancias queriendo compartir entre ellos después de la destrucción: Los ataques del 11 de septiembre y el Huracán Katrina son sólo dos grandes desastres en la historia moderna además del bombardeo de Boston. Después de que el polvo se asentó, se comenzaron a conocer grandes actos de heroísmo y amor. Décadas después del Holocausto, aún se escriben libros sobre las almas valientes que arriesgaron sus vidas para salvar a completos extraños.
Sucot nos recuerda lo que significa conectarse con otros, compartiendo la amabilidad y la alegría. Durante los siete días y siete noches de Sucot, nos reunimos bajo la Sucá, un refugio temporal conmemorando los hogares en los que los israelitas vivieron a través del desierto por cuarenta años, para compartir comida, recitar oraciones, y deleitarse con la amabilidad y alegría. De hecho, no hay extraños bajo una Sucá.
En su libro, Días de conexión, Michael Berg explica que podemos conectar con la energía única que está disponible durante la semana de Sucot a través de nuestras palabras y acciones: "Lo primero que tenemos que hacer es expresar amabilidad y compartir en todo lo que hagamos... al atraer estas cualidades a nuestra vida, tanto en las relaciones con otros individuos y con el mundo como un todo, crearemos una conexión con la Luz Circundante que manifiesta misericordia y ganas de compartir igualmente para nosotros". Este es el espíritu de Sucot: Reconfortar a otros, compartir con nuestros vecinos y mostrar amor.
La sobrevivencia de los israelitas mientras andaban por el desierto dependía de su habilidad de trabajar juntos, apoyarse entre sí, y compartir. Ellos no eran perfectos. Recibían duras palabras de Moisés cuando se apartaban de la Luz de vez en cuando. Pero durante Sucot recordamos su perseverancia y habilidad de mantenerse conectados entre sí durante los tiempos más difíciles.
Cuando le tendemos la mano a otros, los ayudamos y les mostramos amabilidad, hacemos más que simplemente apoyarlos en tiempos difíciles. También ponemos en movimiento dos fuerzas muy poderosas. Primero, al dar el ejemplo y mostrarle a otros lo que significa realmente el deseo de compartir, hacemos mas probable que en el futuro alguien más haga una acción de compartir con otra persona. Le mostramos a otros, mediante nuestras acciones, qué significa actuar desde el corazón e inspirarlos a actuar desde los suyos. Segundo, "lo semejante se atrae". Al celebrar la Temporada de la alegría, le abrimos la puerta a que entre más alegría a nuestra vida. Michael Berg explica: "La Luz de esta semana no puede entrar a nuestras vidas sin felicidad, así como no puede entrar sin compartir. De hecho, los kabbalistas enseñan que los conceptos de compartir y alegría están íntimamente relacionados. Uno lleva al otro, y juntos evocan la Luz que nos espera durante Sucot".
Los actos de amabilidad que hagamos esta semana junto con el amor que compartimos tienen un impacto en la humanidad como un todo. Al recordar los retos que los israelitas enfrentaron en el desierto, no necesitamos experimentar destrucción para sentirnos conectados como una comunidad, Permite que Sucot sea una oportunidad para crear lazos con aquellos que te rodean. Envía Luz a las vidas de otros y se reflejará en la tuya.