Nos encontramos en un punto crucial en la historia. Los políticos se señalan unos otros. Los ciudadanos están protestando. Los vecinos discuten. Y muchos de nosotros observamos atónitos preguntándonos qué podemos hacer y qué podemos esperar.
Sin embargo, en medio de todo esto, comienza Sucot: una festividad que tiene el propósito de unir a las personas. Llega ahora que nos adentramos en el Nuevo Año kabbalístico. Hemos tenido tiempo de reflexionar, pedir perdón y conectar con la Luz del Creador. Ahora es tiempo para conectarnos unos con otros y manifestar la bondad que esperamos ver en el mundo.
Sabemos que las personas más cercanas a nosotros desempeñan un papel importante en nuestro crecimiento espiritual. En efecto, las relaciones que tenemos con nuestra pareja, familiares y amigos de toda la vida encienden constantemente oportunidades para que cambiemos para mejor. Pero a menudo pasamos por alto a nuestros vecinos y a los miembros de nuestra comunidad. Pregúntate: ¿qué tan bondadoso eres con el asistente del salón de clases de tu hijo, con el empleado del supermercado o con el hombre que limpia tu oficina? Sucot nos ofrece una apertura espiritual única para expandir nuestra “tribu” y profundizar nuestra conexión con otras personas.
Tradicionalmente, celebramos esta festividad erigiendo una Sucá —un refugio temporal que se asemeja a una cabaña— en honor a los israelitas que vagaron por el desierto durante 40 años.
Durante siete días y siete noches, nos reunimos bajo la Sucá para compartir comidas, recitar bendiciones y disfrutar de buena compañía. Pero la relevancia espiritual de Sucot es más profunda que la buena comida y la buena compañía. Con Rosh Hashaná y Yom Kipur detrás de nosotros, debemos conectar y reconectar unos con otros en este momento. Al hacerlo, fortalecemos colectivamente nuestra comunidad espiritual.
Esta tradición nos recuerda que estamos juntos en este proceso. Puede que no estés de acuerdo con alguien que sostiene una señal de protesta, pero muy a menudo ambos comparten más puntos en común que diferencias. Aunque nuestra motivación y nuestro camino son únicos de acuerdo a nuestra experiencia personal, todos podemos trabajar juntos para crear paz duradera en el mundo.
“No hay duda de que la brutalidad y la violencia que surge en todo el mundo en este tiempo es bastante oscura y casi incomprensible. Aún así, hoy como siempre, hay una polaridad en el cosmos: así como existe el potencial para un gran crecimiento y Luz, también existe el potencial para una gran negatividad. Mientras más brillante sea la Luz que está disponible, más lóbrega será la oscuridad.
Para cada uno de nosotros a manera personal, esta energía nos ofrece los desafíos para cambiar nuestro comportamiento para que nuestro libre albedrío nunca se vea afectado. Tendremos la oportunidad de escoger bondad, amor y ver lo positivo. En un momento dado, podemos decidir ser la roca que cae en el agua creando ondas de Luz que se extiendan más allá de nosotros. Ahora, más que nunca, el mundo necesita esto de nuestra parte, y nosotros también lo necesitamos”.— Karen Berg
Cuando compartimos una comida bajo la Sucá, nos abrimos a una conexión verdadera con otras personas. Sucot es la entrada para expandir nuestro amor a nuestra comunidad y a la humanidad. Los kabbalistas nos enseñan a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Esto no es sólo una frase para infundir paz entre desconocidos. Es una enseñanza fundamental de la Kabbalah que nos desafía a crecer. Sucot nos da una oportunidad para vivir esta enseñanza.
Deberíamos siempre compartir y expresar bondad en todo lo que hacemos, tanto en nuestras interacciones con los individuos como con el mundo entero. Sin embargo, la energía que nos rodea durante Sucot es la esencia propia de la bondad y la generosidad. Al vivir y actuar de acuerdo con esta energía, creamos una conexión con la Luz que nos ofrece bondad y generosidad de vuelta.
Esta es la forma en la que estamos destinados a vivir, en una comunidad global fundamentada en la bondad. Juntos nos hacemos más fuertes e incrementamos colectivamente la Luz que nos rodea. Pero lo contrario también es verdad. Cuando nos entregamos al ego y nos volvemos críticos, no sólo nos robamos a nosotros mismos la Luz y las bendiciones, sino que afectamos de manera negativa a cada persona en nuestra comunidad, incluyendo a aquellos que están destinados a compartir con nosotros. El juicio crea un muro entre nosotros. Sucot es un tiempo para derribar muros, abrir los brazos y ver que juntos somos más fuertes.
La Luz de Sucot sólo está disponible en este tiempo del año, pero las bendiciones que creamos mediante la bondad y la generosidad duran todo el año. Al amar de verdad a nuestro prójimo como a nosotros mismos, creamos un año de bendiciones que todos podemos compartir.