Con frecuencia he hablado del concepto kabbalístico de la Unidad; que todos estamos conectados a la misma Fuente. Debido a que todo en nuestro mundo se origina en la misma conciencia, todo está interrelacionado. Einstein exploró esta idea en lo que acuñó como la teoría del campo unificado. Los kabbalistas dicen que todos tenemos una chipa de la Luz Divina. La ciencia védica establece que todas las formas de vida son vibraciones de un campo subyacente de Yoga, que significa “unidad”. Muchas otras tradiciones usan su propio idioma para transmitir la misma idea.
Gregg Braden, en su libro La Matriz Divina, presenta una explicación fascinante sobre la unidad a través de un análisis de los hologramas. Él escribe: “Cuando algo es holográfico, existe completamente en cada fragmento de sí mismo, sin importar en cuántas partes esté dividido”.
Esto se parece mucho a una de las aclaraciones que Rav Áshlag hace sobre las diez dimensiones de realidad conocidas como Sefirot. Dentro de cada Sefirá (en singular) existen otras diez dimensiones, dentro de cada una de ellas hay otras diez y así sucesivamente hasta el infinito. Asimismo, Rav Áshlag explica que estas diez emanaciones de la Luz del Creador, que forman el Árbol de la Vida, están presentes dentro de toda existencia, incluyendo a la humanidad.
Braden relaciona el holograma con la conciencia, diciendo que: “Cada mente contiene el patrón de la conciencia completa. Y a través de ese enlace, cada uno de nosotros tiene acceso directo al patrón entero. En otras palabras, todos tenemos el poder de cambiar el holograma de nuestro mundo”.
Cuando le agregamos a esto la ley espiritual de causa y efecto, vemos que las pequeñas causas pueden tener grandes efectos. Una simple intención fortalece y se multiplica cuando nos reunimos. Esto ocurre ya sea que nos unamos en grupos físicos o virtuales. Y luego podemos simplemente unirnos en conciencia.
Considero que uno de los aspectos más importantes de la transformación global ocurre como resultado de las conexiones internas que formamos. Cuando conectamos con la mente y el alma de los demás, no sólo nos transformamos a nosotros sino a quienes nos rodean. Aunque muchas personas no estén conscientes de los efectos, algunas podemos sentir el cambio de energía en el edificio en el que nos reunimos y en las áreas fuera de nuestro entorno inmediato también.
Por ejemplo, se han realizado muchos estudios alrededor del mundo sobre el efecto de la Meditación Trascendental. En Estados Unidos, en el año 1973, 24 ciudades con una población mayor a 10.000 habitantes vivieron cambios tangibles en sus comunidades cuando sólo un uno por ciento de la población (100 habitantes) usó técnicas específicas de meditación para crear paz interna. El efecto dominó se vio en la reducción de las tasas de crímenes, suicidios, accidentes automovilísticos, entre otras.
En 1988, el Journal of Conflict Resolution publicó un estudio sobre “El proyecto internacional de paz en el Oriente Próximo”. Este experimento fue llevado a cabo a inicios de los ochenta para mitigar el efecto de la guerra entre Israel y el Líbano. Situados en lugares devastados por la guerra, los practicantes meditaron en momentos y días específicos. En los momentos que estaban concentrados en la paz interior, disminuyeron la actividad terrorista, los crímenes sociales, los accidentes de tráfico y los ingresos a salas de emergencias. En los momentos en los que los meditadores dejaban de hacer su práctica, las estadísticas se invirtieron. Este estudio confirmó los hallazgos del primer fenómeno, es decir, cuando una fracción de la población logra la paz interior, esa paz se refleja en el mundo.
La similitud entre una gran cantidad de estudios produjo una fórmula específica necesaria para alcanzar un cambio de conciencia notable: la raíz cuadrada del uno por ciento de una población. El efecto es aún más grande cuando más participantes se involucran.
Tal y como el Rav decía: la conciencia afecta a la realidad. O, como el fundador de Meditación Trascendental, Maharishi Mahesh Yogi, dijo: La conciencia individual afecta a la conciencia global.
Cada vez que nos reunimos con la misma conciencia, el plan para que la humanidad tenga paz, armonía y unidad se desarrolla a saltos cuánticos. Cuando intencionalmente nos vinculamos con un propósito común, despertamos nuevas realidades en las que la paz y la unidad se convierten en la norma.
En nuestro planeta de 7.500 millones de personas, si calculamos con la fórmula de la raíz cuadrada del 1% (√ 1%), sólo se necesitan 8.700 participantes conscientes para hacer un cambio.
Por favor, acompáñame a mí y al mundo durante Una Hora de Unidad espiritual en la noche del 27 de marzo de 2017, y sé un eslabón de la cadena de transformación. Todos son bienvenidos. Gente de cualquier religión, o de ninguna, puede tomarse virtualmente de la mano alrededor del mundo mientras permanece en su propio espacio y fiel a su propio camino.
La importancia de esta fecha es la Luna Nueva de Aries, el Año Nuevo lunar; es el inicio de un nuevo ciclo. ¿Qué mejor momento para unirnos, con respeto mutuo, a fin de manifestar más amor y Luz en el mundo?
Puedes elegir cualquier hora de esa noche. Ya sea que leas un escrito sagrado, practiques yoga, medites, hagas voluntariado en un centro comunitario local, estés en sintonía con la naturaleza o incluso escuches música —cualquier cosa que despierte tu espíritu personalmente—, con eso puedes formar parte de una unión de corazones y mentes, todo con el propósito de alcanzar la unidad.
Invita a tus amigos a que hagan lo mismo; mientras más gente lo haga, más cambio lograremos. No tenemos que estar en la misma habitación, ni en el mismo país; podemos usar la tecnología para crear una masa crítica.
Haz publicaciones en tus redes sociales con la etiqueta #hourofspiritualunity en las que compartas por qué te uniste a este movimiento y qué te comprometes a hacer el 27 de marzo de 2017 como parte de tu hora de práctica espiritual. También puedes usar la etiqueta para publicar un selfi o un video durante tu participación en la noche del 27 de marzo.
Gracias de antemano por participar en Una hora de unidad espiritual. Recuerda ser consciente de la capacidad que tienes para provocar cambios positivos en nuestro mundo.