“Nuestra alma no es nada diferente a la esencia de la Luz del Creador. La única diferencia es que nuestra alma es una parte y no es el todo. Es como una roca que ha sido extraída de una montaña. La esencia de la montaña y la esencia de la roca es la misma” ~Rav Ashlag
En sus escritos sobre Las Diez Emanaciones Luminosas, Rav Áshlag explica cómo el alma es una parte divina que proviene del Cielo, hecha de la misma esencia que el Creador. La compara con una roca que cae de una montaña. Aunque la piedra ya no sea parte de la montaña, sigue estando compuesta de los mismos materiales que la montaña solo que no en la misma magnitud. Son exactamente lo mismo, la única diferencia entre ambas es que están separadas. De la misma manera, nuestras almas alguna vez fueron parte del Creador y se separaron, pero siguen conteniendo la misma esencia de la Luz.
"Nuestras almas comparten la misma esencia del Creador."
Cuando nos tomamos un momento para apreciar lo que significa este concepto, vemos que es verdaderamente maravilloso. Los kabbalistas ancestrales enseñan que la Luz del Creador contiene las cualidades de todo lo que existe en el mundo, todo lo que vemos y experimentamos, todo unificado en simple perfección. La Luz es infinita e ilimitada. Si nuestras almas comparten la misma esencia del Creador, entonces nuestras almas también son ilimitadas en su poder y potencial.
No obstante, Rav Áshlag también enseña que no experimentamos la totalidad del poder de la Luz del Creador porque nuestra conciencia está limitada. Cuanto más desconectados estemos del Creador, más restringimos el flujo de Luz en nuestra vida. Debido a esta restricción, las bendiciones que recibimos son tan solo una fracción mínima de las abundantes bendiciones que el Creador desea darnos. Somos nosotros quienes limitamos la entrada de esas bendiciones.
Lo mismo sucede con nuestra alma. El poder y la abundancia dentro de nuestra alma están restringidos por el egoísmo de nuestro Deseo de Recibir para Sí Mismo. Si hubiese una lista de cinco cosas que de verdad quieres hacer en el día y que son muy importantes para ti, pero alguien te dice constantemente “¡No puedes hacerlo!”, te desalentarías. Eso es lo que le decimos a nuestra alma todos los días. Le estamos diciendo que no vamos a permitir que revele todo su potencial.
"Podemos comenzar a apreciar quiénes somos."
Se dice que si pudiéramos escuchar los lamentos de dolor de nuestra alma, no podríamos soportarlo. Hay una Luz insondable dentro de cada uno de nosotros, pero seguimos restringiendo su revelación, limitando su potencial. El dolor que infligimos a nuestra alma al no permitirle revelar su esencia empeora aún más cuando la cubrimos y la restringimos todavía más. Cuanto más transformemos nuestra naturaleza egoísta en Deseo de Recibir para Compartir, más podremos revelar el poder de nuestra alma.
El aspecto positivo de esto es que podemos comenzar a apreciar quiénes somos. Cuando comenzamos a entender que no existe la Luz limitada y que nuestras almas son parte de la Luz, podemos reconocer el increíble poder que hay en nuestro interior. Nuestra alma es exactamente la Luz del Creador, la misma esencia que creó todo este mundo. Tenemos ese poder dentro de nosotros. Mientras más duro trabajemos y más nos transformemos, más podremos revelar la esencia de la Luz en nuestro interior.
*Adaptado del curso de Michael Berg sobre Las Diez Emanaciones Luminosas, lección 13.