La risa sana, ya que aquello de lo que nos reímos no puede seguir haciéndonos daño.
La actriz y escritora Carrie Fisher, que Dios dé descanso a su alma, dijo: “Si mi vida no fuese divertida, sería real… y eso es completamente inaceptable”. Esta frase viene de una mujer cuyo padre la abandonó a los dos años de edad. Una mujer que sufrió una vida sumida en la adicción, fue diagnosticada como bipolar y una vez estuvo recluida en una institución mental en la que no durmió por seis días seguidos. A pesar de las piedras y las flechas que la vida le arrojó a la señora Fisher, hubo una cosa que nunca perdió: su sentido del humor sobre sí misma. Ella era una escritora y comediante ferozmente graciosa, poseía un ingenio que competía con el de Dorothy Parker y Oscar Wilde. Consiguió maneras de convertir sus enfermedades en comedia, riéndose de ella misma y de su vida a través de todo lo que hizo, desde una serie de libros hasta un espectáculo de comedia en Broadway. Según Carrie Fisher, la perspectiva divertida era la única que valía la pena tener.
"La risa sana, ya que aquello de lo que nos reímos no puede seguir haciéndonos daño".
Menciono esto porque me parece que la porción de esta semana nos exhorta a no tomarnos a nosotros mismos tan en serio; algo difícil, incluso para los más espirituales de nosotros. La historia de Bo habla de las tres plagas finales por las que pasó el Faraón por no liberar a los israelitas. La traducción literal ha sido objeto de debate entre estudiosos bíblicos por siglos, ya que da a entender que el Creador le estaba jugando una broma al Faraón… ¿Una broma? ¿Una broma en la que langostas, ranas, insectos y granizo causan estragos sobre toda una nación? ¿Cómo podría decirse que esos desastres fueron una broma? Afortunadamente, el Zóhar aclara el asunto: revela que el Faraón es un código para nuestro ego, el Deseo de Recibir para Sí Mismo. “La broma” que le hace el Creador al Faraón es una indicación para nosotros de que no tomemos nuestro ego muy en serio.
El ego se manifiesta de maneras distintas. A veces nuestro ego nos dice que somos la mejor persona del mundo y a veces nos dice que somos la peor. En cualquier caso, son dos caras de la misma moneda; ya que en ambos casos creemos que lo que la voz nos dice es verdad. El ego nos mantiene atrapados en el ensimismamiento, nos hace pensar que siempre tenemos la razón. Ira, tristeza, frustración, presunción, orgullo y culpa son todos matices distintos del mismo color, es decir: manifestaciones del hecho de estar muy encerrados en nosotros mismos. En estos momentos en los que esas emociones alimentadas por el ego se manifiestan repentinamente, la risa es nuestro más grande salvador. La risa puede liberar del ego a nuestros pensamientos, nos hace espacio para ver más allá de la perspectiva limitada que creemos que es la verdad. La risa puede sacarnos de un episodio de tristeza recordándonos lo divertida y hermosa que puede ser la vida. La risa puede salvarnos del ego.
"La risa puede salvarnos del ego".
Comprometámonos a no permitir que nada nos quite nuestro sentido del humor en los próximos siete días. Al cometer errores, en lugar de bloquearnos o alterarnos, intentemos reírnos de nosotros mismos. Solo es un error, por eso Dios puso borradores en lo lápices: ¡porque estamos destinados a cometer errores! Cuando nos vemos perturbados por algo o alguien, si tan solo podemos dedicar un momento a darnos cuenta de cuán pequeña es la situación o cuán ridículamente nos estamos comportando, la situación puede pasar de ser frustrante a divertida.
La capacidad de reírse de sí misma puede no haber sanado el trastorno bipolar de Carrie Fisher, pero sí le dio una manera de alegrar la vida de muchas personas. Tanto Carrie como su madre, Debbie Reynolds, tuvieron sus propios problemas, pero usaron su dolor como cimiento para dejar algo positivo en el mundo.
Esta semana, riamos cuando el sol brille en nuestro día; y cuando la oscuridad caiga, riamos más fuerte. Que esta risa nos ayude a crear algo para el mundo que lo ilumine un poco más gracias a nuestra presencia.