La porción de Vayishlaj (que significa “y envió”) habla acerca de los hermanos Yaakov y Esav, los hijos de Isaac y Rebeca en el linaje de Avraham y Sará. Justo después de que Yaakov regresa (con su familia, su riqueza y su poder) de la casa de su suegro, sabe que debía encontrarse con su hermano Esav, quien quería asesinarlo.
Antes de que Yaakov se encontrase con Esav, él envío ángeles. La Torá nos dice que Esav tenía la clara intención de matar a Yaakov después de que éste le quitó la bendición de su padre.
Yaakov se encontró con Esav, y si leemos literalmente, parece que Yaakov tenía un poco de miedo de Esav. Yaakov oró a Dios pidiéndole ayuda y luego hizo reverencia ante su hermano siete veces. Esav entonces besó a Yaakov en el cuello (a pesar de que, de acuerdo con la Torá, Esav intentó matar a Yaakov mordiendo su cuello).
El Rav Berg compartió en esta porción que estamos recibiendo la herramienta para controlar al Oponente desde su raíz. ¡Controlar a la negatividad desde la raíz! Eliminar la máscara del oponente. El hecho de que en esta porción el nombre de Yaakov se transforma en Israel nos indica que aquí estamos recibiendo el poder para obtener el dominio sobre el Oponente, quien dio el nuevo nombre a Yaakov. A través de sus luchas y de los desafíos que enfrentó, Yaakov finalmente alcanzó un nivel de control total sobre la Inclinación al Mal, por lo que la Inclinación al Mal se encargó personalmente de elevar a Yaakov. Yaakov podía decir ahora: “Estoy en control”; ése es el significado de Israel, “estoy en control”.
Todos los patriarcas nos otorgaron el poder, la fortaleza y los secretos acerca de cómo controlar la conciencia negativa del Oponente, y eso es lo que obtenemos esta semana.
El poder más grande que existe es el poder para vencer tu propia inclinación al mal.
El Zóhar nos dice que aunque Esav se aferró a su ira durante mucho tiempo, cuando finalmente se encontró con Yaakov, Esav no pudo odiarlo. Esav quería sentir ira hacia su hermano, pero por alguna razón todo esto fue disipado por el ángel de arriba.
Cada nación o grupo de personas tiene un ángel espiritual. Nuestras acciones buenas o malas ocurren como resultado de lo que sucede arriba, es decir que aunque Esav era un ser humano que quería destruir a Yaakov, no podía hacerlo. ¡Esta fuerza metafísica neutralizó sus acciones para que así no pudiese matar a Yaakov y en lugar de ello, lo besó! El Zóhar nos dice “así como es arriba, es abajo”, la fuerza que controlaba a Esav fue disipada para que así, el Esav físico no pudiese expresar ira.
Así que, ¿qué hizo Yaakov para disipar al ángel de arriba?
Si queremos controlar la negatividad, nuestro Esav puede manifestarse como caos, negatividad, guerra, y como atributos negativos que no tenemos fortaleza para controlar.
El Zóhar nos dice: si deseas controlar a Esav, entonces debes realizar un cambio en el Mundo Superior. Combate la fuerza negativa antes de que se manifieste toda como negatividad abajo.
Así que ¿qué hizo Yaakov para disipar ese poder?
La meta era que el caos se convirtiese en el sirviente de Yaakov. La única forma en la que podía controlar a Esav era al humillarse, eliminando su ego. Esav es realmente una palabra código para “ego”. Si estoy permitiendo a mi ego que se humille por completo, puedo controlar a mi “Esav”. Tenemos que humillarnos continuamente, una y otra vez. ¡Ésa es la manera en la que podemos obtener el dominio sobre nuestra inclinación al mal!
Cuando te permites ser humilde, volverte pequeño ante otra persona (no por la razón de agradarle, sino porque la situación te llevó a un estado de humildad) ¿Quién se siente realmente herido en ese momento?
Yaakov sabía que tenía que disminuir su ego 7 veces. Tenía que llegar a un nivel en el que no le importase su orgullo siete veces y hacer reverencia ante Esav. De manera consciente Yaakov atrajo esa humildad. Él sabía que le estaba dando a Esav una razón para sentirse orgulloso.
El Zóhar nos dice que Esav ordenó a Yaakov: “inclínate ante mi” ya que soy importante. ¿Qué sucede cuando una persona se siente importante? Piensa: soy alguien. ¿Qué sucede cuando nos inflamos con orgullo, cuando nuestro ego se infla? Estamos sembrando la semilla de la esclavitud.
A Yaakov no le importaba su ego. Esav, el Esav dentro de cada uno de nosotros, permite la entrada al orgullo. No estoy diciendo que no podemos aceptar los halagos, ¡sino que cuando dependemos de esos halagos estamos sembrando la semilla del caos, de ser esclavos del temor, de los pensamientos negativos y de lo que otros piensen de nosotros!
Así que ¿cómo controlamos al Oponente desde la raíz? En la acción específica de volvernos humildes ante el Creador. Cada vez que tengamos la oportunidad de volvernos humildes, tenemos que reconocer que esa oportunidad nos fue dada por el Creador, sin importar cómo se vean las cosas en la realidad del 1%.
¿Quiere decir esto que debemos reaccionar a la humillación en sí, quejarnos y no hacer nada al respecto? ¡No! Debemos actuar. Debemos hacer lo que teníamos planificado hacer para compartir la Luz con otros.
Como Rav Brandwein le dijo al Rav Berg: “Cualquiera que disemine la Kabbalah atraerá la humillación”. Al ser humillado, te separas de tu ego. Si tu objetivo es ser popular y no humilde, harás el trabajo, pero sin poder real. Continuarás siendo un esclavo del caos, de tu propio ego. Caos, ego, preocupación, pensamientos negativos, temor… todos estos son formas de esclavitud. El tipo de esclavitud más fuerte es la conciencia de “¿qué pensarán de mí?”.
Humillarnos es una herramienta de control a nivel de la semilla. Y si estamos abiertos a ello, las oportunidades para que crezcamos y nos transformemos se presentarán solas ante nosotros.
