Parece que hay un tiempo “perfecto” para todas las cosas. Esperamos por la temporada de descuentos antes de hacer una gran compra, esperamos que bajen las tarifas de los boletos aéreos antes de programar un viaje, o esperamos a que la lluvia se detenga antes de salir de la casa para llevar a cabo los quehaceres. Parece que nos encanta esperar; esto nos da la sensación de que las cosas buenas están por llegar. Por supuesto, toda esta espera en realidad no nos está llevando a ningún lado. Podemos emprender acciones en nuestra vida para activar la transformación en cualquier momento. Sin embargo, a lo largo del año kabbalístico se abren ventanas mediante las cuales podemos recibir una dosis adicional de Luz para ayudarnos a realizar los cambios positivos en nuestra vida que hemos estado anhelando. Uno de los momentos más poderosos para tal reflexión y transformación es Rosh Hashaná.
Al igual que el Año Nuevo secular, el Año Nuevo kabbalístico nos invita a dar pasos hacia un nuevo comienzo. La diferencia fundamental es que durante Rosh Hashaná podemos literalmente borrar la negatividad de nuestro pasado en lugar de simplemente olvidarlo y conformarnos con un futuro más positivo.
El Zóhar enseña que cada año entrante está diseñado de acuerdo con nuestro pasado. Las acciones o palabras negativas pueden establecer el curso de sucesos en nuestro futuro. Podemos simplemente aceptar las consecuencias o acoger el proceso kabbalístico mediante el cual eliminamos la negatividad y aseguramos un próximo año más alegre y con mayor plenitud.
Los kabbalistas llaman a este proceso teshuvá, y a menudo se practica durante las semanas previas a Rosh Hashaná y los diez días que siguen. Muchos interpretan la teshuvá como “arrepentimiento”. Pero una traducción más precisa es “regresar”, como en regresar al estado original. Esta es una oportunidad no sólo de regresar a un estado puro, sino también para crear nuevamente nuestro ser.
Rav Berg se refiere a este proceso como “regresar al futuro”, y explica:
“Cada acción, positiva o negativa, crea una fuerza de energía equivalente como resultado de una conciencia correspondiente. Si nuestra conciencia determina algo de carácter negativo, entonces debe ser eliminado. De lo contrario, esta fuerza de energía se vuelve parte de nuestra programación para el futuro, la cual dictamina y afecta nuestra vida diaria. La inserción de violaciones en la rutina de nuestra vida resultará inevitablemente en una vida de dolor y sufrimiento. No obstante, somos capaces de borrar estas faltas y evaporar su existencia con el fin de no dejar ningún rastro de ellas, entonces nuestro casete para el futuro se convertirá en uno libre de caos y desorden”.
Podemos volver al pasado para cambiar el futuro. ¿Cómo hacemos esto? Pues bien, los kabbalistas sugieren que acudamos a alguien muy cercano a nosotros, un amigo de confianza, un colega o un compañero, y le preguntemos con humildad: “¿Qué necesito cambiar?”. Permanece abierto su respuesta y está dispuesto a hacer esos cambios. No hay mejor momento que ahora.
Hay tres etapas diferentes en el proceso de teshuvá: sentir arrepentimiento, decidir cambiar nuestras actitudes y luego verbalizar la transgresión. Todos los componentes son igual de importantes para el proceso, aunque a menudo nos quedamos en la primera etapa más de lo que deberíamos, ignorando la situación o buscando excusas para justificar nuestras acciones. Asumir responsabilidad significa reconocer y aceptar nuestras acciones y costumbres negativas y reconocer cuán destructivas son. Cuando el remordimiento y la necesidad de empezar de nuevo superan la necesidad de ignorar nuestras faltas, es tiempo de dar el siguiente paso: hacer una resolución.
El paso más poderoso que alguna vez haremos es el paso hacia el cambio. Cuando lo hacemos, es necesario verbalizar esta intención. A veces esto viene en forma de una disculpa hacia alguien a quien hemos hecho daño. Pero también puede hacerse compartiendo una resolución con un amigo. De cualquier modo, hay poder en la palabra dicha. Al hacer que alguien más conozca los pasos hacia el cambio que queremos tomar, nos responsabilizarnos ante otra persona para que, por ello, sea menos probable que regresemos a nuestras viejas costumbres.
Rav Berg dice: “Para alcanzar aquello que las personas que nos desean bien en Rosh Hashaná quieren para nosotros, no tenemos otra opción más que aprender la programación que nos permita asegurar un año nuevo lleno de la beneficencia de la Fuerza de Luz, lleno con certeza y orden en el viaje de nuestra vida. Ya no podemos aceptar la expresión común de nuestra vida en términos de ‘afortunada’ o ‘desafortunada’. Tenemos la obligación y la responsabilidad de hacer cada esfuerzo por cambiar nuestra conciencia a una de compartir. Esta tarea es para todas las personas por igual”.
Si has estado posponiendo cambios en tu vida, el momento que has estado esperando ya está aquí. Aunque estar conscientes de las fallas y las costumbres negativas tiene que ser un esfuerzo continuo a lo largo del año, tenemos una increíble oportunidad para borrar nuestras transgresiones y fallas pasadas mediante el proceso de teshuvá para garantizar un año más positivo lleno de bendiciones y alegría.