En ningún lugar uno puede encontrar pruebas de que el ser humano esté destinado a morir. No está escrito en la Biblia, en el Corán, en la Constitución ni en la revista Time. Así que ¿por qué aceptamos la muerte como una realidad? ¿Quién dijo que teníamos que morir?
La mayoría de nosotros no sólo no quiere morir, sino que tampoco quiere perder a sus seres queridos ni que se terminen las cosas buenas en su vida. Miles de años atrás, los Kabbalistas declararon que las cosas buenas no tienen que terminar. El Zóhar, texto fundamental de la Kabbalah, afirma que el alma humana es eterna y el cuerpo está diseñado para hacer lo mismo. Estamos destinados a seguir y seguir.
La ciencia está de acuerdo con este antiguo concepto Kabbalístico de rejuvenecimiento. Los doctores han concluido que el cuerpo humano se regenera completamente cada siete años; tú no tienes una sola célula en tu cuerpo que tuvieras hace siete años. Sin embargo, a los 21 años el proceso regenerativo comienza a volverse más lento y comienza el proceso degenerativo. Estudios clínicos han demostrado que factores como el estrés, ira y depresión incrementan nuestra probabilidad de enfermarnos. Nosotros literalmente hacemos que nos enfermemos. El Zóhar explica que estas condiciones literalmente atraen oscuridad a nuestra vida y en nuestro propio cuerpo.
Desafortunadamente, estamos condicionados a creer que esa negatividad es parte de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, la Kabbalah nos motiva a pensar fuera de los esquemas de la mortalidad. La muerte no tiene por qué suceder. Las relaciones plenas no tienen por qué terminar. Los negocios prósperos no tienen por qué colapsar. La buena salud no tiene por qué volverse mala.
¿Por qué? Los antiguos Kabbalistas explicaron que podemos filtrar la oscuridad fuera de nuestro cuerpo y nuestra vida durante una ventana de tiempo en la que está disponible una energía purificadora. Esta ventana de tiempo es conocida con la palabra clave de “Shavuot” y es el momento en el que Moisés recibió los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí. ¿Qué tiene de especial Shavuot? El Zóhar nos enseña que los Diez Mandamientos no son órdenes, sino que son el software de la inmortalidad.
La Kabbalah explica que cada vez que encontramos el número diez, como en los Diez Mandamientos, nos estamos conectando con las diez dimensiones del universo ilimitado donde la muerte no existe. Por eso, cuando escuchamos la lectura de la Torá en Shavuot, se conecta nuestro mundo físico con el universo ilimitado, estamos en realidad descargando ese código de inmortalidad y regresando la energía de lo completo a este mundo. En Shavuot se nos da la habilidad de derribar las paredes de esa caja que nos mantiene dentro de un marco de mortalidad. Se nos da la oportunidad de pavimentar el camino para una vida de felicidad sin fin, salud, éxito, amor y libertad, la vida que estamos destinados a vivir.
Shavuot es el camino de entrada a una vida sin finales. Es el filtro por el cual podemos eliminar oscuridad para que el rejuvenecimiento pueda ocurrir diariamente. Shavuot nos ayuda a experimentar satisfacción sin fin. Durante Shavuot descargamos la energía para activar este rejuvenecimiento y eliminar el caos de nuestra vida; caos como el estrés, ira, depresión y enfermedad; ahora y para siempre.
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