¿Alguna vez te has preguntado por qué surgen desafíos particulares para ti cuando la misma área de la vida parece ser tranquila y fácil para otra persona?
¿Alguna vez te has encontrado diciendo cosas como: “No entiendo por qué sigue sucediendo esto. ¿Qué es lo que no estoy viendo?”?
O tal vez simplemente te has preguntado cuál es tu propósito en la vida, cuáles podrían ser tus superpoderes únicos.
En la Kabbalah hay un concepto llamado Tikún, que es esencial para cualquier exploración de nuestro propósito y, ciertamente, para el descubrimiento de nuestros superpoderes. (¡Que, alerta de spoiler, todos tenemos!).
Tikún se traduce como “corrección”. A lo largo de nuestras vidas, estamos destinados a trabajar o “corregir” algún aspecto de nuestra naturaleza. Al igual que la historia del origen de cualquier superhéroe implica algún tipo de trauma, nosotros también llevamos una energía interior desafiante que estamos destinados a afrontar y transformar. Esta es energía que se ha arrastrado de vidas anteriores y contiene fragmentos de palabras o acciones negativas que nuestra alma tiene la intención de conciliar. Lo que hicimos en encarnaciones anteriores —cosas como decisiones o comportamientos originados en la reactividad y el egoísmo— influye en nuestras vidas actuales. Cuando asumimos el trabajo de nuestro Tikún, decimos sí a nuestra evolución definitiva.
¿Suena intenso? Sí, a menudo también se siente intenso. Sin embargo, no es un castigo, es una oportunidad; un camino que hemos elegido recorrer y que está dotado de muchos dones y bendiciones.
El Tikún de cada individuo es único y puede manifestarse en una amplia variedad de maneras diferentes.
La persona que deja una relación para entrar en otra con el mismo tipo de persona una y otra vez.
La persona que, sin importar el negocio o la empresa para la que trabaje, termina con los mismos desafíos del mismo tipo de gerente.
La persona que aparentemente siempre está en apuros financieros sin importar cuánto dinero gane.
¿Qué patrones repetidos ves aparecer en tu vida una y otra vez? Son pistas de tu Tikún, y hasta que te vuelvas consciente de ellas y te comprometas a trabajar para superarlas, el universo seguirá presentando el patrón en tu camino. Afortunadamente, hay buenas noticias: cuanto más tratamos nuestro Tikún, más nos acercamos a nuestro propósito. Con cada nudo kármico que desenredamos, se nos revela una nueva bendición o superpoder inherente.
Tu Tikún, ese temido patrón o desafío que deseas que tan solo desapareciera en realidad está directamente relacionado con tu superpoder. Tu superpoder suele ser tu Tikún al revés. Sin embargo, antes de llegar a eso, es necesario hacer una distinción. Nuestro Tikún no es algo que esté “mal” o “roto” dentro de nosotros. Es la forma en que nuestra alma se revela, y es importante recordar que nuestra alma ya es perfecta. Al igual que un diamante, se deben quitar algunas capas y presiones antes de que podamos compartir el brillo de ese diamante con el mundo.
Esas capas pueden verse como orgullo, ira, prejuicios, control, miedo, baja autoestima o cualquier emoción negativa que experimentemos crónicamente. Nuestro Tikún nos presenta una complejidad de emociones y estados del ser, y podemos evitarlos o superarlos. Elegir superar desafíos específicos o aspectos innatos requiere un gran esfuerzo, pero es a través de este esfuerzo que nos convertimos en lo que estamos destinados a ser: los creadores de nuestra realidad en lugar de participantes pasivos.
Mi hija Abigail es un ejemplo perfecto de lo que es enfrentarse a tu Tikún y transformarlo en un don. Cuando le diagnosticaron dislexia, le atormentaba la falsa creencia de que era tonta. Se sentía diferente a sus compañeros y tenía miedo de la etiqueta desconocida de dislexia que se le imponía… En definitiva, se enfrentaba a grandes dudas sobre sí misma. Hasta que tomó la decisión de transformar la forma en que consideraba la dislexia y comenzó a compartir su historia con los demás. El resultado fue increíblemente sanador, ya que empezó a ver cómo podía empoderar a otros que experimentaban lo mismo.
Enfrentarse a su Tikún no significaba que su dislexia se esfumara mágicamente. Significó que lo transformó en un superpoder.
Los kabbalistas dejan esto muy claro: la Luz más grande siempre requiere el mayor esfuerzo para revelarla. Si queremos revelar nuestros superpoderes, las mejores partes de nuestro ser, tenemos que trabajar por ellos. El Tikún es ese proceso.
El Zóhar, el texto fundamental de la Kabbalah, reitera una y otra vez la frase “las bendiciones habitan en lugares ocultos”, y los kabbalistas dan más detalles al explicar que es realmente en esos lugares ocultos —los lugares que menos esperamos— de donde puede surgir la Luz más extraordinaria.
El Zóhar también comparte un hermoso secreto: solo nosotros podemos conocer genuinamente y ver nuestros superpoderes en su totalidad. Nadie más que nosotros puede hacer este trabajo de descubrir y revelar nuestros propios superpoderes.
¿A qué debilidad tienes miedo de aceptar por completo?
¿Dónde sientes la ternura de la vulnerabilidad?
¿A qué desafíos te enfrentas constantemente?
¿Qué es lo que escondes de ti mismo por miedo al rechazo o al prejuicio?
Estos son los lugares más sensibles que les pido que examinen, por lo que se necesita mucha paciencia y benevolencia. Enfrentar nuestro Tikún no consiste en tomar una pluma roja para describirnos o ser demasiado críticos o castigadores. Más bien lo contrario. Nuestro Tikún debe ser abordado con curiosidad. Toma las respuestas a las preguntas anteriores, y después de aceptarlas y reconocerlas, ponte la mano en el corazón y pregunta:
¿Cómo esto podría mi mayor don?