En los comentarios de los sabios de la porción de Jukat hay una cita notable: U-me-ba-mot Ha-ga-ye, que significa “Y desde los lugares altos hasta el (bajo) valle”. Karen Berg comparte una muy simple y poderosa lección que se encuentra en Jukat, “Una persona que desea ser grandiosa y se esfuerza en su vida para serlo y ser respetada, en algún momento será un don nadie”, y viceversa. Vemos que este concepto se desarrolla en varias historias y parábolas de la Biblia, por ejemplo Kóraj, quien deseaba la posición de Moshé y luego fue tragado por la tierra. O la historia de las montañas que peleaban por recibir la Torá, la cual le fue entregada luego a la más pequeña de todas, el Monte Sinaí. Hay un gran secreto kabbalístico que explica por qué este concepto es verdadero: No hay nada malo con desear ser grandioso, el problema es cuando hacemos nuestro trabajo espiritual y físico con la intención de SER GRANDIOSOS.
Si deseas ser grandioso, significa que está en tu destino serlo algún día. Sin embargo, tu trabajo es DEJAR IR ese deseo y hacer el trabajo espiritual que sabes que debes hacer AHORA simplemente para conectar tu alma con el Creador. Al dejar ir ese deseo, le permites al Creador llevarte hacia la grandeza. Rav Berg siempre decía que ser una persona influyente, un maestro o mentor, no es algo que tomas, agarras o buscas; sino que a través de mucho trabajo duro y sacrificio le permites al Creador darte, en una fecha específica determinada por Él, este don de grandeza. Tal y como dice Karen Berg: No lo tomes. Sé paciente.