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Hacer o no hacer

Centro de Kabbalah
Noviembre 23, 2014
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“Las buenas ideas son comunes, lo inusual son las personas que trabajan duro para lograrlas”. Ashleigh Brilliant

Desde las listas de tareas por hacer hasta las metas a largo plazo, todos tenemos ideas sobre cómo mejorar nuestra vida y el mundo. Sin embargo, muchas de esas ideas terminan “en una gaveta” llenándose de telarañas. El mundo está compuesto por dos tipos de personas: los que piensan y los que hacen. Los que piensan tienen intenciones maravillosas. Resultan con todo tipo de ideas, un paso siguiente en su carrera, un invento o una sorpresa para un familiar. Pero cuando hay que realizar un movimiento, los que piensan dejan que sus ideas se reduzcan a sueños sin cumplir. Por otro lado, los que hacen son los que mueven y sacuden al mundo.

Pueden hacer cambios o hacer que una idea rinda frutos casi tan rápido como la velocidad en la que un nuevo pensamiento les llega. Deciden dejar de fumar y ¡BUM! Lo hacen. La verdad es que no importa que tan buena sea tu idea o qué tan sincera sea tu intención, sin acción tu idea no sirve de mucho. ¿Cómo pasamos de la intención a la acción? ¿Cómo dejamos de ser personas que sólo piensan y nos convertimos en personas que hacen?

Primero, fija tu intención. Cuando te sientes motivado a hacer un cambio o a actuar por alguien o algo, fija una meta para ti. Ten en mente el “porqué”. ¿Las personas cuentan contigo? ¿Tus acciones ayudan a otros? ¿Tu idea traerá felicidad o consuelo a alguien? Recordar qué hace que una elección sea importante te hará más capaz de llevarla a cabo.

Una vez que fijes una meta y decidas actuar, trata de concentrarte en un solo acto que quieras realizar primero. Deja el punto central a un lado por un momento. Por ejemplo, una meta para ayudar a las personas sin hogar puede ser abrumadora. ¡Hay tantas personas que necesitan ayuda! ¿Por dónde empezar?

Comenzamos con una meta o una acción simple. Hacer voluntariado por una tarde en un refugio es un buen comienzo. Cuando alcances tu meta, te sentirás bien por la diferencia que hiciste y querrás hacer más. Da el primer paso. Sin importar qué tan pequeño sea, hasta una acción simple en el camino correcto puede abrir grandes canales de Luz en el mundo. Michael Berg explica, “Cada acción que realizamos abre o cierra puertas celestiales de valentía y caridad, de misericordia y amor, y cualquier otra cualidad positiva. Nuestras acciones controlan directamente sus propias manifestaciones en el mundo”.

Los ingenieros entienden este principio porque funciona igual con aviones y embarcaciones. Los navíos y los aviones están construidos con compensadoras, pequeños timones unidos a la parte trasera de otros timones. Si una embarcación es forzada a cambiar de dirección rápidamente la fuerza del cambio haría que los timones grandes se quebraran. Las compensadoras le permiten a los navíos y a los aviones moverse más fácil porque los pequeños movimientos les permiten a las embarcaciones realizar cambios de dirección drásticos a lo largo del tiempo. Lo mismo se aplica a nosotros, una serie de pequeñas decisiones y acciones puede crear grandes cambios en nuestra vida.

Si sientes que necesitas hacer un cambio, pero eres renuente a dar un paso, finge hasta que lo logres. A veces nuestro corazón y nuestra mente están en lugares distintos. Nuestro corazón puede estar instándonos a actuar mientras que nuestra mente nos bloquea con miedo, pereza o preocupación. Una vez que tomes una decisión, apégate a ella. Al final, tu corazón y mente se alinearán y comenzarás a actuar con alegría. Cuando lo logras, traes más bendiciones a tu vida y aumentas la Luz en el mundo exponencialmente.

Los kabbalistas enseñan que la Luz confabula para apoyarnos en nuestras más grandes intenciones. Como dice Michael Berg, “Una vez que la persona decide hacer lo correcto, hacer lo que se necesite para conectarse con la Luz del Creador, los milagros se manifestarán para ayudar a esa persona”. Aun así, es nuestra responsabilidad trasformar nuestras ideas en acciones que afectarán positivamente al mundo. No hay mejor momento que el presente, independientemente de tu meta actual, fija tu intención y da el primer paso.


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