“Si hago todo lo que debo hacer —orar, estudiar y asistir a las conexiones cada fin de semana— ¿por qué no siento la Luz?”.
Recientemente me hicieron esta pregunta. Una que creo que muchos de nosotros, sin importar nuestra religión o camino espiritual, nos hemos hecho ocasionalmente, así pues, para responderles de la mejor manera me gustaría compartir un poco sobre mi vida personal con el Rav.
"El mejor lugar para encontrar la Luz es el corazón de los demás".
Cuando empezamos nuestro viaje juntos, el Rav era muy diferente al hombre en el que luego se convirtió. Él era un hombre de negocios muy religioso; estudioso y determinado, a veces también riguroso. La suavidad y el amor que el mundo vio en los ojos del Rav apareció mucho después. No se vio sino hasta que el Centro de Kabbalah pasó de ser un lugar de estudio a un lugar de conexión. Para ser sincera, la gente cambió al Rav. Él se convirtió en el Rav cuando ustedes aparecieron.
Al principio, el Rav hacía todo lo que se suponía que un maestro/erudito tenía que hacer, pero “lo que se supone” no siempre equivale a sentir la Luz. Si bien el estudio es muy importante, solo es una parte del viaje espiritual. El resto es aplicar lo que aprendemos en nuestras conexiones con los demás. Considero que el mejor lugar para encontrar la Luz es el corazón de los demás. Por esa razón estudiamos, para aprender a amar a los demás.
"Toda interacción es una oportunidad para que aprendamos a amar".
Es interesante notar cómo esta lección se relaciona con la porción de esta semana, Vayejí. La historia comienza con las palabras: Y Yaakov vivió. Sabemos que Yaakov tenía dos nombres. Yaakov era su nombre de nacimiento y, por lo tanto, era el nombre que lo arraigaba al mundo físico. El segundo nombre de Yaakov, Israel, le fue dado posteriormente por el mismísimo Creador y, como tal, representaba su conexión con el mundo espiritual. Sin duda este gran patriarca “vivió” para lo espiritual y no lo físico. ¿Por qué el versículo no dice: E Israel vivió?
El Zóhar explica que Yaakov era el puente entre el mundo material y el celestial. El mundo físico y la gente que se cruzaba en su camino crearon el ambiente en el que Yaakov practicó y perfeccionó su naturaleza divina y su conexión con la Luz.
Esta es una hermosa semana para descubrir nuevas maneras de integrar principios espirituales a tu vida. Esto significa algo distinto para cada uno de nosotros, pero para el Rav y para mí esto siempre significó buscar activamente maneras de abrirnos y abrir los Centros a cada vez más personas.
La gente que encontramos diariamente se presenta en nuestra vida por una razón. Esto lo hemos escuchado bastante, yo lo he dicho muchas veces, sin embargo, vale la pena repetirlo hasta que forme parte de nosotros. Toda interacción es una oportunidad para que aprendamos a amar. Para responder la pregunta del inicio, la manera en la que podemos llegar a sentir la Luz es cuidando y amando a las distintas y numerosas creaciones de la Luz.