Este artículo de la porción semanal fue previamente publicado en 2019.
Esta es una semana muy importante y significativa, ya que es la que le sigue a Rosh Hashaná y la que nos lleva a la festividad de Yom Kipur. Aprendemos que en Rosh Hashaná, el Shofar funciona como láser, literalmente destruye las negatividades que hemos realizado. Nos lleva a un lugar en el que renacemos, un lugar en el que somos personas cambiadas.
"¿Seremos servidores de la Luz o de nosotros mismos?"
Los diez días entre Rosh Hashaná y Yom Kipur, el período de tiempo en el que estamos ahora, son espiritualmente importantes porque el jurado aún está en acción. Nuestra conciencia y nuestras acciones durante estos días determinan si durante el año se manifestará lo que ha sido escrito para nosotros en Rosh Hashaná o si, gracias a nuestro comportamiento en estos diez días, podemos mostrar que somos personas diferentes y reescribir de mejor manera nuestro destino.
Es muy común que al salir del marco de una festividad tan poderosa como Rosh Hashaná tengamos una caída en el nivel energético. ¡Podemos ver mejor que nunca todas nuestras fallas! ¿Cómo puede ocurrir eso? ¿No deberíamos sentirnos emocionados? Esto ocurre porque los momentos difíciles en nuestra vida, cuando sentimos más dolor, son los verdaderos momentos en los que somos puestos a prueba; la pregunta con cada desafío es la misma: ¿Seremos servidores de la Luz o de nosotros mismos?
"Sólo nosotros decidiremos lo que nos traerá el año."
En la porción de esta semana, Haazinu, dice que solo cuando una semilla es sembrada en el suelo y cubierta con tierra es que puede ser bañada por la lluvia y, luego, puede salir de la oscuridad y emerger en la belleza de la Luz. De la misma manera ocurre con nosotros. Como seres humanos que somos, somos llamados a emerger. Eso es lo que significa ser servidor de la Luz, buscar al Creador incluso cuando se está en la oscuridad. Compartir cuando nos sentimos sin energías. Dar cuando sentimos que no nos queda nada para dar. Estar con los demás cuando más queremos apartarnos. Ver lo bueno cuando es más fácil quejarse.
Puede que aún no parezcamos una persona cambiada. Puede que ni siquiera nos sintamos como una persona diferente. Pero lo más importante en estos próximos días es que actuemos como una persona cambiada, que nos comportemos como ese ser elevado que le dijimos al Creador que queríamos ser; pero no cuando haya mucha energía y sea fácil hacerlo, sino cuando haya una caída. Esos son los momentos en los que somos puestos a prueba en toda la extensión de nuestro deseo. En esos momentos podemos revelar el tipo de persona que queremos ser en los siguientes doce meses.
Solo nosotros decidiremos lo que nos traerá el año. Quizá con nuestros esfuerzos combinados por ser más, cuidar más y apoyar más a los demás, podemos inclinar la balanza hacia mayor positividad en este año para nosotros y para el mundo.