¿Qué te asusta? ¿Hablar frente a una multitud? ¿Usar un ascensor? ¿Hacer el ridículo frente a tus compañeros? ¿Le tienes miedo a volar?
Sin importar qué tan fuerte o irrelevante sea, el miedo es parte de nuestra vida diaria. Difícilmente podemos escapar de él. Ya sea que lo notemos o no, el miedo tiene un impacto en nuestras decisiones, en las oportunidades que aprovechamos o ignoramos y hasta en la selección de nuestros amigos. Se adentra en nuestra conciencia e influye en nuestro futuro. Cuando encontramos la manera de superar un miedo, parece que ya hubiese otro esperando para tomar su lugar.
Hay miedos saludables, miedos que evitan que nos hagamos daño. Ese no es el tipo de miedo del que estamos hablando.
Ignorar nuestros miedos no hace que se atenúen. Entonces, ¿cómo enfrentamos nuestros miedos, los desvanecemos y continuamos con nuestra vida con más valentía que antes? Todo comienza con la conciencia de que los miedos provienen de una desconexión de nosotros con la Luz del Creador. Esta desconexión suele ser un resultado directo de la intervención y control de nuestro ego.
Por ejemplo, el miedo a los lugares cerrados puede provenir del miedo a quedar atrapado. De la misma manera, el miedo a volar puede ser realmente miedo a que el piloto no sea capaz de aterrizar de manera segura en caso de emergencia. Ambas son situaciones en las que tenemos poco control. El ego influye en la necesidad de tener el control, por eso nos convence de que estamos más seguros cuando tenemos el control.
Nuestro ego nubla nuestro juicio, nos convence de que estamos en peligro y debilita nuestra certeza. También nos dice que con la pérdida de control viene la posibilidad de una pérdida de posición, amor, reconocimiento o cosas materiales. Nuestro ego quiere desesperadamente aferrarse a estas cosas.
El Zóhar nos enseña que quienes están completamente conectados con el Creador nunca tienen miedo. En realidad, el miedo es el resultado de una reacción en cadena que comienza con actos egoístas. Saber esto significa que cada vez que sintamos miedo podemos estar seguros de que es simplemente una manifestación de una desconexión. Nos separamos de la Luz cuando nuestro ego se comporta de manera reactiva y realizamos actos egoístas. Karen Berg dice que “cuando tenemos miedo no estamos conectados con la energía positiva de la Luz y es el “yo” quien tiene miedo”.
Revisa tus acciones pasadas. Cada vez que causamos daño, ya sea físico, emocional u otro, creamos una grieta en nuestra conexión con la Luz. Tarde o temprano veremos el resultado de nuestras acciones. Aunque nuestras acciones pueden traer el miedo, no debemos verlo como un castigo por nuestro egoísmo, sino como oportunidades para transformarnos. Cuando examinamos nuestros miedos en un nivel más profundo podemos descubrir información valiosa sobre nosotros que puede llevarnos a la transformación.
Rav Berg dijo una vez que “un kabbalista no debe confiar en el miedo y, definitivamente, no debe actuar bajo su influencia” y estaba en lo correcto. El miedo no nos muestra la realidad de una situación, pero podemos usarlo como herramienta que nos señala la dirección en la que debemos ir. El miedo puede mostrarnos los caminos que tememos explorar y las puertas que debemos cruzar. La transformación espiritual sólo llega cuando nos presionamos a ir más allá de nuestra zona de confort. El miedo nos muestra en dónde están exactamente los límites de nuestra zona de confort para que nos salgamos de ellos.
Michael Berg dice que “si tienes miedo, tienes que preguntarte: ¿qué estoy haciendo para presionarme a conectarme aún más intensamente con la Luz del Creador? Todo miedo es un mensaje para cambiar y crecer en nuestra conexión. Si escuchamos ese mensaje y cambiamos a partir de él, podremos eliminar, de forma lenta pero segura, cualquier tipo de miedo que tengamos en nuestra vida”. Cambia tu Deseo de Recibir para ti mismo por el Deseo de Recibir para Compartir. Haz un esfuerzo consciente para conectarte con lo positivo. Porque cuando estamos conectados con lo positivo no hay espacio para lo negativo.