Todas las semanas tenemos un regalo único que nos da la oportunidad de cambiar, de transformar. Todo el propósito del estudio y del camino de la Kabbalah, es entender y aprender a interactuar con esa fuerza, la fuente de todo, aquello que llamamos Luz, que llamamos Dios, y de cómo mantenerla en nuestra vida, para lograr alcanzar nuevos niveles en nuestro trabajo espiritual.
Existen 5 libros de la Torá. Cada uno contiene un nivel de conciencia y aspectos de Luz a revelar diferentes, incluyendo aspectos astrológicos y fechas específicas con una influencia distinta cada semana. La porción de Bo, que literalmente significa “ven”, se encuentra en el segundo libro llamado Éxodo, el cual trata sobre la salida de los israelitas de Egipto, habla sobre las 12 tribus, la entrega de la Torá, de los 10 mandamientos, etc. Todo esto entendiendo desde la perspectiva Kabalística que la Torá es un código, el cual nos ayuda a entender cómo conectar con la fuerza y energía de cada semana aplicándola a cada paso de nuestra vida.
Todas las almas están buscando alcanzar su verdadero potencial, y la única manera de lograrlo, es tomando el control de nuestra vida, y parte de esto, la herramienta para alcanzarlo es a través del estudio de esta sabiduría. ¿Cómo puedo lograr tener el control de mi vida, de mi conciencia? No dejándole espacio a mi ego, es decir, dejar de ser esclavo, de recibir Luz directa, de recibir solo para mi mismo, de ser esclavo de malas decisiones, del dinero, de las emociones, de las personas, de lo externo, con una falsa creencia de que eso es lo que satisface mi existencia. Y por lo tanto, ser feliz se vuelve una tarea imposible.
La Torá es el antídoto cósmico que nos explica y entrega ese paquete de energía a cada paso, cada semana, para entonces alcanzar a tomar el control de nuestra vida, acercando la posibilidad de ser más libres, de ser felices. El primer paso, es entender y asumir que no estoy cerca de tener el control de mi vida, de mis decisiones. Por más seguro que me sienta, es saber y reconocer que existe una fuerza que me aleja de este potencial, por más grande que sea mi deseo, que es la fuerza del ego. Cuando nos damos cuenta de que a pesar de que mi deseo es entregarme a mi pareja, es dar todo de mi en el trabajo, pero que mi conciencia y mis acciones no son congruentes con lo que busco, solo quiere decir que lo que toma las decisiones por mi, es mi ego.
La naturaleza del hombre es limitada partiendo desde el cuerpo, que representa lo físico, nace, crece, enferma y muere, mientras que nuestra alma no tiene límites, es inmortal. Es ese aspecto de mi que es perfecto, que puede dar lo que nadie quiere dar, que es capaz de liberarme de las ataduras del mundo físico. De la consciencia del cuerpo. Ese es el propósito de la existencia.
Es ahí donde entra el concepto de tikún. El proceso de trabajo espiritual mediante el cual mi alma va deshaciéndose de capas de negatividad, reaprendiendo a pensar desde el punto de vista de la Luz, volviendo a codificar, experimentando lo que es real, sintiéndonos abundantes, hasta entender que lo que realmente nos hace felices, es todo aquello que podemos dar, y no lo que recibimos.
Ese es el proceso de la vida… Y para alcanzar estos niveles de potencial a revelar, la pregunta es:
¿A que nivel de conciencia estoy conectado? ¿Cómo estoy viendo la realidad?
¿Al del potencial de mi alma o al de la fragmentación? ¿Desde el amor incondicional o la total limitación? …
¿De qué se trata el proceso de la vida? Dos palabras: Siguiente nivel.
Empezar a fluir con lo que la vida nos quiere dar, y no pelear para que me de lo que yo quiero tener. Entender que uno tiene que estar donde debe de estar, y cuando empiezas a aceptarlo y a ver las dos caras de la moneda en todo, los dos potenciales, del ego y del alma, es cuando empieza el juego de la vida. Poner en juego el libre albedrío, es empezar a jugar el juego siempre tratando de revelar el aspecto divino en cada cosa. Ir al siguiente nivel.
Tengo 2 opciones: Tomar responsabilidad absoluta de mi realidad o jugar el papel de la víctima absoluta. Pero hay que saber que cuando soy víctima, estoy negando el principio más elevado de la vida, que es la oportunidad de ser la causa.
¿Cómo puedo saber donde estoy?
-¿Estoy tomando más responsabilidad en mi vida?
-¿Tengo más amigos que antes?
-¿Estoy ahí para la gente?
-¿Sabemos perdonar más que antes?
-¿Soy capaz de sentir el dolor de los demás, de la humanidad?
De eso se trata este camino, de entender que siempre hay un siguiente nivel, siempre hay una oportunidad de hacer mejor las cosas, tienes que saber que hay una mejor versión de ti, siempre.
El principio del fin es quedarse estancado y creer que ya alcanzamos algo, que estamos bien. El principio del fin del trabajo espiritual.
Y es así como podemos empezar a conectar con la historia de esta semana y la energía que está detrás. Cuando Moshé habló con el Faraón diciéndole que deje salir a su pueblo, naturalmente éste se niega. El resultado ya lo conocemos: las 10 plagas.
La palabra Egipto (Mitzrayim) en hebreo viene de la raíz Meitzar, que significa estrecho. Y el Faraón representa una fuerza de negatividad que separa la parte intelectual y emocional de una persona, nos separa de aquello que hace que conectemos con lo que sabemos para vivir y experimentar esa plenitud a la que estamos destinados, porque de lo contrario, todo se vuelve un desastre. Pensar lo que sientes y sentir lo que piensas es conectar con esa energía, con esa conciencia. Es lograr romper 10 niveles de negatividad para conectar los puntos y recibir el poder de los 3 niveles de conciencia superiores. Esta es la energía disponible esta semana en el universo.
¿Y cuál es la relevancia y el código de la palabra Bo “ven”, la primera palabra, la semilla de la conciencia con la que la porción pretende que nos conectemos? “Ven y enfrenta ese aspecto de oscuridad que hay en ti.” Salir de esta esclavitud, de esta limitación, adicción, patrón destructivo, yendo a lo más oscuro, a lo más profundo de uno mismo.
¿Qué es lo que nos libera de esa esclavitud? La respuesta está en la siguiente pregunta: ¿Cuánto realmente conoces a tu ego?
Y es así, que tener un conocimiento absoluto de tu basura, de tu reactividad, de tu limitación, es alcanzar a reconocer que incluso dentro de esa oscuridad, existe un aspecto de Luz que contiene la fórmula y el potencial para alcanzar la felicidad, para lograr la salvación. Encontrar la redención.
De aquí que el estado de existencia es cuando la persona tiene control absoluto en la relación de su intelecto y emoción y que tiene el poder de revelar a través de las acciones todo lo que la Luz quiere que revele, el poder crear, cambiar su destino.
La no existencia es simple, cuando la Luz del Creador no existe en esa persona, por principio de afinidad, una persona que no comparte, es una persona que no existe. Es por eso que antes de que exista una gran revelación en la vida de una persona, se tiene que estar en un estado de no existencia, porque el proceso de no tener esa bendición, es justo lo que despierta el proceso de apreciar y de tener la vasija para recibirla y mantenerla. Y entonces, ¿Cómo pasar de la oscuridad total a la claridad absoluta?
Simple. La forma de la no existencia es la no existencia del entendimiento de que el Creador está detrás de todas las cosas. Que en todo hay un orden divino. Así que, ir a la oscuridad es, por ende, caminar directo hacia la Luz. Esto es lo que nos hace fuertes y verdaderamente espirituales.
Vinimos a este mundo imperfectos, pero detrás de mi propia imperfección, se encuentra mi más perfecta versión. Y es por eso que no se trata de eliminar nuestros aspectos negativos, sino de transformarlos y ponerlos al servicio de la Creación.
