Este artículo fue publicado originalmente en 2018.
Se dice que la vida es una paradoja. Las cosas que deseamos no son necesariamente las cosas que necesitamos. En este sentido, la vida se nos presenta como el mayor rompecabezas que vinimos a resolver. Todos deseamos ser felices y plenos, pero ¿cuál es el camino para alcanzar esto? Si les preguntamos a aquellos que han trabajado muy duro para obtener gran éxito, fama y fortuna, a menudo veremos que dicen que todavía no son muy felices. Entonces, ¿quién es feliz en este mundo? Aunque busquemos la satisfacción de los placeres físicos de la vida, solo los tesoros espirituales son los que finalmente satisfarán los anhelos de nuestra alma. El cuerpo demanda con una voz fuerte, pero el alma anhela con una suave y gentil súplica. El viaje de la espiritualidad es el viaje en el espíritu. La espiritualidad es el proceso de honrar y nutrir al espíritu, no solo a las necesidades del cuerpo. Esta semana, el universo nos insta a ir a nuestro interior y escuchar las necesidades de nuestro espíritu. La energía del Creador contiene cada deseo y necesidad que alguna vez podríamos tener. ¿Acaso no tendría sentido desarrollar una conexión más fuerte con la Fuente a través de la cual todas las bendiciones son posibles? Esta semana nos muestran el valor de apartarnos de lo externo, al menos por un momento, y buscar internamente para encontrar la Luz más genuina de todas.
“Se dice que la vida es una paradoja”.
La Torá revela 52 estructuras energéticas específicas para que podamos tener un apoyo en la vida a lo largo de las 52 semanas del año. El Creador nos envió la Torá para que fuera una brújula para la vida de la humanidad. Esta semana, nuestra porción de la Torá es Behar. Behar narra la escena cuando los israelitas están en el Monte Sinaí luchando con su crecimiento espiritual. Después de la liberación de la esclavitud en Egipto, haber recibido los Diez Enunciados y la creación del Tabernáculo, los israelitas continuaban construyendo su estructura espiritual paso a paso. Los israelitas estaban pasando por un proceso de transformación a fin de merecer llegar a la tierra prometida que “mana leche y miel”. Behar habla de la importancia de conectarse con el grandioso plano espiritual de Shabat y el descanso espiritual. “Pero el séptimo año será́ un Shabat de solemne descanso…”. El Creador le habló a Moshé para inspirarnos con la verdad de que para poder ser renovados y recargados auténticamente, debemos buscar un campo de energía superior. La energía de este mundo en realidad no existe en absoluto, es tan solo un reflejo y manifestación de los mundos superiores. El Creador nos está enseñando que si queremos tener bendiciones y plenitud, debemos evitar la trampa de trabajar únicamente en lo físico. Tenemos un alma, y ella tiene necesidades espirituales. El poder de Shabat nos ayuda a acceder y conectarnos con una atmósfera espiritual superior, lo cual nos da la Luz que es la verdadera fuente de nuestra plenitud. Shabat es el último día de la semana, en el que la Luz del mundo superior desciende a nuestro mundo. Todo el mundo es automáticamente recargado con esta energía. Esta es la energía espiritual que no podemos ver, cuantificar o comprar. Pero esta es la energía que enriquece nuestra vida. Es la misma energía de las bendiciones que llegan cada vez que damos una mano a quienes lo necesitan. Este es el poder de la paz interna que obtenemos cuando ayudamos a un amigo. El alimento de nuestro espíritu solo puede llegar cuando escogemos despertar la fuerza generosa y dadora que está latente en nuestro interior. Es en estos momentos divinos en los que descubrimos que al compartir con los demás somos nutridos, bendecidos y satisfechos.
“Personifica la energía del amor, la misericordia y la generosidad”.
“Y si dicen: ‘¿Qué comeremos el séptimo año si no sembramos ni recogemos nuestras cosechas?’, entonces Yo les enviaré tal bendición en el sexto año que la tierra producirá́ fruto suficiente para tres años”. La Luz nos está diciendo que nuestra satisfacción, dicha y bendiciones provienen de la energía y no de las cosas físicas. Tal vez deseamos llenarnos con los placeres de la vida, pero, a la larga, quizá terminemos aún más insatisfechos. Nuestra alma está hambrienta de aquello que el mundo físico no puede ofrecer. No solo de pan podemos vivir. Nuestra alma anhela la Luz del Creador a la cual podemos acceder en el momento que decidimos despertarla en nuestro corazón. Cuando tomamos la decisión de ser como el Creador es el momento en el que comenzamos a vivir. A través del dar recibimos la verdadera Luz que buscamos. Esta es la Luz que perdura, satisface, y la Luz que fuimos creados para revelar.
Esta semana en tus meditaciones, transpórtate a un amplio campo. Visualiza flores hermosas que cubren el pasto en el que caminas descalzo. Siente la calidez bajo tus pies y el gran cielo azul sobre ti. La luz del sol irradia sobre la tierra y tu cuerpo. Puedes sentir la calidez sobre tu piel y tu rostro. Decides sentarte en esta hermosa pradera de flores. La Luz del Creador alimenta cada brizna de hierba, cada pétalo, cada hoja y cada centímetro de tu cuerpo. Te sientes bañado de esta Luz verdadera que sana, nutre, sustenta y sacia. La Luz sustenta a cada planta, animal y ser humano en este magnífico mundo. Solo necesitamos tomar la decisión. Deshazte de las fuentes que han demostrado no servirte en el pasado. Aléjate de ellas y ve hacia el Creador. Personifica la energía del amor, la misericordia y la generosidad. Permítete recibir todo lo que sea posible a fin de que lo compartas con otras personas. Abre tu corazón a los demás y el Creador abrirá todas las puertas para ti.