Este año leemos la porción de Qui Tavó una semana antes de Rosh Hashaná, lo cual le da un significado más fuerte. Qui Tavó habla acerca de las bendiciones y las maldiciones; sin embargo, Rav Berg explica que debemos indagar con mayor profundidad en las palabras y oraciones escritas en la Torá. El Creador nunca creó las bendiciones y las maldiciones, el Creador estableció preceptos específicos y reglas espirituales para ayudarnos en la vida y para permitir el libre albedrío.
El número de versículos en la porción de Qui Tavó es 98, cuyo valor numérico significa Tsaj, o “limpieza”. Leer esta porción antes de Rosh Hashaná nos ayudará a limpiar nuestra negatividad y a prepararnos para el Día del Juicio. Los kabbalistas explican que las situaciones negativas en nuestra vida (o maldiciones, como las percibimos) son en realidad grandes oportunidades para que avancemos hacia nuestro siguiente nivel. Cuando surgen las situaciones negativas, es la Luz dándonos el empuje que necesitamos para que hagamos lo que hasta ahora hemos descuidado.
Rav Áshlag explica en su libro Acerca de la paz mundial (On world peace) que al Final de la Corrección, todos estaremos en la Redención Final, y depende de nosotros llegar a ese punto: ya sea de manera proactiva, con esfuerzo y trabajo genuino en nuestra corrección, o de forma reactiva, donde el universo nos empuja causándonos dolor y sufrimiento. Nuestra elección es entre el camino reactivo y el camino proactivo, porque al final todos llegaremos juntos a nuestro destino.
En esta porción, los israelitas se encuentran en el cuadragésimo año en el desierto. Moshé les enseña los preceptos que deben guardar antes de entrar en la Tierra Santa. Esos preceptos son las herramientas y la sabiduría que permitiría a los israelitas conservar sus bendiciones en la vida, pero más allá de eso, esas herramientas estaban destinadas a ayudarlos a mantener su conciencia.
Los israelitas enfrentaron un nuevo comienzo antes de entrar a Israel de igual modo que nosotros nos sentimos ante un nuevo comienzo cuando algo grande o distinto viene a nuestra vida: alegría, júbilo, apreciación, el deseo de dedicar tiempo para prepararnos para lo nuevo que está por venir y aprender de ello. Para ayudar a los israelitas a alcanzar este nivel, Moshé les dijo que llevaran la primera cosecha al Santo Templo como una donación para eliminar el Pan de la Vergüenza.
De esa forma, mostrarían apreciación al Creador y conservarían las bendiciones en sus vidas. Esta es parte de la razón por la cual es recomendable dar donaciones en el mes de Elul.
Estamos a una semana de Rosh Hashaná y de la alegría de un nuevo comienzo, con el poder para transformar maldiciones en bendiciones al ver cada desafío como una oportunidad de avanzar hacia nuestro siguiente nivel, y para compartir tanto como podamos mientras apreciamos lo que tenemos.