“Querida Monica: Tengo 59 años y he estado luchando con el mismo problema durante toda mi vida. El problema es: ¿por qué nunca he recibido amor incondicional? Mis dos padres fueron física y verbalmente abusivos, nunca me he casado y, por alguna razón, todos los amigos que he tenido me usaron y después me descartaron cuando no seguí permitiendo que me usaran. ¿Por qué nunca he recibido amor en toda mi vida? Lo único que he querido y apreciado es el amor, y aún así me ha eludido hasta ahora”. – Blima Cooper
Para cambiar tu vida primero debes cambiar a tí misma
Querida Blima:
El deseo de amor incondicional es algo que nos conecta a todos, todos anhelamos ser amados y apreciados. No estás sola en esto. Lamento que hayas pasado por estas experiencias de abuso y abandono. Sé que no debió ser fácil para ti. Me parece reconfortante —y quizá más importante aún: fortalecedor— saber que todo lo que vivimos está diseñado para nuestro crecimiento espiritual y personal. Si bien no siempre son agradables, nuestras experiencias tienen la función de moldearnos a fin de que recibamos las muchas bendiciones que están destinadas para nosotros. Con este conocimiento, comenzamos a ver nuestros desafíos como bendiciones ocultas o lecciones de las cuales hay mucho que aprender.
Sin embargo, cuando dirigimos el enfoque a “lo que me pasó a mí”, perdemos las oportunidades de aprender y crecer. Los kabbalistas dicen: “Así como es arriba, es abajo”. En términos prácticos, esto significa que todo lo que vemos y experimentamos es un reflejo de nuestra conciencia y nuestro viaje espiritual. Nuestro mundo externo es un reflejo de nuestro mundo interno. Para cambiar tu vida primero debes cambiar tú misma, partiendo con cualquier sistema de creencias limitante y que no te esté ayudando. Quizá creas que no mereces amor, lo cual simplemente no es cierto. Todos merecemos amor. Tus padres solo no tuvieron la capacidad de dártelo. Ese es un reflejo de ellos, no de ti.
El amor es algo que el mundo necesita, a pesar de que haya una cantidad infinita de amor dentro de cada uno de nosotros. Todo lo que hagamos podemos hacerlo con amor. El amor es la mismísima esencia de quienes somos. Es para lo que fuimos creados y es lo que vinimos a compartir. Podemos fortalecer todas nuestras relaciones —románticas, familiares, amistosas, profesionales— al infundir más amor y cuidado en todo lo que hacemos. Al amar a los demás con un corazón abierto, creamos el circuito para poder recibir amor a cambio.
Más importante aún, el amor que buscas primero debes ofrecértelo a ti misma. Amarse a sí mismo es una de las formas más elevadas de espiritualidad, dado que es un reconocimiento de todo lo que el Creador nos ha dado. Cuanto más aprendamos a amarnos a nosotros mismos, más expandimos nuestra capacidad de dar y recibir amor de los demás.
Una herramienta kabbalística para atraer amor a nuestra vida es meditar en la secuencia de tres letras Hei Hei Ayin. Este es uno de los 72 Nombres de Dios y tiene la finalidad de ayudar a conectarnos con nuestra capacidad de dar y recibir amor incondicional.
Te agradezco mucho por tu maravillosa pregunta, Blima.
Te deseo todo el amor del mundo,
Monica