La Kabbalah explica que luego de la gran acumulación de energía, como la que acaba de experimentar el universo durante las Festividades (Rosh Hashaná, Sucot y Simjá Torá) puede haber un sentimiento de vacío o una caída. La razón de este vacío es que luego de atraer una gran cantidad de Luz, se necesita de una vasija para contener dicha Luz. Nuestra vasija es nuestra habilidad de recibir plenitud, que es a lo que llamamos Luz. La caída ocurre debido a que nuestra vasija no puede mantener esta intensa energía.
La porción de esta semana, llamada Noé, es conocida por lo general como la porción del diluvio, en la cual ocurrió una gran destrucción. La Kabbalah enseña que este diluvio, que sucedió hace más de 5.000 años, tuvo lugar en una época en la que había una gran cantidad de negatividad en el mundo. Para poder limpiar esta negatividad, un diluvio vino y lo “lavó” todo. Los únicos sobrevivientes fueron un justo llamado Noé y su familia.
En su generación, la cual era muy negativa, Noé era considerado un Tsadik (una persona justa). Noé, en medio de toda esta negatividad, tenía certeza en la Luz del Creador y nunca se olvidaba de Él. Sin embargo, si nos adelantamos hasta la generación del Patriarca Abraham, otro gigante espiritual, encontraremos de hecho que Noé no es tan justo comparado con Abraham. Si lo comparamos con el nivel de certeza en la Luz que Abraham tenía, veríamos que Noé no tenía tanta certeza.
Lo mismo nos ocurre a nosotros en donde nos encontramos actualmente. Si observamos nuestro pasado y nos comparamos con lo que hemos hecho o alcanzado, probablemente existirán muchas cosas acerca de las cuales nos sentiríamos bien. Pero, si comparáramos nuestro pasado con la versión perfeccionada de nuestro ser en el futuro, veríamos lo mucho que queda por hacer.
Para poder construir una vasija fuerte, no podemos mirar atrás hacia el pasado para sentirnos bien acerca de nosotros mismos. La energía de esta semana nos ayuda a construir vasijas sin quedar atascados en nuestro pasado, en lugar de ello nos empuja hacia adelante en dirección a quienes podríamos ser en el futuro. La certeza que tengo en la Luz del Creador el día de hoy no es nada en comparación con la certeza que puedo llegar a tener en el futuro.
Está escrito que Noé encontró favor ante los ojos del Creador. En esta semana nosotros también recibimos la fortaleza para poder ver a la gente de la forma en la que el Creador lo hace. Obtenemos la habilidad de ver lo bueno en la gente en lugar de lo malo.
La palabra hebrea para Noé (Nóaj) significa “comodidad”. Noé no fue una persona que salió fuera de sí mismo para motivar a la gente a crecer, a cambiar o a compartir; él realizó el trabajo espiritual con el que se sentía cómodo. Ésa es parte de la razón por la cual, cuando lo comparamos con otros líderes espirituales a lo largo del tiempo, Noé no es considerado ser tan justo. Para poder hacer que nuestra vasija crezca y se fortalezca, no podemos permanecer cómodos. Nuestra certeza necesita estar en la Luz del Creador y en nuestro crecimiento espiritual, no en la zona de comodidad.
El nombre en hebreo de Noé también es una palabra en código para “la sabiduría escondida”, que es la sabiduría de la Kabbalah, la cual nos enseña el poder de la conciencia. Cuando Noé escuchó que el diluvio se aproximaba, se rehusó a creer que era verdad ya que temía que podría crear ésa realidad con su conciencia.
El Rav Berg siempre solía decir que la conciencia lo es todo. Sabemos que si utilizamos nuestra conciencia para crear un deseo ilimitado para vernos a nosotros mismos como seres poderosos, y para crear una vasija ilimitada para nosotros, entonces ésa es la realidad que experimentaremos.