Como con las otras porciones del Libro de Levítico, uno podría dudar de la relevancia de la porción de Emor en nuestra vida, debido a que habla de las leyes de pureza especiales que le fueron entregadas a Aarón (el Sumo sacerdote) y sus descendientes. Por ejemplo. El sacerdote no debe entrar a un cementerio, ni siquiera para el funeral de ciertos familiares, para evitar que se vuelva impuro.
Rav Berg explica que en esta parte de la Torá se nos da la habilidad de controlar y alterar nuestro ADN en un nivel metafísico. Aarón era el hijo de Amram de la tribu de Levi, pero no todos los levitas se convirtieron en sacerdotes, sólo los hijos de Aarón. Por medio de constantes acciones de compasión y compartir, Aarón creó un nuevo y único ADN que fue preservado hasta nuestro tiempo, ¡3.600 años después!
La idea es que con nuestra conciencia y nuestras acciones sembremos las semillas en el 99% del mundo físico. En algún momento esas semillas darán frutos dependiendo de qué tan fuertes las produzcamos. En la porción de Emor obtenemos la energía y el apoyo de la Luz del Creador para erradicar cualquier semilla de egoísmo que sembramos en el pasado y para que sembremos semillas de compartir y amabilidad verdadera. Así podremos cambiar nuestra realidad e inyectar energía de sanación a todas las áreas de nuestra vida y al mundo.
La segunda idea que encontramos en la porción de Emor de la Torá es la habilidad de elevarse por encima de las limitaciones de tiempo, espacio y movimiento. La porción habla sobre todos los grandes días de poder de todo el año: Shabat, Pésaj, El Conteo del Omer, Shavuot, Rosh Hashaná, Yom Kipur, Sucot y Shminí Atzeret (Simjat Torá).
Rav Berg dice que en el tiempo de Mashiaj todas las festividades dejarán de existir tal y como las conocemos. No desaparecerán, sino que serán elevadas a la realidad que no está limitada por el tiempo ni por el espacio, por ende, seremos capaces de disfrutar de su energía en cualquier momento debido a que nuestra conciencia también se elevará al mismo nivel. Esto es lo que ocurre en la porción de Emor, y también se menciona en la porción de Pinjás. Estamos recibiendo una “inyección” concentrada de este estado mental elevado que nos reduce las limitaciones de esta realidad física. Podemos meditar sobre distintas áreas de nuestra vida en las que sintamos algún tipo de carencia y luego elevarlas a la realidad perfecta donde todas nuestras oraciones ya están respondidas.
El tercer regalo que recibimos en esta porción es la Menorá (candelabro). Moshé le enseña a Aarón cómo debe encender las velas de la Menorá con aceite de oliva puro. La Menorá facilitó una conexión constante con la Luz del Creador y por eso nos da la claridad que necesitamos para tomar las mejores decisiones, la habilidad de diferenciar el bien y mal, el poder de cambiar nuestra vida en la medida de lo posible y la habilidad de aceptar con amor y certeza aquellos aspectos que no podemos cambiar.