Esta semana dejamos la orgullosa y determinada energía de Leo y entramos en la poderosa y práctica energía de Virgo. Este mes está dedicado a evaluar el pasado, hacer inventario y rendir cuentas de nosotros mismos este último año. Es un momento en el que hacemos una evaluación definitiva de nosotros mismos, de nuestras palabras y nuestras acciones. Inevitablemente, descubrirás palabras de las que te arrepientes de haber dicho y pensamientos que desearías no haber permitido que se te cruzaran por la mente. Puede haber acciones que requieran una disculpa, hábitos que deban cambiarse y relaciones que necesiten renovarse.
De verdad: este mes es intenso.
Pero antes de que te hundas en un bucle de vergüenza y arrepentimiento, tómate un momento para hacer una pausa. Quiero que quede claro: no te mortifiques. Te invito a revisar tu pasado con una perspectiva centrada en la exploración, una conciencia de curiosidad y un corazón abierto que entiende que los errores son oportunidades para crecer. Todos nos equivocamos —somos humanos— y lo que nos distingue es nuestra voluntad de corregir nuestros errores.
Afortunadamente, existe un proceso creado para este mismísimo esfuerzo. Es conocido en hebreo como Teshuvá, arrepentimiento.
Los kabbalistas enseñan que la Teshuvá es una práctica que funciona un poco como un borrador cósmico. Despeja toda la negatividad que creamos en el año que transcurrió y nos prepara para Rosh Hashaná, que es el primer día de Libra. Este es el día en que se originó todo el mundo físico.
Piensa en la belleza del mundo físico. Antes de que algo se manifieste, hay un momento de perfección que lo antecede inmediatamente: un botón de flor que rompe su primera floración, el ala de una mariposa que emerge de su capullo, el momento justo antes de que nazca un bebé. Ese preciso momento es perfecto porque todo lo que condujo a ese momento se hace realidad.
El poder de Virgo simboliza la perfección que antecede al momento de la creación, y no hay otro momento en el año en que podamos conectarnos tan poderosamente con nuestro propio potencial personal. Si pedimos estar conectados con nuestro ser perfecto, podemos desconectarnos conscientemente de nuestras imperfecciones. Podemos suspender el autocastigo, el criticarnos a nosotros mismos y la inseguridad, y ver la versión más elevada de nuestro ser. Al hacerlo, accedemos al poder necesario para convertirnos en esa persona. Porque el camino hacia nuestra versión más elevada requiere trabajo… algo que todos los virgo están dispuestos a hacer.
Rav Áshlag decía que de 1000 personas que comienzan su viaje espiritual, solo una de ellas lo completará. El trabajo de transformación no es fácil ni cómodo, ni sucede de forma ordenada o en una línea de tiempo que funcione para nosotros. Exige certeza, entrega y voluntad de aceptar el cambio. No es poca cosa, por lo que es necesario conectarnos con nuestro ser perfeccionado al comenzar la práctica de Teshuvá.
La Teshuvá es un proceso de seis pasos:
Esto comienza con hacer una lista de todo lo que necesitamos reparar y corregir del año anterior. Estas frases pueden comenzar con:
“Desearía no haber dicho…”
“Me arrepiento de haber elegido…”
“Si pudiera volver al pasado y evitar…”
Tu borrador cósmico necesita que indagues en las profundidades.
Si te cuesta identificar dónde puedes mejorar las cosas, contacta a un amigo de confianza. Pregúntale a alguien cuya opinión y perspectiva valores, y que te quiera de verdad. Pregúntale: “¿Dónde crees que puedo crecer?”. Escucha todo lo que tenga que decir y sin ponerte a la defensiva.
Ponte en el lugar de la persona a la que lastimaste o menospreciaste. Trata de entender cómo tus acciones la afectaron. No te justifiques ni te defiendas. Trata de sentir cómo tu comportamiento le hizo sentir. Al ver la situación a través de sus ojos, pregúntate qué te gustaría escuchar si fueras esa persona.
A medida que pongas en práctica tu absolución, ya sea disculpándote, escribiendo una carta o sentándote a tener una conversación, permite que tu objetivo sea solo la compasión. No se trata de limpiar tu nombre o hacer valer tu versión de los hechos. No se trata de hacer que otra persona te entienda o te diga que está bien. Se trata de que asumas la responsabilidad.
Ahora que te has expresado y tienes claro lo que necesitas cambiar, es momento de implementar los comentarios recibidos. Aquí es donde nuestro ser perfeccionado entra a trabajar. Aceptar la falta, escuchar las críticas y asumir la responsabilidad son acciones difíciles, pero cuando nos alineamos con nuestro ser superior, entendemos que son necesarias en el camino hacia la plenitud. La retroalimentación es una bendición, y los cambios que haces son regalos que te das a ti mismo y al mundo.
El perdón es poderoso. Si lo practicásemos todos los días, nuestras vidas serían radicalmente diferentes. Pero también es un desafío porque, para hacerlo, nuestro ego debe relajarse y nuestro corazón necesita abrirse. Además, solo somos capaces de perdonar a los demás en la medida en que podemos perdonarnos a nosotros mismos. ¿Puedes perdonarte a ti mismo por los errores que cometiste? ¿Puedes ofrecerte empatía y compasión? Es increíble cómo, cuando eres gentil contigo mismo, es mucho más fácil ofrecer perdón a aquellos que te lastiman.
Una vez que hayas pasado por todo el proceso, es hora de soltarlo. Libera la negatividad, el dolor y cualquier otra cosa que no te sirva. Sabrás que estás listo cuando puedas mirar tu lista de errores y saber, en el fondo de tu ser, que nunca volverías a hacer esas cosas. A partir de aquí, estás listo para entrar en un nuevo año.
El verdadero regalo de la Teshuvá es entender que, si bien todos tenemos cualidades positivas y negativas, nuestro trabajo es elegir constantemente ver lo bueno en nosotros mismos y en los demás. No solo durante este mes, sino todos los días.
El día de hoy, sé consciente de tus pensamientos sobre los demás. Concéntrate en las fortalezas y dones de tus amigos y conocidos, en lugar de sus defectos. Alentar a los demás no solo es algo amable y amoroso que puedes hacer, sino que aligerará tu propia carga.