En la década de 1950, un psicólogo social llamado Leon Festinger desarrolló algo llamado teoría de la comparación social. La idea detrás de esto era, en esencia, que los seres humanos buscan comparaciones con otros para desarrollar una identidad. Los seres humanos estamos intrínsecamente programados para la conexión, y compararnos con los que nos rodean nos ayuda a formar vínculos y aceptación. Pero unos cincuenta años después, con la llegada de las redes sociales, lo que antes era un impulso natural de conectarse es ahora una crisis de salud mental en toda regla. Nos escapamos a nuestras pantallas y miramos las fotos confeccionadas de la vida de otras personas, imaginando cuánto más felices seríamos si tuviésemos esa cocina, ese corte de pelo, esas vacaciones…
La comparación social es tan solo un ejemplo de un sinfín de distracciones que nos sacan del presente —y nos alejan de nosotros mismos— en un día cualquiera. La vida moderna no solo se mueve a un ritmo imposible, sino que está repleta de estímulos infinitos, aparentemente orientados a resolver cada uno de nuestros problemas con una solución rápida. Pero es un pozo sin fondo de búsqueda, un círculo vicioso que siempre conduce al mismo lugar: Tú. Aquí y ahora.
Pero si dejamos el teléfono, si nos alejamos de nuestro escritorio, guardamos el calendario por un momento, ¿qué sucede? Intenta por un momento respirar. Permite que tu entorno vibre y haga ruido, y deja que todo esté bien. Siente tus piernas, tus hombros, las yemas de tus dedos. Si surge el prejuicio, permítelo y deshazte de él. Si tu mente está saltando al pasado o al futuro, o a un zigzag de ambos, simplemente permítelo sin apegarte a ningún pensamiento.
Bienvenido al Ahora Mismo.
En cualquier momento dado, estamos en medio del Ahora Mismo. Durante siglos, filósofos, neurocientíficos, psicólogos y físicos han insistido en este fenómeno debido a lo poderosa que es la experiencia: nunca podemos abandonarlo. Sin embargo, rara vez estamos en él a menos que tengamos la intención de estarlo. El ejercicio anterior está diseñado para llevarte directamente a donde estás, y es posible que hayas notado que en el Ahora Mismo todo se siente… bien. Puede que no sea perfecto; puede haber emociones y prejuicios, pero también habrá acceso a la quietud y a la capacidad de centrarnos en medio del caos.
En cualquier momento dado, hay dos corrientes de conciencia dentro de nosotros. La primera es la corriente que se concentra únicamente en nosotros: se trata de todo lo que nos falta, de todo lo que otros tienen y que nosotros no tenemos (comparación social), contiene nuestras metas egocéntricas y las partes de nosotros que se esfuerzan y compiten, sufren por el pasado o temen al futuro. La otra es una corriente de Unidad: aquí es donde contemplamos nuestro propósito, donde nos sentimos presentes y donde nos conectamos con la certeza de que la Luz siempre está con nosotros, incluso cuando no la vemos.
Cuando practicamos el pensamiento del momento presente, nos damos cuenta de qué corriente estamos eligiendo, y al cambiar nuestra conciencia, literalmente cambiamos nuestra realidad. He aquí algunas formas de hacerlo:
Muy a menudo, nos sorprendemos sopesando nuestro presente contra el pasado o el futuro. Si nos sentamos con una taza de café por la mañana y estamos rumiando lo que sucedió ayer o ya estamos pensando hacia dónde nos vamos a dirigir en nuestro día, no estamos revisando nuestra conciencia. En su lugar, tómate un momento para intentar saborear el café; disfrútalo. Siente la luz del sol en tu rostro o la temperatura del aire en tu piel. Huele el café y siente su calidez (¡o su frío si bebes el tuyo helado!)
Cuando llevas tus sentidos y tu atención completamente a lo que estás haciendo ahora, estás obligado a sentir mayores niveles de alegría y satisfacción, principalmente porque la preocupación y el estrés involucran pensamientos del pasado o del futuro. Sin ellos, eres libre de experimentar lo que está frente a ti por completo, y descubrirás que la realidad se vuelve mucho más positiva.
Es cierto que a medida que nos hacemos presentes, nos volvemos presentes a todo y, a veces, eso significa afrontar sentimientos de incomodidad o incluso dolor. Es por eso que Stephen Haynes, psicólogo de la Universidad de Nevada, dice que si algo te molesta, afróntalo en lugar de distraerte. Ya sea que se trate del dolor de la angustia o de los dolores que surgen al curarte de una cirugía, la solución es simplemente permitirlo. Mantente en el presente, observa el dolor, honra que esté ahí y acepta su presencia. Déjalo existir sin juicio, culpa o vergüenza.
Nuestros pensamientos son poderosos, pero solo cuando les damos significado. Al observar nuestros pensamientos mientras procesamos cosas incómodas, somos más capaces de elegir qué pensamientos queremos magnificar y cuáles queremos liberar suavemente.
Estar en el presente y practicar la atención plena es maravilloso, pero es difícil hacerlo todo el tiempo. Comienza poco a poco reservando 1 minuto de presencia para lo que se conoce ampliamente como el “Ejercicio de los cinco sentidos”. Todo lo que tienes que hacer es hacer una lista de cinco cosas que puedes ver, cuatro cosas que puedes tocar, tres cosas que puedes oír, dos cosas que puedes oler y una cosa que puedes saborear. Este ejercicio nos convierte en un observador agudo, el estado mental necesario para la presencia. El uso de los cinco sentidos (oído, olfato, vista, gusto y tacto) para conectarte con el momento presente no solo puede mejorar tus experiencias del mundo que te rodea, ¡sino que también agrega una capa de aprecio por tu capacidad para utilizar esos sentidos!
El ahora no tiene metas. Las metas tienen que ver con el futuro. En su lugar, concéntrate en el ahora exactamente como es, en tu respiración, tus pies y tus pensamientos a medida que surgen. Por este pequeño fragmento de tiempo, olvídate de cualquier destino porque no hay ninguno. Ya estás aquí. Está sucediendo ahora mismo…
La conciencia rige todo lo que sucede en el mundo y en nuestras vidas. La forma en que elegimos observar cualquier cosa es la forma en que después la experimentaremos. Creamos nuestra realidad a través de nuestra conciencia. Y podemos elegir la conciencia ahora mismo, aquí mismo, en el momento presente.