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Centro de Kabbalah
Agosto 4, 2014
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Una de las enseñanzas más importantes de Rav Áshlag, fundador del Centro de Kabbalah, es que la única forma en la que podemos desarrollarnos es teniendo personas a nuestro alrededor que nos enseñen y a quienes podamos enseñar. Este concepto de asumir la responsabilidad unos por otros no es simplemente algo “bueno”. De hecho, él enseña que la única forma para que nos desarrollemos espiritualmente de la manera en la que estamos destinados a hacerlo es al vivir dentro de una comunidad que nos empuje a crecer y que también reciba asistencia de nuestra parte para su crecimiento propio. Y si no estamos viviendo de esta forma entonces estamos sufriendo porque recibimos Luz reducida.

La Kabbalah explica que cada individuo atraviesa tres etapas en su crecimiento espiritual las cuales son comparables a las tres etapas del crecimiento físico: cuando está en el útero, después que nace pero aún no es capaz de manifestar cosas y cuando ha alcanzado la habilidad para manifestar. Todo lo que se manifiesta en nuestro mundo atraviesa estas tres etapas. Sin embargo, en el estado espiritual (a diferencia del estado físico) estas tres etapas pueden ir hacia adelante y hacia atrás.

Cada alma atraviesa estas tres etapas y puede ir hacia atrás y hacia adelante a través de ellas dependiendo del nivel de elevación de las personas de su comunidad. El Creador infunde sabiduría en el líder de estos grupos basado en el nivel espiritual de las personas. Así que, por ejemplo, tenemos lo ocurrido en la historia del Becerro de Oro: debido a que los israelitas cayeron y ya no tenían la habilidad para recibir la Luz y la sabiduría por parte de Moshé, el mismo Moshé bajó su estado espiritual y perdió la Luz que tenía antes. Sólo podía tener la Luz que se relacionaba con la más baja de las tres etapas del crecimiento, porque ése era el nivel que los israelitas tenían.

Nuestra relación tanto con aquéllos que nos dan como con aquéllos que reciben de nosotros es lo que influye en la cantidad de Luz y sabiduría que recibimos. Así que, si hacemos algo que no garantice el que recibamos la sabiduría o el sustento físico y espiritual que estaba destinado para nosotros, creamos el mismo escenario para aquéllos que estaban destinados a darnos estas cosas también pierdan sabiduría, sustento físico y espiritual. Es un efecto concatenado.

Supongamos que estás destinado a recibir dinero de alguien. Si actúas de manera egoísta, eso hace que ya no tengas la capacidad de recibir ese dinero, también ocasiona que la persona que iba a ser el conducto para que recibieras el dinero pierda cierta cantidad de su propio dinero. Esto es verdad no sólo para el dinero ¡sino en relación a todas las bendiciones destinadas para nosotros y para otros!

Estamos supuestos a vivir dentro de una comunidad espiritual. Nosotros afectamos a todos, incluyendo a aquéllos que se suponen que nos den a nosotros. Y si ellos tienen Luz reducida porque no pudieron darnos, entonces por supuesto nosotros recibimos Luz reducida y el ciclo continúa. Es verdad que si damos desde nuestro ego o deseos egoístas, la Luz de alguien en nuestro sistema espiritual (ya sea un familiar, un amigo, un maestro o un estudiante) está siendo reducida por nuestro egoísmo también.

Comienza a prestar atención a la interrelación que tienes con cada persona que encuentras.

Todos los que te rodean en tu comunidad física y espiritual están supuestos a dar o a recibir de ti. Recuerda que cuando caes, incluso en la forma más simple, no sólo te estás quitando Luz y bendiciones a ti mismo, sino que también le robas a aquéllos a tu alrededor que reciben bendiciones de tu parte y te dan de sus bendiciones.


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