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¿Qué puedes hacer cuando no hay salida? Tres consejos para recobrar tu poder

Adaptado del pódcast de Sed Espiritual de Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
Noviembre 15, 2021
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¿Cuál es tu primera reacción cuando algo sale mal? ¿Entrar en pánico, estresarte, buscar desesperadamente una manera de cambiar la situación o, quizá, desmoronarte ante la presión? Es natural sentirse abrumados de cara a los desafíos. Podría parecer que las cosas están fuera de nuestro control y eso puede hacernos sentir indefensos.

Sentirse indefenso en realidad significa que nos hemos rendido porque pensamos que, sin importar qué hagamos, nada marcará una diferencia. Hay cosas que están fuera de nuestro control, como nuestro color de ojos, por ejemplo, pero hay un amplia área de nuestra vida que podemos controlar. Cómo tratamos a otras personas y cómo reaccionamos ante las situaciones que surgen son cosas que están dentro de nuestro control.

He aquí tres maneras de recobrar tu poder de cara a los desafíos:

1. Confía en que siempre hay una solución, pero esta podría no ser la que tú esperas. La sabiduría de la Kabbalah enseña que todo lo que necesitamos casi siempre está ante nosotros, pero nuestros ojos no pueden verlo. El propósito de nuestro trabajo espiritual es abrir los ojos para ver las soluciones ante nosotros.

Cuando enfrentes un desafío, lo primero que debes saber es que hay una solución; tan solo debes estar abierto a encontrar las respuestas. A veces creemos que los desafíos están destinados para que corrijamos o cambiemos, cuando en realidad la respuesta es que crezcamos gracias a la experiencia, la apreciemos y, en definitiva, encontremos más plenitud como resultado. Por ejemplo, si estás en una relación que está desmoronándose, tu primer instinto podría ser preguntar: “¿Cómo salvo esta relación?”. No obstante, a veces la verdadera respuesta podría ser que la mejor forma de proceder es con una ruptura, seguir adelante y usar la experiencia para crecer y, con el tiempo, encontrar a tu verdadera alma gemela. La solución no siempre es clara en el momento, pero siempre está presente.

Ten fe en que hay una solución para cualquier desafío que estés enfrentando, incluso cuando todavía no sepas cuál será esa respuesta. Mantente abierto. Repítete: “No estoy indefenso. No estoy abrumado. Todavía no la conozco, pero hay una solución”. Recuerda que nunca estás completamente indefenso.

2. Da pasos pequeños para cambiar la situación poco a poco. Es difícil confiar en que hay una solución cuando no vemos un camino claro que podamos tomar. Sin embargo, si cambiamos nuestro enfoque para mejorar la situación poco a poco, siempre hay algo que puede hacerse, algún paso que podemos dar para superar el desafío.

Solemos tener una mentalidad de “todo o nada” cuando se trata de los problemas: si no podemos encontrar un modo de cambiar todo lo relacionado a nuestra situación, creemos que no hay absolutamente nada que podamos hacer. Esto puede impedir que emprendamos cualquier tipo de acción. Al quedarnos paralizados, esto se convierte en una profecía autocumplida. Sin emprender ninguna acción, las cosas no cambian y la situación nunca mejora. Si crees que no tienes libre albedrío ni capacidad de cambiar tu circunstancia, visión o perspectiva de la vida, entonces eso es exactamente lo que vas a manifestar.

Aunque sea cierto que no hay una solución fácil que cambie por completo una situación, si puedes dar un paso pequeño para correr la aguja un poco y luego otro paso, y después otro, el efecto acumulativo de todas esas acciones con el tiempo crearán un gran cambio. Tienes que dar el primer paso para que, a la larga, puedas dar el décimo.

Cambia tu mentalidad de “¿Cómo puedo cambiar todo acerca de esta situación?” a “¿Qué acción puedo realizar para que parte de esta situación sea un poco mejor?”.

3. Ten certeza en que nada es imposible sin la ayuda del Creador. La gran paradoja de sentirse indefenso es que, en cierto nivel, estamos indefensos. Si tienes una caries y resulta que no eres dentista, no tienes forma de curarla por tus propios medios. No obstante, si te abres a buscar y confiar en un dentista, el problema se puede resolver fácilmente. Por otro lado, si no crees que haya dentista en el mundo lo suficientemente calificado o confiable para curar tu caries, entonces te permitirás sucumbir ante tu indefensión.

No estamos destinados a vivir solos sin otras personas. Cuando nos abrimos a los demás, ellos nos elevan y nosotros a ellos. Cuando cultivamos amistades, comunidades y familias, entonces no estamos indefensos porque tenemos un sistema de apoyo. Si lo llevamos un poco más lejos, el Creador también está presente para ayudarnos si nos abrimos a esa energía. A menudo nos sentimos abrumados o indefensos, pero la realidad es que cada uno de nosotros está en contacto constante con el Creador. Todo cambia cuando entendemos que nunca estamos solos. Quizá no puedas superar una situación por cuenta propia, ¡pero tú y la fuerza que creó este universo pueden cambiar cualquier cosa juntos!

Entrégate al Creador. Confía y ten certeza de que, juntos, pueden ser cocreadores en este mundo.

Toma toda una vida entrenarnos para no rendirnos cuando surgen los desafíos, pero si trabajamos en ello todo el tiempo, se hace más fácil. Practica con asuntos pequeños que vayan surgiendo como un modo de prepararte para los grandes obstáculos de la vida. Saber que siempre hay una salida, dar pequeños pasos y tener certeza en el Creador significa que nunca estás indefenso. Tal vez las cosas no siempre puedan ser perfectas, ¡pero tú siempre tienes el poder de mejorarlas!


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