La espiritualidad es un término amplio que puede significar muchas cosas diferentes para varias personas. Algunos la consideran una parte integral de la observación religiosa, mientras que otros lo ven como una conexión con un poder superior sin la necesidad de afiliarse a una religión organizada. Para algunos, se trata de hallar paz interior, sentido o equilibrio. Puede referirse a un viaje personal o colectivo.
Con tantas interpretaciones diferentes de la espiritualidad, ¿cómo podemos saber que estamos en un camino espiritual y medir nuestro crecimiento espiritual? Afortunadamente, la sabiduría de la Kabbalah proporciona algunas pautas y herramientas útiles para tener una vida espiritual, así como la forma en que podemos medir nuestro desarrollo espiritual.
He aquí tres indicadores de una vida espiritual:
La sabiduría de la Kabbalah enseña que el propósito original de la religión era ayudar a la humanidad a aprender cómo funciona la energía del Creador a fin de que pudiésemos conectarnos con ella y traer más bendiciones, dicha y plenitud a nuestra vida. Lo único que sabemos sobre el Creador es que es una energía de bondad y benevolencia que desea manifestar bondad para cada individuo. La única manera en que podemos participar y recibir de esa bondad es siendo como el Creador. En otras palabras, cuanto más bondadosos y generosos somos, como el Creador, más bendiciones podemos recibir.
Una vida espiritual consiste menos en seguir reglas religiosas y más en acciones de bondad que nos permitan desarrollarnos, crecer y cambiar de maneras positivas. Cualquiera que sea tu práctica espiritual, ya sea seguir los textos religiosos, meditar o incluso crear arte, asegúrate de que te proporcione formas de crecer, cambiar y compartir. Pregúntate: “¿Cómo estoy expresando bondad y generosidad cada día?”.
La espiritualidad no es tan solo una buena práctica para aliviar el estrés, sino que está destinada a ser un camino que nos permita convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos. El indicador más claro de que estás en un camino espiritual próspero es si estás creciendo y cambiando notablemente de maneras positivas. Tu vida debería seguir mejorando a lo largo de tu transformación espiritual.
¿Cómo estás cambiando y creciendo? ¿Estás tratando a la gente mejor hoy que ayer? ¿Eres más bondadoso, generoso y amable? ¿Tu vida es más plena este año que el año pasado? Si no puedes ver el cambio, es un indicador de que podrías necesitar realinear tu enfoque. No solo deberías ver mejoras en ti mismo, sino también en tu experiencia de vida.
La mayoría de las religiones proporcionan un conjunto de reglas, rituales o prácticas a seguir, ya sea ir a la iglesia cada semana, ayunar durante el Ramadán o encender las velas en Janucá. Muchas personas creen que el simple hecho de seguir las prácticas de su religión es suficiente para transformar su vida. La verdad es que cualquier actividad religiosa requiere una conciencia espiritual adecuada para ser efectiva.
Hay un poder en los rituales, las prácticas y los preceptos religiosos, pero solo dentro de su contexto espiritual. Considera por qué estás participando en estas prácticas. ¿Cómo te mejoran como persona? ¿Te están ayudando a crecer y cambiar? ¿Te permiten estar más alineado y en sintonía con la energía de la Creación?
Las prácticas religiosas pueden ser poderosas herramientas espirituales, pero su propósito no es hacer feliz al Creador cumpliendo con una lista o seguir los pasos de nuestros padres debido a la tradición. Más bien, estas acciones pueden ayudarnos a crecer y cambiar cuando se hacen con conciencia, contexto y conciencia espiritual.
Es una tendencia creciente, en especial entre los jóvenes estadounidenses, que cada vez más personas comiencen a considerarse espirituales en lugar de religiosas. Es importante entender lo que realmente significa ese término y cómo podemos sacar el máximo provecho de un viaje espiritual. Una vida espiritual es aquella dedicada a la bondad, al compartir y a la transformación personal. No se trata de seguir prácticas por costumbre o tradición, sino de entender por qué hacemos las cosas y cómo puede ayudarnos a vivir mejor. Cuando usas estas herramientas con el marco espiritual adecuado, comenzarás a ver una transformación positiva en ti mismo y en tu vida.