A donde sea que miremos, los expertos en autoayuda nos alientan a superar nuestros miedos. Y si no podemos superarlos, se nos dice que simplemente debemos ignorarlos. Desde luego, el miedo puede impedirnos tomar riesgos sanos y perseguir nuestros más grandes deseos en la vida, así pues, lo mejor para nosotros es evitar que el miedo controle nuestros sueños y metas.
Sin embargo, los kabbalistas enseñan que podemos aprender mucho de nuestros miedos. De hecho, nos conviene observar con más atención aquello que nos asusta más.
Se nos ha enseñado a creer que el miedo es malo. No obstante, es natural sentir algún elemento de miedo cuando se nos presenta una oportunidad. El miedo podría llevarnos a preguntar: ¿Y si fallo? ¿Qué pensará la gente de mí? O ¿Tengo lo necesario? Todas son preguntas válidas, pero, si ahondamos en ellas, podríamos encontrar la fuerza que necesitamos en las respuestas.
En lugar de permitir que el miedo tome decisiones por ti, piensa en la manera en la que puede señalarte el camino hacia tus sueños. Cuando examinamos el miedo, vemos mejor su origen y separamos lo racional de lo irracional.
Algunos miedos racionales son:
· Caerse de una escalera alta que no tiene buen soporte.
· Manejar un automóvil con llantas desgastadas.
Estos miedos son sanos e importantes. Nos permiten saber cuándo estamos en peligro.
Escuchar nuestros miedos racionales nos lleva a tomar medidas de seguridad para evitar que ocurran accidentes. Además, un miedo sano no es un miedo activo. No pasamos horas de nuestro día pensando en estos miedos. Sólo aparecen cuando los necesitamos. La mayoría de nuestros miedos son racionales.
Pero, ocasionalmente, nuestros miedos son controlados por nuestras emociones. Por ejemplo:
· Hablar frente a un público.
· Una entrevista de trabajo.
· Presentarte a un desconocido.
Este tipo de oportunidades pueden hacernos sentir incómodos; nos invitan a salir de nuestra zona de confort e intentar cosas nuevas. Sin embargo, ninguno de estos miedos son parte de la autopreservación; más bien son autosabotaje. Cada uno de los ejemplos de miedo irracional citados tiene el potencial de revelar una gran cantidad de Luz en tu vida y en el mundo. Al dejar que el miedo esté por encima de estas oportunidades, evitamos darnos cuenta de nuestro potencial total y fortalecer nuestra conexión con el Creador.
Karen Berg dice: “El desafío es reconocer cómo y dónde nuestros miedos y las emociones que los acompañan nos impiden avanzar hacia nuestra meta. ¿Tenemos miedo de no agradarle a la gente? ¿Tenemos miedo de que no nos acepten? ¿Tenemos miedo de no poder hacer lo que queremos? Puede ser más cómodo vivir en el pasado en lugar de enfrentar la incertidumbre que acompaña al futuro. El pasado es 100% conocido. El problema es que, si nos quedamos en el pasado, no podemos avanzar hacia el logro del propósito de nuestra vida”.
Cuando los miedos aparezcan en tu vida, detente y piensa en la raíz. Hemos sido condicionados a evitar las cosas que tememos. Esto crea un patrón del cual es difícil de salir.
Nuestro trabajo es usar nuestros miedos para encontrar las cosas incómodas que debemos hacer. Si no aprendemos a aceptar nuestros miedos y a aprender de ellos, nos arriesgamos a perder oportunidades de crecimiento espiritual y la realización de nuestros sueños.
Es natural buscar la comodidad de lo conocido. Pero recuerda, Michael Berg dice: “Cuando la Luz del Creador está oculta, despierta miedo. De la Luz del Creador no puede venir nada negativo”. No ignores tus miedos. Tómalos en tus manos hasta que aprendas algo de ellos. Los miedos son tan grandes como los dejamos ser. Permite que el miedo sea una herramienta para alcanzar tu máximo potencial. Cuando lo vemos a los ojos, podemos fortalecernos y acercarnos al Creador.