Cuando me pidieron que compartiera mis sentimientos y comentarios sobre la relación entre el Mesías y el nuevo milenio, inmediatamente pensé en el intenso interés que se ha puesto sobre este simple cambio de números en el calendario. ¿Por qué el milenio provocó tal impresión y asombro? ¿Cuál es el significado de todas las preparaciones que se están llevando a cabo? ¿Qué es lo que se celebra exactamente?
Tan extraño como parezca ser, aún no he recibido una respuesta satisfactoria a mis preguntas escépticas sobre el nuevo milenio. Parece que cuando termina un milenio las esperanzas de la gente se activan. Como si de un reflejo se tratase, esperan una era que les traerá más significado y realización. Sin embargo, me siento obligado a preguntar, ¿por qué este nuevo milenio debería ser distinto a los anteriores? Los nuevos milenios por sí solos han hecho poco por mejorar la humanidad. Que esto no invite a aquellos que esperan con ansias la vida en el milenio a considerar por qué este momento del tiempo será distinto a aquellos pasados.
Creo que la anticipación mundial con respecto al nuevo milenio viene de algo más profundo que la aparición de unos ceros adicionales en la fecha. De hecho, la emoción de esta transición se origina en un plano más allá de nuestra realidad física. Hace más de 400 años Rav Avraham Azulai reveló que el año bíblico 5760 abriría las puertas a un milenio de resurrección y restauración de aquellos que habían fallecido. Aún más milagroso, la nueva era traería la eliminación de la muerte misma para aquellos que estén vivos en ese momento. Aunque el Centro de Kabbalah ha progresado mucho en la diseminación de la impactante revelación de Rav Azulai, la mayoría de la gente aún no tiene claro, al menos conscientemente, por qué este milenio es tan importante.
Sin embargo, como la sorprendente revelación de Rav Azulai ya fue enviada al cosmos, podemos esperar que toda la humanidad sienta esta emoción, aunque no de manera informada. Aunque a nivel intelectual este conocimiento no sea reconocido por todos, la conciencia compartida de la humanidad está influenciada por la información que es revelada a nivel cósmico. Esto explica las emociones extremas y altas expectativas que ahora forman parte del enfoque sobre el nuevo milenio.
Muchos de nosotros en la comunidad del Centro de Kabbalah hemos comenzado ya a presenciar milagros asombrosos nunca antes vistos asociados al despertar de una nueva era. Pero otras personas son incapaces o no están dispuestas a darse cuenta del proceso de resurrección y fin de la muerte que ya está en marcha. “Racionalistas” podría ser una buena palabra para describir a estos individuos, pero el racionalismo tiene sus límites, tal y como la Kabbalah lo ha sabido y la ciencia está comenzando a reconocer.
Por ejemplo, el Zóhar enseña que el principio de “mente sobre materia” ya había sido establecido al momento de la Creación, hoy en día la ciencia explora la abrumadora evidencia de que la conciencia puede influir en (si no crear) el universo físico. Nuestra mente es tan básica para la estructura del universo como el tiempo, el espacio y la materia.
A pesar de los entendimientos que la Kabbalah ha traído a sus estudiantes, la gran mayoría de gente ha vivido por miles de años con la ilusión de que había poco que se podía hacer con respecto a alterar la condición establecida de la humanidad, incluyendo al caos, dolor, sufrimiento y muerte. Entre toda la población, ha habido un sentimiento de fatalismo e impotencia sobre la posibilidad de un cambio real, o una fe ciega en que algún ente aparecerá de alguna manera y “hará que todo mejore”. Como ya hemos hablado, esta es exactamente la manera en la que el nuevo milenio es visto por muchos.
Hay un deseo genuino de ver que la humanidad entera mejore, pero también una falta de disposición a aceptar la idea de que podemos promover la realización de ese deseo a través de nuestro propio crecimiento y transformación espiritual. Como ya hablaremos, este proceso de evolución espiritual no se puede separar de la aparición del Mesías en el nuevo milenio.
Sin embargo, la llegada del Mesías y los grandes beneficios que ésta implica (como fue explicado por Rav Azulai y el sagrado Zóhar) aparecerán de manera distinta a lo que la mayoría espera. Y debemos entender que si grandes cambios para bien ocurrirán, viejos hábitos y comportamientos también estarán sujetos a transformación. Con cada salida de previos modos de existencia, las responsabilidades que acompañan este proceso de crecimiento se acentúan aún más. Si este milenio le proveerá a la humanidad beneficios nunca antes vistos por generaciones pasadas, debemos prepararnos también para el cambio social y de comportamiento que se necesitará para traer estos beneficios.
Sin embargo, esto no es lo único que debe preocuparnos. Con respecto a este periodo que está por llegar, en el que los milagros serán la norma, el Zóhar nos advierte sobre esas personas que estarán determinadas a impedir el fin del caos, dolor y sufrimiento. La existencia de ese tipo de personas parece desafiar el entendimiento humano. ¿Por qué alguien estaría en contra de ideas que benefician a toda la humanidad? ¿Por qué no aceptar los cambios que eliminarán, de una vez por todas, el dolor y sufrimiento que la humanidad ha soportado por tanto tiempo?
De cualquier manera que tratemos de entender esta resistencia, su existencia no debe ser vista como menos o disminuida. Habrá algunos que, por todas las razones aparentemente correctas y racionales, no aceptarán la idea del dominio de la conciencia sobre la realidad física. Se resistirán a este principio a pesar de la necesidad de soluciones a los problemas que todos enfrentamos en nuestra vida diaria.
La Kabbalah enseña que Satán es el poder que está detrás de la resistencia al crecimiento y la transformación. Las personas suelen confundirse luego de oír de Satán por primera vez en el contexto kabbalístico. El término no se refiere a un ser con cuernos y cola. En su lugar, Satán es tanto una fuerza negativa en nuestro interior como una matriz de circunstancias destructivas y caóticas en el mundo físico. El propósito de Satán, tanto externa como internamente, es perpetuar e intensificar la negatividad. Satán nos da la oportunidad de tomar esas decisiones autodestructivas ejerciendo nuestro libre albedrío. Tal y como el mítico Drácula que no podía entrar a la casa de una víctima sin ser invitado, Satán simplemente nos ofrece la opción (la incorrecta) y nos invita a elegirla.
El Zóhar nos dice que las fuerzas del mal y caos, como las presenta Satán, obligarán a individuos vulnerables a rechazar totalmente cualquiera y todas las soluciones que podrían mejorar la calidad de su vida. Al mismo tiempo, estas personas negarán rotundamente la existencia de fuerzas que los están llevando a un comportamiento negativo y autodestructivo. Por lo tanto, la revelación de estas fuerzas no vistas es un paso importante y abrumador hacia la preparación de la humanidad para la entrada a una nueva era llena de Luz del Creador.
No hace falta decirlo, Satán prefiere que nunca más tengamos acceso a esta nueva dimensión de vida libre de dolor y sufrimiento. Aquellos de nosotros que viviremos los bellos milagros que vendrán, incluyendo aquellos traídos por las herramientas y metodología kabbalística, no debemos frustrarnos por aquellos que presencian estos mismos milagros y, sin embargo, eligen rechazar el camino que podría atraer realmente paz y felicidad a sus vidas.
Satán, en su intento por crear resistencia a la Kabbalah y todo lo que ella tiene por ofrecer, notó que la confusión es su herramienta más importante. Específicamente, el concepto a través del cual Satán ha tenido más éxito en introducir la duda es el concepto popular sobre el Mesías. Por el deseo de Satán de mantener un mundo lleno de dolor y sufrimiento, rodeó este concepto con corrupción, mala interpretación e ideas que fundamentalmente están en conflicto con el verdadero significado de Mesías.
Por razones misteriosas, Dios no muestra compasión ni empatía hacia la humanidad y no envía al Mesías inmediatamente. ¿El Creador, estando en el cielo, no se conmueve por el caos que Él ve en la población del mundo? Si no hay duda de que Dios Todopoderoso puede ponerle fin al caos en cualquier momento que Él lo decida, ¿por qué no lo hace? La respuesta religiosa es resignación y sumisión simplemente: “Dios, de maneras misteriosas, sabe lo que hace”.
Con el pasar del tiempo, no hay razón convincente para creer que la aparición del Mesías en su forma humana realmente ocurrirá. ¿Cuánto tiempo y evidencia necesita la humanidad para comenzar a cuestionar la veracidad de este concepto? Tal y como el Zóhar nos lo recuerda constantemente, la única manera en la que verdaderamente vemos lo que ocurre en el nivel inmaterial y celestial es observando lo que ocurre en el mundo material a nuestro alrededor. Si no vamos a continuar creyendo en una promesa en este nivel material, más allá de un periodo de tiempo razonable, ¿por qué aceptar un principio sobre el Mesías por tantos miles de años cuando aún la promesa no ha sido cumplida? En realidad, aún aquellos que profesan creer en este concepto del Mesías tienen muy poca confianza en su realización durante sus vidas. Su posición es: “Ah sí, yo sí creo, pero no sé si ocurrirá mientras yo viva ya que han pasado muchos milenios sin su aparición”.
Todo este concepto del Mesías está apartado de la vida diaria de aquellos que continúan adhiriéndose a él. Como resultado, es un concepto que no requiere mucha atención para la calidad espiritual de la vida diaria. Si el Mesías llega, bien, si no, la vida continuará tal y como ha ocurrido en el pasado.
¿Esta versión del Mesías requiere algún cambio en la manera en la que viven los creyentes? ¿El concepto del Mesías cambia de alguna manera su estilo de vida? Desafortunadamente, la respuesta es no. Sólo se nos dice que tengamos fe, que nunca abandonemos la espera de su llegada y, un día, Él aparecerá.
Ciertamente, a pesar de la persistencia del dolor y el caos a lo largo de la historia, sería el último en recomendarle a alguien que abandone su firme creencia en la llegada del Mesías. Pero usualmente me pregunto qué ocurriría si el caos se fuese de repente de la vida humana. ¿Algunos de nosotros no sentiríamos esta pérdida como la desaparición de algún familiar o de un viejo amigo? Después de todo, a pesar de los desacuerdos y relaciones dolorosas, solemos dudar en cortar las relaciones con las personas que nos causan pena o dolor en nuestra vida. ¡Quizá sea esta la motivación de aquellos que desean mantener el caos en su vida aunque el Mesías mismo les diga que vino a resolver todos sus problemas!
Por eso me acuerdo de la famosa predicción del Zóhar sobre la Era de Acuario, en la que las palabras Ashrei y Oi se repiten tanto. El Zóhar establece que en el momento de la llegada del Mesías algunos serán bendecidos con la total eliminación de cualquier forma de caos (Ashrei), mientras que, al mismo tiempo, otros estarán afligidos por tribulación indescriptible (Oi), una nunca antes vista en la historia.
El Zóhar parece desconcertante en su predicción sobre la coexistencia de Ashrei y Oi. ¿Por qué alguien no simplemente sigue el ejemplo de aquellos cuyas vidas son perfectas para evitar las dificultades y el dolor del caos? Aquellos cuyas vidas sean mejoradas y elevadas serán visibles para todos. Serán la evidencia viviente de que el caos puede y habrá llegado a su fin. Aún así, el Zóhar predice que aún la evidencia más abrumadora de que el caos puede ser eliminado caerá en algunos oídos sordos.
Entre estas preguntas surgidas por las interpretaciones religiosas del Mesías, como ¿quién es? ¿Cuándo viene? Y ¿Por qué ciertas personas no lo aceptarán? Es extremadamente refrescante conectarse con las verdades universales sobre el concepto del Mesías presentado por la Kabbalah, teniendo en mente que la Kabbalah existe desde antes de cualquier religión formal.
La sorprendente revelación de la Kabbalah es que cada persona es el Mesías. La eliminación del caos necesita de la conciencia colectiva de todas las partes, y el Mesías es la empresa colectiva de todos los seres humanos. Cuando cada uno de nosotros cumpla con los requerimientos de conciencia y comportamiento, y nos convirtamos en el Mesías en nuestro interior, sólo en ese momento podremos atraer y formar parte de un Mesías colectivo. Cuando todas las personas entren en comunión con su Mesías/conciencia individual, viviremos la presencia del Mesías. La asombrosa Luz del Creador será revelada en todo su esplendor y el caos, el epítome de la oscuridad, simplemente desaparece ya que la oscuridad no puede coexistir con la Luz.
Lo que parece surgir de este antiguo pero revolucionario concepto es la idea de que no es Dios quién decide si la humanidad continúa viviendo en dolor y sufrimiento. La idea de que Dios ejerce maldad en la humanidad contradice el principio kabbalístico fundamental de que Dios es sólo bondad y sólo tiene deseo de compartir Su Beneficencia. A la humanidad se le dio el poder del libre albedrío y la autodeterminación. Este artículo no puede hablar de todo el significado histórico y propósito asociado al libre albedrío, sin embargo, queda claro aquí que la humanidad es la única responsable directa de lo que ocurre en su vida.
El Centro de Kabbalah trabaja para dar la metodología, disciplina y enseñanza que puede conectar a un individuo con su conciencia de Mesías. Una vez que logremos la unidad con esta conciencia, estaremos llenos con la Luz del Mesías. El caos será eliminado de nuestra vida.
Nosotros, los de esta generación, somos muy afortunados por poder participar en esta Era de Acuario. A diferencia de las otras generaciones, la conciencia del verdadero significado del Mesías está disponible para nosotros. Ahora que nos podemos ver como parte integral de este evento cósmico, la tarea de alcanzar una conciencia de Mesías es un gran propósito mucho más fácil de alcanzar. De hecho, el cosmos mismo ahora nos ayuda en este esfuerzo por alcanzar nuestra propia conciencia de Mesías.
Como resultado directo de la nueva era a la que estamos entrando, el viejo pesimismo sobre la habilidad de la humanidad para manifestar el fin del caos, y la idea de que esta tarea debe dejarse sólo a Dios, está perdiendo fuerza. Estamos eliminando verdaderamente las cadenas que nos han mantenido presos por tanto milenios. Sólo en los últimos 100 años, el hombre ha expandido la capacidad de su pensamiento limitado a un proceso ilimitado que nunca antes se había pensado posible. ¿Por qué no? ¿Qué tomó tanto tiempo? ¿Por qué en un periodo tan corto de tiempo? Es simple, la respuesta yace en reconocer la presencia de la Era de Acuario en los años del siglo XX.
Lo que ocurrió en este increíble siglo XX, un evento más importante que cualquier otro en la historia, fue la revelación de la sabiduría de la Kabbalah a más de un par de personas elegidas, ahora está disponible a todo el mundo. Esta disciplina y enseñanza de 4.000 años, guardada por siglos en antiguos baúles, ha sido finalmente puesta en las manos de sus legítimos dueños.
Por lo tanto es comprensible que debido a que la asombrosa Luz del Creador fue liberada en el cosmos gracias al Zóhar, los increíbles avances tecnológicos de este siglo llegaron como resultado directo de esa transformación de conciencia cósmica. Ahora la humanidad puede pensar en cosas que las generaciones pasadas ni siquiera soñaban.
Hoy en día encogemos nuestros hombros y decimos “¿Por qué no?”.
Para concluir, es importante observar otro aspecto importante del concepto del Mesías.
Es un entendimiento del signo zodiacal de Acuario que cada año aparece después del signo de Capricornio. Las características particulares de aquellos que nacieron durante este mes están ya bien documentadas en Astrología Kabbalística y se enseñan en nuestros cursos. Sin embargo, más importante aún es la oportunidad que todos nosotros tenemos para atraer la asombrosa Luz de Acuario. Con la metodología y meditación adecuadas, esto puede acortar dramáticamente nuestra tarea de alcanzar nuestra conciencia de Mesías personal.
Durante el mes de Acuario el Centro de Kabbalah ofrece una meditación integral para aprovechar la infusión de Luz de conciencia de Acuario. Desafortunadamente, el hecho de que estas herramientas no estaban disponibles en el pasado no excusó a la humanidad de sufrir las difíciles consecuencias del holocausto y la destrucción. Hay una antigua regla en nuestro plano físico: la ignorancia de la ley no es excusa. A pesar de las tantas discusiones sobre por qué la humanidad no debió haber padecido las dificultades que han formado parte del panorama humano, sin embargo, como por milenios hemos sido privados de la conciencia y conocimiento, en el pasado la humanidad no tuvo la oportunidad de librarse del caos.
Tal y como lo estipula el Zóhar, el único camino y disciplina que puede llevar al hombre a un universo utópico es una conexión con la conciencia de Mesías, también conocida como el plano de la Realidad del Árbol de la Vida. Esta disciplina es de lo que la Kabbalah trata. Toda señal en nuestro nivel físico y material nos dice que la humanidad va bien en su camino hacia alcanzar la conciencia de Mesías. Gracias a las disciplinas y enseñanzas de la Kabbalah, la humanidad cosechará en un futuro cercano las recompensas y beneficios de felicidad que nos corresponden por derecho de nacimiento.
(Este artículo apareció originalmente en la Revista de Kabbalah Vol. 5 Tomo 1, 2000)