Si le preguntas a la mayoría de la gente qué distingue a una persona justa de una persona maliciosa, con frecuencia dirá que observemos las acciones de la persona. Alguien que comparte con los demás, hace voluntariado y hace todas las conexiones espirituales es una persona justa; mientras que alguien que lastima a otros y hace cosas negativas es una persona negativa. No obstante, según Rav Áshlag en Las Diez Emanaciones Luminosas, esta es la forma equivocada de verlo.
"Si alguien observa el mundo que le rodea y ve todo perfecto, entonces él también es perfecto.".
Rav Áshlag explica que no podemos distinguir entre alguien que está completamente conectado con la Luz del Creador y alguien que está completamente desconectado con tan solo mirar lo que hacen. Lo único que determina si una persona está conectada o no es cómo ella observa el mundo. Si alguien observa el mundo que le rodea y ve todo perfecto, entonces él también es perfecto. Alguien que ve oscuridad en el mundo es alguien que está desconectado. La conexión con la Luz del Creador no está en nuestras acciones, sino en nuestra percepción de la Luz del Creador.
Esta es una idea revolucionaria que Rav Áshlag nos enseña. A fin de estar verdaderamente conectados, debemos entender que todo lo que experimentamos proviene de la Luz del Creador, incluso las cosas que consideramos “negativas”. No hay nada en nuestro mundo que no tenga la función de ayudarnos en nuestro trabajo espiritual. Los desafíos que enfrentamos y las personas difíciles que nos encontramos son todos parte de nuestro proceso de transformación. Hasta las acciones que consideramos “negativas”, ya sean hechas por nosotros u otras personas, son parte de ese proceso. Si perdemos esto de vista, es entonces cuando nos desconectamos de la Luz del Creador. Por lo tanto, una persona justa (un tsadik) es alguien que ve la Luz en todo, mientras que una persona desconectada (un rashá) es alguien que solo ve oscuridad a su alrededor.
"¿Qué observo en el mundo?"
La mayoría de nosotros cae en algún lugar entre estos extremos, pero Rav Áshlag explica que estamos destinados a alcanzar el punto en el que veamos bondad en todo. Este es el propósito de nuestro trabajo espiritual y la medida que usamos para evaluar nuestro crecimiento espiritual. Cuando nos encontramos viendo negatividad a nuestro alrededor, ya sea en otras personas o en el entorno, es un indicador de que en cierta medida estamos desconectados de la Luz del Creador.
Imagina que hay una habitación con grandes ventanas que permiten que entre la luz. Cuando el sol brilla, se ilumina toda la habitación. Cuando el sol se pone, la habitación se vuelve oscura. La mayoría de las personas ve dos realidades diferentes: una en la que el sol brilla y otra en la que no brilla. Pero la habitación en realidad no cambia; no está influenciada por el hecho de que haya luz brillando o no. Aunque a veces no podamos percibir la Luz del Creador y las cosas parezcan oscuras en nuestra vida, nuestro trabajo es no permitir que eso afecte nuestra conciencia. Una persona puede estar en un estado de carencia total, pero si su conciencia es de perfección, entonces es perfecta. Nuestra conexión es afectada según dónde se encuentre nuestra conciencia, no lo que ocurra a nuestro alrededor.
Esta es la pregunta que debemos hacernos: ¿qué observo en el mundo? ¿Veo solo perfección, buenas personas y solo la Luz del Creador? Desafortunadamente, la mayor parte de nosotros todavía no está en ese punto. Pero si queremos saber cuál es el nivel máximo de conexión y qué es lo que hace que una persona sea justa, es la capacidad de solo ver bondad en el mundo. Esperemos que esto nos inspire a hacer el esfuerzo de transformar nuestra percepción y abrir los ojos para que veamos a la Luz del Creador en todas las cosas.
*Adaptado del curso de Michael Berg sobre Las Diez Emanaciones Luminosas, clase 39