¿Alguna vez te has detenido a observar tu sombra? Temprano por la mañana y al atardecer, su figura se alarga en el suelo. Al mediodía, es apenas un charco bajo tus pies. Va contigo a todas partes, incluso cuando no puedes verla, e imita todos tus movimientos.
El Creador es como nuestra sombra, una fuerza que nos sigue a todas partes y refleja nuestras acciones. La forma que adopta el Creador cambia, y a veces tenemos que girar para verlo, pero el Creador siempre está ahí, siguiéndonos, siguiendo nuestros pasos. Entender esto puede revelarnos poderosas herramientas espirituales que nos ayuden a cultivar una relación más cercana con el Creador, una relación llena de abundancia y bendiciones.
He aquí tres maneras en las que tus acciones influyen en tu conexión con el Creador:
La sabiduría de la Kabbalah enseña que cada persona tiene una relación diferente con el Creador conforme a sus acciones. La forma en que cada uno de nosotros interactúa individualmente con el Creador es única basada en la forma en que interactuamos con el mundo.
Hay una ley espiritual fundamental que dice que la forma en que nos comportamos en el mundo crea las cosas que vuelven a nosotros. Esta es una ley natural del universo, como la ley de la gravedad. Dado que el Creador actúa como nuestra sombra, cuanta más positividad emitamos en el mundo, más positividad atraeremos del Creador a nuestra propia vida. De este modo, nuestro comportamiento determina la forma en que el Creador se comporta con nosotros.
Esta comprensión puede influir en la manera en que vivimos nuestra vida. Cuanta más positividad inyectemos en el mundo, más positividad traerá el Creador a nuestra vida.
Cada vez que tratamos a los demás de forma negativa, la energía que creamos termina regresando a nosotros, normalmente resultando en una experiencia negativa. Puede tardar un día, una semana, un mes o incluso años, pero los efectos de nuestras acciones acaban por regresar a nosotros. Los kabbalistas llaman a este concepto “juicio”. Cuanta más negatividad emitamos en el mundo, más juicio atraeremos sobre nosotros.
Por otro lado, cuando perdonamos, mostramos compasión y nos resistimos a juzgar a los demás, el Creador actúa de la misma manera con nosotros, liberándonos del juicio que normalmente recaería sobre nosotros. Cuanto más podamos restringir nuestro juicio hacia otras personas, menos juicio experimentaremos en nuestra propia vida. Al interiorizar este concepto, puedes hacer que se convierta en una fuerza generadora de cambios positivos en tu vida.
A menudo nos dirigimos al Creador en tiempos difíciles, orando por un resultado determinado o hasta tratando de hacer un trato que funcione a nuestro favor. El concepto equivocado que muchos de nosotros tenemos acerca de la oración es que pensamos que se trata simplemente de pedir ayuda cuando la necesitamos. En realidad, el Creador solo puede compartir con nosotros de la forma en que nosotros compartimos con los demás. Debido a que el Creador refleja nuestras acciones, cuanto más tiempo dediquemos en compartir con los demás, más compartirá el Creador con nosotros, enviándonos abundancia y bendiciones.
Ser desinteresado y altruista son grandes cualidades a tener, pero saber que hay una infinidad de bendiciones que se pueden cosechar a través de compartir con los demás puede ser un poderoso motivador hacia un cambio positivo. Piensa en cómo quieres que el Creador se comporte contigo y empieza a comportarte así con los demás.
Sin importar lo que hagamos o adónde vayamos, nuestra sombra nos imita. Al igual que lo hace la Luz del Creador. La forma en que te comportas en el mundo es la forma en que el Creador se comporta contigo. Puedes cultivar tu relación única con el Creador a través de la manera en que tratas a los demás. Tú creas lo que regresa a ti. Cuanto más amoroso, generoso, compasivo y libre de prejuicios seas, más bondadoso será el Creador contigo.