“¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa olería igual de dulce si tuviese cualquier otro nombre”. Julieta dice esta frase en Romeo y Julieta de William Shakespeare para expresar su idea de que el nombre es algo irrelevante. Sin ánimos de irrespetar a Julieta, nuestros nombres de hecho poseen una importancia enorme en nuestra vida.
Ya sea dar nombre a una empresa, un hijo o una nueva mascota, solemos dedicar mucho tiempo a elegir un nombre, ¡y con razón! Estudios han demostrado que tenemos una conexión psicológica con nuestro nombre. La manera en que nos sentimos con nuestro nombre afecta nuestro bienestar mental, nuestra perspectiva de la vida y autorreflexión. Hay incluso estereotipos otorgados a ciertos nombres que influyen el modo en que la gente nos percibe, y algunos nombres están asociados a la “inteligencia” o la “riqueza”, por ejemplo. Pero, más allá de esto, los nombres también tienen una profunda relevancia espiritual.
He aquí tres razones espirituales por las que tu nombre importa:
1. Tu nombre es el conducto para que la Luz del Creador fluya a tu vida.
Los kabbalistas suelen decir que, cuando algo no está bien con el nombre de alguien, podría haber una carencia en el tipo de Luz y bendiciones que la persona puede atraer a su vida. Tanto así, que ellos hasta sugieren cambiar el nombre de un individuo si tiene mala fortuna de forma constante. Esto se debe a que nuestro nombre es el medio por el cual estamos conectados a la Luz del Creador.
Al igual que el cableado eléctrico que pasa de los postes a nuestros hogares, proporcionando así un conducto para la energía, nuestros nombres nos conectan con el Creador y actúan como canales a través de los cuales fluyen bendiciones a nuestra vida. No son simplemente una configuración de letras o sonidos para llamar a alguien, sino un cable poderoso entre nosotros y el Creador.
2. Tu nombre te conecta con personas que existieron antes que tú.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que nuestras almas tienen nombres incluso antes de que lleguemos a este mundo físico. Las almas que provienen de la misma rama del Árbol de la Vida comparten el mismo nombre en el mundo espiritual. Cuando nuestro nombre está conectado a la misma rama que la de un alma justa, estamos naturalmente conectados al poder de dicha alma.
Dar nombre a algo (en especial cuando se trata de un hijo) no necesariamente consiste en elegir un nombre que nos agrade o no, sino de llegar a conocer el verdadero nombre del alma. Ponerle a un niño el nombre de otra persona puede limitar su potencial y cargarlo con un bagaje innecesario, o puede conectarlo con el poder de las almas justas que han venido antes que él. Al meditar y determinar el nombre de esa alma, podemos conectarla con un poderoso conducto de Luz que ya existía antes de que naciera.
3. Estar a la altura de tu nombre significa estar a la altura del potencial de tu alma.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que, después de que una persona muere, el Creador le pregunta: “¿Cuál es tu nombre y estuviste a la altura de él?”. En otras palabras, nuestros nombres representan nuestro potencial. El propósito de nuestras vidas mientras estamos en este mundo físico es desarrollar nuestros nombres a través de acciones de compartir, transformación y crecimiento.
Para asegurarte de que estás expandiendo tu nombre y viviendo a la altura de tu potencial, haz una auditoría de tu alma todos los días antes de acostarte o cuando te levantes por la mañana. Pregúntate a ti mismo: ¿En qué he fallado? ¿En qué he tenido éxito? ¿Cómo puedo actuar mejor? ¿Estoy haciendo lo que mi alma vino a hacer a este mundo? Si te haces estas preguntas cada día, te resultará más fácil invertir energía en los lugares que más te fortalecerán.
¿Qué hay en un nombre? Aparentemente, mucho. Nuestro nombre no solo influye en cómo nos percibimos a nosotros mismos y cómo nos perciben los demás, sino que tiene importantes funciones espirituales. Nos conecta con el Creador, con las almas que nos antecedieron y con nuestro propio potencial. Hazte dueño de tu nombre y comprende que es el conducto de la Luz de tu alma. Esfuérzate por llenar ese nombre con toda la Luz y el potencial posibles el día de hoy.