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Cuando el trabajo arduo no es la respuesta

Monica Berg
Enero 8, 2024
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¡Estamos en un nuevo año! El hechizo de las fiestas ha vuelto a llegar a su fin, y miramos hacia el futuro, imaginando todas las formas en que nos gustaría que se desarrollara el año 2024. Ya sea que hagas propósitos de Año Nuevo, una lista de metas o establezcas intenciones, se puede decir que todos tenemos algo por lo que estamos trabajando y que probablemente ya haya un plan de acción sólido. Pero ¿qué pasa si un plan de acción no es exactamente la mejor manera de lograr tus metas? ¿Qué pasa si el trabajo arduo es lo opuesto a lo que necesitarás para tener éxito?

En un mundo que glorifica el trabajo duro y la perseverancia, podría parecer contradictorio sugerir que el trabajo duro no es una virtud. Sin embargo, el trabajo arduo e incansable en la búsqueda de objetivos —en especial cuando no hay pensamiento estratégico o enfoques equilibrados— puede conducir al agotamiento, resultados mediocres y efectos muy adversos en nuestro bienestar. El trabajo arduo tiene más matices de lo que crees, y no tiene por qué implicar vigilias, largas jornadas de trabajo o no dar prioridad al descanso, el tiempo en familia o la diversión. 

Ahora bien, ciertamente no estoy abogando por que nos quedemos de brazos cruzados y reduzcamos nuestra ambición hasta su mínima expresión. Trabajar constantemente en pos de nuestras metas y dedicarnos a un cambio positivo no solo es algo en lo que creo personalmente, sino que también es el camino hacia las versiones más plenas de nuestras vidas. Pero cuando el trabajo arduo comienza a deteriorar nuestra percepción general de alegría y felicidad, es una señal de que debemos dar un giro. Por lo tanto, exploremos algunas otras formas de alcanzar el éxito y la plenitud que no incluyen noches en vela.

Un día de trabajo no programado por semana

Esto ha sido realmente poderoso para mí, ¡y puedo dar fe de su potencial para cambiarte la vida! Por lo general, el agotamiento llegaba el martes por la noche. Me agotaba el lunes y el martes por completo: mi semana laboral a veces comenzaba un sábado por la noche e incluso parte del domingo. Para el miércoles, sentía que había perdido el deseo por la mayoría de las cosas… y ahí entra el cambio: un miércoles totalmente no planeado

Una amiga mía me contó que después de haber obtenido un gran ascenso que le sumó todavía más actividades, su mentor le dijo que comenzara a no planear nada en [inserte día] cada semana. Sin reuniones, sin citas, nada. De esa manera, podía llenar el día con cualquier cosa que se sintiera obligada a hacer. Ella me dio este sabio consejo cuando yo misma había recibido más responsabilidades. Entonces, si un miércoles (mi día elegido) estaba de humor para conversar, podía hacer o recibir llamadas que necesitaba; si me sentía introspectiva, podía escribir o estudiar; si mis hijos me necesitaban, podía darles un poco más de tiempo ese día. 

Haz primero las tareas más difíciles 

Mark Twain dijo una vez: “Cómete una rana viva a primera hora de la mañana y no te pasará nada peor que eso el resto del día”. Creo que lo que quiso decir con esta atrevida frase es que primero debemos hacer la tarea más difícil. Nuestros cerebros están en su punto más funcional por la mañana después de una buena noche de descanso. Si hay tareas que requieren más concentración de tu parte, reserva un tiempo por la mañana para abordarlas. Esto incluye tareas que estás evitando o que generalmente son más difíciles de completar, como reorganizar tu armario, reestructurar tu presupuesto o hacer ejercicio.

Divide las tareas en porciones pequeñas

En lugar de terminar un capítulo entero de tu novela de una sola vez, comprométete a escribir solo dos párrafos. En lugar de reorganizar los contenedores de juguetes de tu hijo, comprométete a seleccionar solo los juguetes que son para regalar. En lugar de saltar a una dieta restrictiva de la noche a la mañana, comprométete a pasar un día completo sin comer alimentos procesados o azúcar. Deshazte de la idea de “concluir” o “perfeccionar”, y acoge la consistencia y el progreso lento. He aquí un consejo útil: no dediques más de una hora a una tarea al día. Si ya tienes problemas para concentrarte, procura dedicar 30 minutos. La idea aquí es que el progreso supera a la perfección, ¡y es probable que descubras que los objetivos se cumplen más rápido de lo que crees!

Programa tiempo para no hacer nada… todos los días

Casi puedo oír a otros padres gritar: “¡¿No hacer nada?! ¡Imposible!”. Créeme, es posible, en especial cuando lo consideras como otra parte de tu rutina diaria. No hacer nada, o “tiempo libre con propósito”, como lo llamaba Aristóteles, es cualquier cantidad de tiempo en el que no estamos descansando o trabajando. Podría significar dar un paseo de 15 minutos sin tu teléfono. Podría significar beber el café de la mañana con la mayor atención posible. Podría significar configurar tu alarma matutina 30 minutos antes para permitirle comenzar el día sin distracciones ni exigencias. Tomar estos pequeños descansos a lo largo del día puede aumentar tu productividad —sin mencionar su beneficio para tu salud mental— de manera milagrosa y también te da algo agradable que esperar en los días que son más estresantes.

Sé compasivo contigo mismo

Las enseñanzas de la Kabbalah nos dicen de muchas maneras que el proceso en realidad es el propósito. A medida que trabajas para alcanzar tus metas y sueños, recuerda que el logro final es en quién te conviertes en tu viaje. Esto puede ayudarte a tener compasión de ti mismo cuando las cosas no salen según lo planeado, cuando no cumples con tus plazos o cuando las cosas demoran más de lo que te gustaría. Nuestras vidas son una cocreación con el Universo, y cuando podemos tener confianza y certeza en nuestro camino, consiste menos en trabajar más duro o ser perfectos y más en disfrutar cada momento tanto como sea posible.

Entiende la ley de los rendimientos decrecientes

La ley de los rendimientos decrecientes es un poco como pedir tu pizza favorita. ¡Imagina que tienes mucha hambre y esa primera porción es increíble! La segunda sigue siendo buena pero no tan satisfactoria. A medida que sigues comiendo, cada porción adicional te da menos felicidad y, finalmente, incluso podrías sentirte hastiado. Ahora, aplica esta idea a otros aspectos de la vida, como trabajar en un proyecto. Al principio, dedicar más tiempo y esfuerzo podría aumentar tu productividad, pero llega un punto en el que trabajar más no te da el mismo rendimiento; de hecho, casi parece ser lo contrario. Es posible que te canses, cometas más errores y simplemente seas menos eficiente. Trabaja duro cuando te sientas inspirado y, cuando no, tómate un descanso. ¡Tu mente, tu cuerpo y tu proyecto te lo agradecerán!

El trabajo arduo siempre tendrá un papel vital para lograr el éxito, y hay momentos en los que será necesario, incluso inevitable. Pero es importante entender los percances de excedernos; es esencial reconocer sus limitaciones. Al fin y al cabo, lo que todos queremos es más alegría, más creatividad, más conexión con nuestros seres queridos y una experiencia de vida más plena. Y podemos tener todo eso en este instante. La clave está en entender cuándo trabajar duro y cuándo dar un paso atrás. Mi deseo para ti en el año 2024 es que midas tu éxito en cuántos días pases sintiéndote saludable, alegre y agradecido.


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