¿Recuerdas cuando eras un niño y te preguntabas de dónde venías y qué hacías aquí? Esas no eran las reflexiones de un niño sino, como lo explica Rav Berg, eran los intentos del alma de mostrarte cómo tener todo lo que quieres de la vida.
Por miles de años los filósofos han estado fascinados con la pregunta “¿Por qué estamos aquí?” y han escrito mucho sobre ello. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de material disponible, he encontrado muy poca información relevante para el día a día de la humanidad.
Hasta ahora la ciencia ha estado ocupada sólo determinando el inicio del universo, siendo la edad de éste o del hombre factores significativos en su búsqueda de lo desconocido. No obstante, las conclusiones a las que ha llegado la ciencia sobre la evolución del hombre han generado críticas de las personas religiosas, quienes rechazan la versión científica de la creación, la catalogan como inaceptable frente a su propia interpretación de las referencias bíblicas sobre el Génesis.
El Big Bang ha sido el centro de las conclusiones de la ciencia sobre el origen del universo. Sin embargo, la ciencia aún no tiene claro por qué o cómo ocurrió el Big Bang. Tan raro como pueda sonar, la ciencia aún está a tres segundos del Big Bang inicial. La incerteza alrededor de este enfoque del origen del universo ha creado más preguntas de las que ha respondido.
Cuando consideramos el Big Bang como un punto de inicio para nuestra investigación sobre cómo comenzó el universo, es lógico que una persona normal cuestione cómo una explosión que no se ha explicado pudo crear un universo tan bien estructurado. Hasta algo tan pequeño como la impresión de un periódico desafía la lógica científica presente que explica la creación del universo. ¿Acaso alguien cree que un periódico pueda imprimirse sin un pensamiento previo de su propósito o que pueda crearse él mismo al azar?
Creo que la ausencia de una respuesta razonable a esta pregunta ha sido la razón principal por la que el hombre no puede o no quiere involucrarse con una pregunta tan filosófica como el por qué.
Sin embargo, lo que más me ha sorprendido es que, en general, la pregunta de por qué comenzó el universo y la humanidad ha sido una pregunta que la ciencia ha ignorado por completo. Me parece que la ciencia ha tenido la tendencia a moverse del final al principio. Prefieren estudiar la manifestación física de algo y luego estudiarlo hacia atrás a partir de allí. Después de todo, por eso los llaman físicos: su atención está dirigida hacia la manifestación física de las cosas en lugar de estarlo hacia la motivación o el propósito detrás de ellas. Desafortunadamente, la ciencia aún está atascada en el cómo de las cosas en lugar del por qué. El área en la que el pensamiento produjo estas manifestaciones físicas ha sido dejada al ámbito de la metafísica, aquella en donde se origina el pensamiento y la cual está completamente más allá del alcance de la investigación científica.
Podemos ver esto en nuestras actividades diarias. ¿Puede alguno de nosotros imaginarse una vida de existencia sin considerar primero lo que deseamos y luego hacer que se manifieste? Podemos asumir que sólo un tonto actúa y luego piensa en lo que debe hacer. Entonces, la pregunta obvia que deberíamos hacernos es, ¿cómo y por qué la ciencia decidió ignorar el pensamiento que, necesariamente, tuvo que haber precedido a la realidad física? La pregunta sobre qué es el Big Bang tuvo que haber surgido junto a la pregunta de por qué hubo un Big Bang.
Esto puede dar al menos una respuesta de por qué la gente en general no está interesada en por qué estamos aquí. Después de todo, ¿qué diferencia realmente hace saber el propósito? Mientras la ciencia progresa en su modo académico sobre todos los temas, la humanidad se relaciona con ellas de manera similar. En muchas ocasiones he hecho esta pregunta sobre los científicos (junto a mi ejemplo del tonto que ignora por completo la importancia de un pensamiento previo a la actividad física). ¿Por qué y cómo han ignorado la posibilidad de que un pensamiento o conciencia existió antes de la realidad física del universo y la humanidad?
La respuestas han sido variadas, pero en ninguna ocasión los científicos han expresado una necesidad de reconocer la importancia de qué pensamiento llevó a la creación del universo y la humanidad. Mi ejemplo del tonto ha sido y continúa siendo ignorado. Desde una perspectiva kabbalística, una vez que lleguemos a entender “por qué estamos aquí” o por qué se originó el universo, entonces estaremos en el camino a la eliminación del dolor y el sufrimiento que ha formado parte de los escombros que han sido puestos como desperdicio en el paisaje de la existencia humana.
Uno podría preguntarse por qué los kabbalistas relacionan la existencia del caos con una falta de entendimiento sobre el pensamiento detrás de la creación del hombre y el universo. Más aún, ¿por qué esta ausencia de comprensión evita la eliminación de caos de nuestra vida? La respuesta está en nuestra ignorancia, tanto de cómo apareció el caos como de las leyes universales de satisfacción y tranquilidad.
Las leyes universales dictan que la humanidad no puede recibir nada mientras no se haya abordado el tema de la Ley del Pan de la Vergüenza. El Pan de la Vergüenza es una de las leyes universales que requiere que haya alguna forma de restricción en nuestro Deseo de Recibir o haya algún aspecto de compartir en cada acción que realizamos. El Deseo de Recibir innato, que existe en la humanidad y hasta en lo inanimado, no es negativo en sí mismo. Sin embargo, las leyes universales requieren que estas dos condiciones, restricción y compartir, deben cumplirse antes de que todo el mundo, con el hombre como su centro, pueda recibir la beneficencia de la Fuerza de Luz.
Si no se abordan estas dos condiciones, el resultado es caos. Esto se puede comparar con una bombilla. Si el filamento, o elemento de restricción en la bombilla, no funciona, la bombilla hará cortocircuito y provocará algún tipo de apagón o “caos”.
Todo el universo funciona bajo este simple pero importante sistema que le da al hombre la opción de crear el caos con el que muchos de nosotros, desafortunadamente, estamos familiarizados o de optar por el circuito que incluye las dos dimensiones necesarias para una vida llena de satisfacción y tranquilidad. Lo que debemos entender es que una vez que decidamos, que el libre albedrío que se le ha dado al hombre, no podremos cambiar la dinámica del universo o las consecuencias de nuestra decisión.
En consecuencia, ignorar la razón de por qué estamos aquí o por qué fue creado el universo en primer lugar, sólo puede llevarnos al caos que está a nuestro alrededor.
Hemos sido puestos en este universo con el sólo propósito de eliminar el Pan de la Vergüenza. En esencia, esto significa que no podemos recibir la beneficencia de la Fuerza de Luz sin cumplir con los dos requerimientos anteriormente mencionados. El universo fue creado como un lugar en el que la humanidad pudiera eliminar el Pan de la Vergüenza efectivamente.
La razón por la que existe la doctrina del Pan de la Vergüenza está directamente relacionada con la condición que existía previamente a la creación del hombre y el universo físico. Antes de la aparición de nuestra realidad física, la beneficencia de la Fuerza de Luz cubría a toda la humanidad (específicamente al 99 % de la composición de la humanidad, es decir, el alma). Nuestras almas se avergonzaron por esta abundancia continua del Creador y porque nosotros, las almas, no podíamos hacer ningún esfuerzo por merecerla. Por eso, exigimos que la Luz dejara de compartir Su beneficencia con nosotros hasta que pudiéramos ganárnosla. En consecuencia, fue creado el mundo físico para darnos un escenario en el que pudiéramos alcanzar la eliminación de la vergüenza.
Sin embargo, si nos quedamos sin explicación alguna de por qué estamos aquí, no veremos la razón para incorporar las dos condiciones que se requieren para mantener un circuito de energía o continuidad. Así pues, terminaremos siendo recipientes de cortocircuitos o falta de continuidad y caos.
En conclusión, la eliminación de caos de nuestra vida depende directamente de nuestro entendimiento de por qué estamos aquí y, aún más importante, la implementación de una conciencia de restricción y un Deseo de Compartir. Tal y como hemos aprendido de la Kabbalah, la raíz de las cosas siempre determinará los resultados. Con las directrices e información adecuada, nuestro proceso de pensamiento puede ayudar a alcanzar la meta que toda la humanidad ha intentado alcanzar por mucho tiempo, ya que el pensamiento debe preceder a la realidad física.
Este artículo apareció originalmente en la Revista de Kabbalah, Vol. 4, Número 2, Primavera/Verano de 1999