Todos hemos oído la expresión: “Solo se vive una vez”. Y aunque eso puede motivarnos a aprovechar el día, también hay lecciones espirituales y prácticas que podemos aprender del concepto de la reencarnación. La reencarnación es el entendimiento de que, después de morir, nuestra alma renace en otro cuerpo donde continuamos nuestro viaje de aprendizaje y crecimiento en una nueva vida. Es un ciclo de nacimiento, evolución, muerte y un nuevo nacimiento.
La reencarnación es un concepto fascinante que se suele asociar con el hinduismo o el budismo, pero, de hecho, es una creencia muy fuerte en la Kabbalah también. Ya sea que creas en la reencarnación o no, este concepto puede ofrecer una perspectiva para muchas de las preguntas con las que venimos al mundo, como: “¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué pasamos por desafíos? ¿Hay vida después de la muerte?”.
He aquí tres lecciones que podemos aprender del concepto de la reencarnación:
1. No estamos destinados a seguir siendo los mismos. El propósito de nuestra vida requiere que crezcamos constantemente de forma positiva.
La sabiduría de la Kabbalah enseña que cada uno de nosotros tiene un propósito único en este mundo que estamos destinados a cumplir. Esto es algo que nos desafía inmensamente e implica que hagamos una gran transformación. Pero no siempre terminamos nuestro trabajo en una sola vida. De hecho, nos es tan difícil que a menudo nos lleva muchas vidas lograrlo. El trabajo que queda incompleto en una vida se retoma en una vida futura hasta que la tarea de transformación sea completada.
Saber que el objetivo de la vida es desarrollar las partes que nos resultan más difíciles puede inspirarnos a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. Cuando realizamos acciones positivas que nos desafían y nos empujan a salir de nuestra comodidad, avanzamos hacia la concreción del trabajo de nuestra alma. Tan solo ser buena persona no es suficiente; cada día debemos esforzarnos para ser versiones aún mejores de nosotros mismos.
2. Los desafíos pueden impulsarnos a crecer y repensar nuestro enfoque.
Cada vez que vivimos algo doloroso o difícil, se puede sentir como si estuviésemos siendo castigados o que somos víctimas de la mala suerte. En realidad, nuestra alma sabe que necesitamos crecer para completar nuestro trabajo de vida y, cuando no crecemos lo suficiente o de la forma adecuada, sabe que necesitamos una llamada de atención para motivarnos. A veces esa llamada de atención puede ser desagradable, pero, en definitiva, es para nuestro beneficio. Nos ayuda a reevaluar nuestro camino para ver qué nos funciona y qué no.
Cada uno de nosotros tiene la capacidad y el conocimiento para completar su trabajo de vida sin ningún dolor, pero es tan fácil perder de vista nuestros objetivos que con frecuencia necesitamos una sacudida para mantener el rumbo. Todos cometemos errores y tropezamos a lo largo del camino, y eso es una parte importante del proceso. Recuerda que todo lo que ocurre en nuestra vida, tanto lo positivo como lo negativo, contiene una lección destinada a ayudarnos a crecer. Cuando las cosas sean difíciles, confía en que puedes usar la experiencia para convertirte en una versión todavía mejor de ti mismo.
3. Todas las personas de nuestra vida tienen un propósito. Hay un panorama más amplio que no siempre vemos.
A menudo vamos por la vida pensando que las cosas son fortuitas, incluso las personas que entran y salen de nuestra vida. La sabiduría de la Kabbalah enseña que nuestras vidas están perfectamente diseñadas para cada uno de nosotros y eso incluye a todas las personas que conocemos y con las que nos encontramos: hermanos, amigos, familia, socios, relaciones y hasta desconocidos en la calle.
El concepto de reencarnación nos ayuda a comprender por qué tenemos una fuerte reacción, positiva o negativa, ante determinadas personas. Es muy probable que hayamos pasado por múltiples vidas con esas personas, y hay un panorama más amplio que no vemos. ¿Quién sabe lo que le hicimos o dejamos de hacer a alguien en una vida pasada o qué deudas pendientes tenemos con esa persona? Tal vez lo que está sucediendo ahora mismo y que no tiene sentido en realidad se deba a algo que ocurrió hace 40 vidas.
Si podemos pasar nuestro día teniendo este concepto presente, podremos transitar nuestras interacciones con más claridad y mejor preparados. Las personas que nos enojan o nos frustran pueden desafiarnos a ser más compasivos y amables, mientras que las personas que nos quieren y nos apoyan pueden ayudarnos a vernos a nosotros mismos con más claridad.
La reencarnación no es tan solo una teoría espiritual, sino también un impulso para el cambio. Da sentido a nuestra vida y propósito a la muerte. Comprender que tenemos un trabajo difícil que hacer, sin importar cuántas vidas tardemos en completarlo, puede ayudar a motivarnos para mirar en nuestro interior, impulsarnos a crecer y aprender de cada experiencia e interacción.