Una de las partes más importantes de nuestro trabajo espiritual es dedicar tiempo a hacer introspección, reflexionar sobre quiénes somos, en quiénes queremos convertirnos y qué tomará para llegar allí. La autoevaluación es una herramienta poderosa vinculada a nuestra conciencia personal, autocrítica y aprobación interna. Los kabbalistas se refieren a esto como “inspección del alma”, un proceso que tiene varios beneficios espirituales.
He aquí tres razones por las que la autoevaluación debería convertirse en una parte cotidiana de nuestro viaje espiritual:
1. La autoevaluación te inspira a hacer un cambio positivo. La introspección constante, profunda y sincera puede revelar la dirección en la que queremos marche nuestra vida y los cambios que necesitamos hacer para alcanzar nuestras metas. Esto puede ser realmente emocionante porque nos recuerda de cuánto somos capaces y nos da un camino claro a seguir. Sin embargo, hay un peligro que acecha cuando nos autoevaluamos y es el de sucumbir al juicio.
La autoevaluación nos impulsa hacia nuestras metas con entusiasmo, mientras que el juicio nos limita mediante sentimientos de tristeza y depresión. Puede ser desalentador reconocer cuán lejos estamos de alcanzar nuestras metas o cuántos errores hemos cometido en nuestro camino hacia ellas. A veces nos juzgamos con tal severidad que nos paralizamos con odio por nosotros mismos. Puede comenzar a sentirse como una tarea tan imposible de cumplir que simplemente nos rendimos.
Al momento de evaluarte a ti mismo, tus metas y tu vida, existe un método seguro para saber de dónde provienen tus pensamientos: ¿te sientes inspirado y emocionado por hacer un cambio o deprimido y desalentado con la idea? Si no te sientes entusiasmado por los pasos que necesitas tomar, entonces tu autorreflexión proviene del juicio en lugar del amor propio. Suelta el miedo, la autoindulgencia y la desesperanza, ¡y acoge las posibilidades de lo que puedes lograr!
2. La autoevaluación es la clave para revelar tu potencial ilimitado. Desde la mirada de un niño, cualquier cosa es posible. A medida que crecemos, nos volvemos indiferentes. Pensamos que hemos visto suficiente dolor, fracaso y rechazo para aceptar que quizá las cosas nunca mejorarán y que no podemos cambiar. En realidad, cada uno de nosotros es capaz de mucho más de lo que jamás podríamos imaginar. De hecho, el mismísimo propósito de nuestra vida es transformarnos en algo mucho más grande de lo que somos ahora. La única manera en la que podemos convertirnos en las personas que estamos destinados a ser es a través de autoevaluarnos constantemente.
Sin importar cuántas cosas positivas hayas hecho o cuántas proezas increíbles hayas logrado, ten la certeza de que la persona que estás destinado a ser es mucho más grande de la que eres ahora. ¡Esto no es algo negativo! Significa que tu potencial es tan poderoso e ilimitado que apenas has comenzado a revelar una fracción de este. Lo que estás destinado a hacer, lograr y aportar a este mundo es mucho más de lo que puedes concebir. Y la única manera de comenzar a trabajar en esto es mediante la autoevaluación constante de tu alma.
3. La autoevaluación te ayuda a alcanzar el verdadero objetivo: ser como el Creador. La sabiduría de la Kabbalah enseña que todos estamos destinados a ser como el Creador. ¡Es una idea sublime! Piensa en cuánta bondad y dicha existe dentro del Creador, una fuente ilimitada de generosidad y Luz. La mayoría de nosotros estamos simplemente intentando tener un poco menos de caos o carencia en nuestra vida. Pero saber que estamos destinados a ser como el Creador sube el nivel todavía más.
Esto significa que nuestras vidas no consisten únicamente en ser mejores personas. Si tan solo estuviésemos destinados a ser buenas personas, no habría necesidad de una transformación radical en nuestra vida. Quizá podríamos trabajar en algunos aspectos de nuestro ser e intentar ser buenos con los demás, pero convertirse en un ser de bondad, alegría y bendiciones ilimitadas… implica trabajo arduo. Está más allá de nuestra comprensión, pero nos da un sentido de la verdadera meta por la cual nos esforzamos.
La parte inspiradora de esto es que significa que cada uno de nosotros tiene en su interior el potencial maravilloso de ser como el Creador. En algunos momentos, todo lo que podemos hacer es sobrevivir; pero tarde o temprano, debemos dedicar tiempo a concentrarnos en la verdadera meta final de ser como el Creador. Solo a través de la autoevaluación podemos siquiera comenzar a trabajar en esta meta.
La autoevaluación es una parte clave de nuestro trabajo espiritual y una que es muy fácil de ignorar. Nos ubica en el camino para transformar nuestra vida y revelar la inmensa grandeza de nuestra alma. Dedica tiempo cada día a la introspección sincera y la reflexión, y observa cuán poderoso eres realmente.